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“Así que Yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”, Lucas 11:9-10

Hay mas de 600 menciones de gente orando en la Biblia. Podemos encontrar personas orando de pie (Marcos 11:25), sentada (2 Sam 7:18), arrodillada (Crónicas 6:13; Daniel 6:10; Lucas 22:41; Hechos 7:60, 9:40, 20:36, 21:5; Ef 3:14), con su rostro en el piso (Mat 26:39; Marcos 14:35), y con manos levantadas (1 Tim 2:8). La Biblia además registra a nuestro Señor Jesucristo orando no menos de 25 veces durante su ministerio. El amor que tenía Jesús por la oración era tan evidente que inspiró a los discípulos a pedirle que les enseñe cómo orar (Lucas 11). El doctor Martin Lloyd-Jones expresa lo claro de este punto al decir “La oración es sin lugar a dudas la actividad suprema del alma del ser humano. El hombre llega a lo máximo cuando de rodillas se encuentra frente a frente con Dios”.

La oración no solamente se corona como una de las actividades más importantes en la vida del creyente, sino que también provee un indicador clave de nuestra salud espiritual. Al respecto, Spurgeon dijo que la oración es la prueba del crecimiento del creyente en todos los aspectos de la vida cristiana. Por esta razón, la manera como interpretamos versículos bíblicos que hablan de la oración revelan cómo vemos a Dios y qué tipo de relación tenemos con Él y sus propósitos.

El genio de la lámpara

Así llegamos a “Pedid, y se os dará”, una idea sacada de Lucas 11 que ha sido incomprendida y abusada. La interpretación mas común de este versículo provee al individuo un cheque en blanco para su uso personal en lo que desee. Un cheque en blanco es un cheque firmado por el dueño de la cuenta sin incluir la cifra a pagarse. Una persona con este tipo de cheque tiene la oportunidad de llenar el cheque y vaciar la cuenta del dueño.

El creyente entonces tiene el derecho y supuesto mandato bíblico de “escribir” en el cheque sus pedidos de cualquier ámbito, con la confianza de que Dios se los va a dar. De la misma manera que el genio de la lámpara le dice a Aladino que pida lo que quiera, el no entender bien este pasaje puede llevar al creyente a asumir esa misma habilidad de pedir a Dios lo que quiera. Si se une esto une con la idea de que Dios es el dueño de una cuenta infinita tenemos casi todos los elementos del evangelio de la prosperidad.

Lo que el texto está diciendo

Como es el caso con cada texto en la Biblia, este versículo es parte de una sección más amplia que empieza en el versículo 1 y termina en el 13. Una interpretación correcta necesita buscar el significado de un versículo en su contexto. El contexto inmediato nos ayuda a interpretar este versículo, y al observar esto con otras enseñanzas del Nuevo Testamento, podemos ver claramente qué es lo que Cristo desea escuchar de Su pueblo en oración.

En Lucas 11:1-4, Jesús enseña a sus discípulos los siguientes principios y enfoque para sus oraciones.

Lucas 11:2 Y El les dijo: Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre.

Las oraciones buscan declarar la honra y honor que Dios se merece. Al pedir, entonces, nuestras oraciones deben primeramente buscar que el nombre de Dios sea santificado y reverenciar a Dios.

Venga tu reino.

La segunda declaración busca el avance del reino de Dios a su final culminación, donde Dios reinará en toda su gloria y esplendor, erradicando el mal. De esta manera las oraciones (¡y vidas!) del cristiano están centradas completamente en este objetivo de ver a Dios glorificado mediante la presencia total de su reino.

“Danos hoy el pan nuestro de cada día.

“Y perdónanos nuestros pecados,

porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.

Y no nos metas en tentación”.

Jesús pasa de las declaraciones a las peticiones. Los tres pedidos que vemos aquí incluyen provisión, perdón de pecados, y protección espiritual. Todos estos pedidos están subordinados a las declaraciones previas, y de los 3 pedidos, 2 tienen que ver con áreas estrictamente espirituales. Lo que es más, la manera como el escritor bíblico redacta el primer pedido, nos da una lección importante que va en contra de la idea de “Escribe lo que quieras en el cheque”. Jesús enseña a sus discípulos que deben pedir por la provisión necesaria mientras ellos obedientemente buscan la expansión del reino. El creyente no pide por sus deseos, sino que pide a Dios por provisión diaria de sus necesidades, de la misma manera que Dios proveyó Mana (Ex 16:18, Prov 30:8).

Vale la pena llamar la atención a dos otras observaciones de el contexto. Primero, que Jesús no usa el singular para referirse a la persona orando. En total contraste al énfasis en los deseos individuales de aquel que está haciendo la oración, “Jesús no dice tú ora, tú pide, tú recibe”. Jesús utiliza el plural, poniendo el énfasis en la misión de la comunidad, de pensar en la oración en términos de su objetivo colectivo en esta tierra y no para deseos personales.

Finalmente, Dios compara su manera de dar dádivas de la misma manera que un padre terrenal escucha los deseos de su hijo y le provee (Lucas 11:11-13). Cuando un hijo pide pan, pescado o huevo, el padre terrenal no le da una piedra, una serpiente o un escorpión. El punto es que el padre sabe como dar algo bueno. El problema es que nuestro corazón es pecaminoso, y como niños desobedientes, nos gustaría jugar con piedras, serpientes y escorpiones que creemos son buenos para nosotros. Nuestro sabio y amoroso Padre celestial nos protege de tal manera que muchas veces no nos da las cosas que nos van a hacer daño (así le pidamos a gritos o como niños maleducados hagamos un berrinche).  Santiago 4:3 dice “Piden y no reciben, porque piden con malos propósitos, para gastarlo en sus placeres”. Este versículo enseña el tipo de perspectiva que tenemos que tener cuando le pedimos algo a Dios. Nuestra vida debe estar completamente comprometida a su gloria y en hacer su voluntad (1 Cor 10:31, 1 Juan 5:14-15) y de esa manera recibiremos lo que queremos.

Conclusión

Quizás encuentres este articulo triste. Ahí van tu sueños de un auto del año, el esposo o esposa que “te mereces”, el viaje, el aumento de sueldo… Pero permíteme animarte a que quizás estas viendo la oración de una manera que te está robando la majestuosidad de su propósito y tu lugar en un plan más grande que el mayor de tus deseos. John Piper nos da la siguiente imagen:

“La oración principalmente es como un radio portátil en el campo de batalla para cumplir la misión de la Iglesia mientras avanza contra los poderes de la oscuridad y la incredulidad. No es de sorprenderse que la oración falle cuando tratamos de convertirla en una llamada casera hacia el cielo para aumentar nuestra zona de confort. Dios nos ha dado la oración como un intercomunicador portátil en tiempos de guerra, para que podemos llamar al cuartel general y obtener todo lo que necesitemos mientras el Reino de Cristo avanza en el mundo”.

Las cosas en las que usualmente ponemos nuestros ojos y afectos son temporales. Dios nos promete algo mucho más grande: el ser parte de la historia más importante del mundo donde, por gracia, puedes ser participe. De hecho, entender la oración así nos da una perspectiva aún más grande de Dios. ¡Tenemos acceso al Dios creador del universo! ¡Él escucha nuestra oración! Y es tan bueno y fiel, que no siempre me da lo que le pido: me da lo que necesito. Y al someterme a sus propósitos, puedo notar que lo que Él me da es lo que genuinamente mi alma anhela. Es por eso que, junto con el apóstol Pablo, podemos concluir confiadamente que “El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas?”, Romanos 8:32.


Textos fuera de contexto es una serie de artículos donde hombres y mujeres de Dios nos ayudan a entender mejor ciertos pasajes de las Escrituras que han sido malinterpretados.

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