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Una manera sencilla de orar todos los días

De todas las cosas por las que se conoce a Martin Lutero, entre las más importantes está su dedicación a la oración. Él es famoso por decir: “Tengo tantas cosas qué hacer que debo invertir las primeras tres horas en oración’’. Y no exageraba. Muchos de sus amigos y estudiantes testifican que pasaba varias horas sobre sus rodillas en una ferviente y diaria oración, y a menudo lo hacía en momentos durante del día que parecían inoportunos.

En una ocasión, el barbero y amigo de mucho tiempo de Lutero, Peter Beskendorf, le preguntó si podía enseñarle a orar. Lutero respondió escribiéndole a Beskendorf una carta que llamó Una manera sencilla de orar. La carta de Lutero es un banquete para todos los cristianos que tienen hambre de tener una vida de oración más rica y satisfactoria.

Aunque yo animaría a cualquiera a disfrutar del banquete entero, por ahora simplemente proveeré el primer platillo: una manera sencilla de orar, usando la oración del Señor.

En cualquier época nos distraemos

¿Pero por qué acudimos a Lutero para que nos ayude a orar en pleno siglo 21? La mayoría de los problemas modernos sobre la oración nacen de la distracción: alertas de email, notificaciones de Facebook, y medios de comunicación que se actualizan constantemente. ¿Cómo puede Lutero ayudarnos con este tipo de problemas?

De hecho, Lutero aborda este obstáculo directamente en su carta. Escucha cómo sus palabras hacen eco a tus propias dificultades con la oración:

Guárdate de aquellas falsas ideas engañosas que te dicen: ‘‘Espera un ratito. Oraré en una hora; primero tengo que atender esto o aquello”. Ese tipo de pensamientos te apartan de la oración y te llevan a atender otros asuntos que te distraen, de manera que la oración nunca llega…

Debemos ser cuidadosos de no romper el hábito de la verdadera oración, y de suponer que otros quehaceres son más necesarios, ya que a fin de cuentas no lo son.

Es extrañamente alentador recordar que esa tentación a distraernos de la oración por querer hacer tareas “más productivas” no es único de la era digital. El problema de nuestra falta de devoción a la oración no está simplemente en nuestros smartphones o itinerarios. El problema está en nuestros corazones. Así que, si realmente queremos crecer en nuestra vida de oración, tenemos que luchar en contra de algo más profundo: nuestros afectos y deseos más internos. Y aquí es donde el Padre Nuestro es de más ayuda.

Cómo orar como Jesús nos enseñó

Primero, Lutero recomienda simplemente orar la oración de corrido una vez, como está escrita en el evangelio de Mateo (Mateo 6:9-13). Después aconseja regresar al principio de la oración y orar cada petición individualmente:

  • Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre.
  • Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
  • Danos hoy el pan nuestro de cada día.
  • Y perdónanos nuestras deudas,
  • Como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
  • Y no nos metas en tentación, sino líbranos del mal. 
  • Porque Tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre.
  • Amén.

Lutero nos exhorta a que cada petición nos guíe en nuestra oración. Así que, después de orar, “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre”, prosigamos a orar, “Sí, Padre, es tu gran deseo que tu nombre sea temido y reverenciado por quién eres: nuestro Dios, nuestro Creador, el Santo, quien en impensable misericordia diste a tu único Hijo para salvarnos de tu ira por nuestro pecado”.

Entonces podemos movernos hacia la siguiente petición: “Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”, y orar: “Sabemos que Jesús está reinando justo ahora con autoridad sobre todas las cosas, y aun así experimentamos mucho quebrantamiento aquí en la tierra. Padre, trae hoy tu reino en una gran medida, empezando en mi propio corazón y desbordado en mi hogar, comunidad, ciudad, nación, y hasta lo último de la tierra”.

Finalmente, nos pasamos a través de cada petición hasta que alcanzamos el “amén”. Posiblemente nos inclinemos a pensar que el amén es la parte más simple e insignificante de la oración del Señor. Sin embargo, Lutero no lo descarta tan rápido. En lugar de eso, nos exhorta a hacer un audaz, poderoso y confiado amén.

Siempre debes decir el amén con firmeza. Nunca dudes que Dios en su misericordia verdaderamente te escucha y dice “sí” a tus oraciones… No termines tu oración sin pensar: “Muy bien, Dios ha escuchado mi oración; lo sé con certeza y verdad”. Eso es lo que amén significa.

Tres beneficios de orar el Padre Nuestro

Probablemente hay docenas de beneficios de orar a Dios como Él mismo nos enseñó. Aquí, solamente ofreceré tres. Orar la oración del Señor nos permite:

1. Buscar primero su reino y su justicia (Mateo 6:33).

Personalmente, mis oraciones se enfocan en mi interior, y se centran en mi confesión, mis problemas, y mis peticiones. Orar el Padre Nuestro como Lutero recomienda nos ayuda a ser más conscientes de Cristo y otras personas, y de la amplia misión de Dios hacia otros.

2. Disciplinar nuestras mentes que divagan.

Nuestras mentes divagan fácilmente cuando oramos. En un momento estoy orando, y al siguiente estoy pensando en el email que tengo que responder. Utilizar la estructura de la oración del Señor me ayuda a identificar cuándo mi mente ha divagado, y me ayuda a recordar dónde retomar la oración de nuevo.

3. Construir una cerca para que nuestras oraciones corran libres dentro de ella.

Como mencioné antes, nuestra falta de devoción a la oración es mayormente un problema del corazón. Algunas personas hacen a un lado este método de oración diciendo que es demasiado estructurado y que restringe el fluir del Espíritu Santo. De hecho, he descubierto que verdaderamente pasa lo contrario.

Siempre he preferido las oraciones espontáneas que expresan los anhelos y deseos del corazón. No he encontrado que lo estructurado y lo espontáneo estén en desacuerdo. Me sorprendió saber que cada vez que oro el Padre Nuestro como Lutero lo recomendó, mis oraciones han sido más ricas, más profundas, y más reveladoras, y han liberado afectos que de otra manera rara vez se dejan ver.

Aprendiendo a desear a Dios como Dios desea

¿Por qué Jesús recomendó ‘‘orar así’’ (Mateo 6:9)? Jesús no nos dio unas palabras para aquellos discípulos que no tienen nada más que decirle a Dios. Más bien, la oración del Señor está ideada para tener un efecto total y transformador en nuestro corazón, ayudándonos a ver y anhelar las mismas cosas que Dios anhela. Esencialmente, que veamos y experimentemos más de Dios mismo en nuestros corazones y vidas.

Obviamente, no hay atajos para conseguir una vida perfecta de oración, pero he descubierto que el método de Lutero es un arma efectiva en la lucha por una vida de oración más rica. Personalmente, he experimentado un renovado sentido de expectación en la oración, con más entusiasmo e intención, y un amor más profundo por Jesús, además de una apreciación mayor por el regalo de la oración que Cristo ganó en la cruz. Puesto que me ha beneficiado, te lo recomiendo.

Con eso, termino donde Lutero comienza: ‘‘Te diré de la mejor manera que pueda lo que hago personalmente al orar. ¡Que nuestro querido Señor te conceda a ti y a los demás hacerlo mejor que yo! Amén”.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Vency Bretón.
Imagen: Lightstock.
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