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World Vision (Visión Mundial) ha anunciado que su filial americana ajustará su código de conducta para permitir en sus filas a parejas del mismo sexo que estén legalmente “casadas”. Con la esperanza de mantener a la organización evangélica fuera de los debates sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, el presidente Richard Stearns ajustó el código de conducta de los empleados sobre la sexualidad dentro del concepto del “matrimonio”, ya sea entre hombre y hombre o entre mujer y mujer.

En otras palabras, si bien declaró no tomar una posición sobre la redefinición del matrimonio, su organización ya lo ha redefinido.

Algunos observadores están eufóricos.

Los evangélicos están conmocionados.

Muchos están indignados.

No importa lo que usted piense acerca de esta decisión, espero que tenga un sentido de dolor… por los niños. Esta es una historia con un significado profundo y duradero, porque hay vidas de infantes que dependen de nuestra respuesta. Los niños sufrirán mientras los evangélicos pierden la confianza y dejan de apoyar a World Vision en el futuro. Tomará tiempo para los evangélicos iniciar nuevas organizaciones que mantengan los conceptos cristianos históricos del pecado, la fe y el arrepentimiento.

Mientras tanto, los niños sufrirán. Sin necesidad. Es por eso que los críticos de la protesta evangélica hacia World Vision dirán: ¡Supérenlo! ¡Los niños son más importantes que lo que los hombres y las mujeres opten por hacer con su vida sentimental! Por extraño que parezca, estamos de acuerdo. De hecho, esta es una de las principales razones por las que estamos en contra de la redefinición del matrimonio. Creemos que los niños son más importantes que los gays y las lesbianas que tienen relaciones románticas consagradas como “matrimonio”.

Los niños son los que sufren cuando la sociedad dice que no hay diferencia entre una mamá o un papá.

Los niños son los que sufren cuando los intereses románticos de la pareja superan el desarrollo sano de un niño, ya sea con leyes que faciliten el divorcio, o en la redefinición de la institución central de la sociedad.

Los niños son los que sufren cuando mamá y papá deciden vivir juntos, como si su relación fuera una prueba larga o una audición, una decisión que no le puede proporcionar a sus hijos la seguridad que proporciona el matrimonio.

Los niños son los que más sufren cuando las carreras profesionales son más importantes que el matrimonio, cuando el romance es más importante que la reproducción, cuando el sexo es una mercancía, cuando se debilita una cultura del matrimonio.

Los niños son los que más sufren cuando las organizaciones como World Vision, con el pretexto de neutralidad, adoptan políticas que consagran una falsa definición del matrimonio, mientras en la misma declaración dicen que no tomarán ninguna posición.

Los niños son los que sufren cuando el presidente Obama (con razón) lamenta el abandono paterno en la comunidad afroamericana, y al mismo tiempo hace campaña a favor de las leyes matrimoniales que harían a los padres totalmente innecesarios.

Los niños son los que sufren y mueren cuando la “libertad sexual” significa el derecho de una madre a tomar la vida de su hijo por nacer. El sexo es nuestro dios. Los niños son nuestro sacrificio.

Así que, sí, nos afligimos por los niños de todo el mundo que se verán afectados negativamente por la decisión de World Vision y la respuesta del pueblo evangélico. Pero también nos afligimos por los niños aquí en casa que están creciendo en una cultura en la que la idolatría sexual distorsiona el significado del matrimonio y la belleza del diseño original de Dios. Este es un día para llorar por los niños.

Traducido por Jesús Eddy García.

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