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Durante el mes de julio, los miembros de #CoaliciónLee estuvimos leyendo “Solo en Cristo” de Sinclair Ferguson.
Tuve la oportunidad de hacer unas cuantas preguntas al Dr. Ferguson acerca de esta obra. Él nos comentó un poco acerca de cómo surgió el libro y de su testimonio personal.

1. Coméntenos un poco acerca de cómo Solo en Cristo llegó a ser un libro.

De varias maneras, como libro, se escribió solo. Durante un periodo de aproximadamente veinte años tuve el privilegio de escribir artículos para la revista mensual Tabletalk, de Ligonier Ministries. Los editores siempre me daban un número específico de palabras, y esto significaba que tenía que concentrarme en escribir brevemente y al mismo tiempo decir cosas importantes.

Un día, cierto número de estos artículos empezaron a ordenarse a sí mismos en mi mente, y me di cuenta de que tal vez podrían hacer un buen libro. Habría un tema que se desarrollaría en el libro, los capítulos serían cortos, y realmente podrías abrir el libro en donde sea y leer un solo capítulo. El cómo funcionan nuestras mentes y cómo suceden cosas como esta es un misterio, pero para mí se sintió un poco como observar los tableros de salida en el aeropuerto de Orlando (por el cual paso muy seguido debido a los eventos de Ligonier Ministries). De pronto, todo en el tablero cambió y pude ver que mi número de vuelo y mi puerta de salida aparecieron. En el caso de Solo en Cristo, todos estos artículos parecieron acomodarse en mi mente y el libro apareció.

No todos mis libros han surgido en mi mente de manera tan fácil, repentina, e inesperada. Pero este se sintió como un pequeño regalo especial del Señor.

2. Si pudiera elegir un capítulo del libro y ponerlo en las manos de cada cristiano, ¿cuál capítulo sería y por qué?

Repasando los títulos de los capítulos, sería más probable que le diera diferentes capítulos a diferentes personas. Quizá estaría inclinado a simplemente darles la larga frase de Juan Calvino al principio de la Parte I, la cual de muchas maneras resume el tema del libro. Esta frase ha significado mucho para mí a través de los años, ya que subraya maravillosamente la importancia de que el cristiano mire solo a Cristo. Después de todo, como dice Pablo, es en Cristo que toda bendición espiritual es nuestra, ya sea la justificación, adopción, vida nueva, o gloria final.

Tal vez en términos de capítulos específicos, el capítulo siete, “El intercambio de Romanos”, ya que busca apuntar al fundamento de todo esto en la obra de Cristo. He notado cómo los atletas dicen que continúan revisando que los aspectos básicos y fundamentales de lo que hacen estén en su lugar (por ejemplo, los golfistas revisan que su postura, agarre, y golpe básico sean correctos). Lo mismo es cierto para el cristiano. Si nuestros fundamentos son frágiles, todo en nuestra vida cristiana terminará siendo frágil también.

3. ¿Cuál es la idea principal que espera que los lectores se lleven después de leer Solo en Cristo?

La idea principal es esta: que nuestro Señor Jesucristo es todo suficiente para toda nuestra vida y para toda la eternidad. Ya que Él es verdaderamente Dios, Él puede hacer todo lo que ve que necesitamos por nosotros. Él se hizo verdaderamente hombre para proveer nuestras necesidades, y Él permanece para siempre como el Dios-hombre para que nosotros podamos saber que Él entiende y tiene cuidado de nosotros por toda la eternidad. Hebreos 13:8 lo explica perfectamente: Cristo es el mismo ayer (durante su ministerio terrenal), hoy (ya que sigue siendo nuestro Profeta, Sacerdote, y Rey), y para siempre. Él siempre será el mismo Salvador y Señor amoroso que vemos en los Evangelios.

4. ¿Cuál es el malentendido más común que las personas tienen acerca de la persona y la obra de Cristo? ¿Por qué es peligroso?

A través de la historia, siempre ha estado el peligro de fragmentar a Cristo. Esto sucede de diferentes maneras; a veces dividiendo su humanidad de su deidad, para que terminemos pensando en Él principalmente como uno o como otro. Otro es dividir su obra salvífica por nosotros de nuestra imitación de Él como nuestro ejemplo. En los últimos doscientos años, esto ha sido muy común: los teólogos tienden a hacer a Cristo a su imagen… solo que mejor.

En nuestro tiempo, en la iglesia evangélica, ha existido un movimiento completo que divide a Cristo como Salvador o como Señor; como si fuera posible disfrutar de los beneficios de su obra sin abrazar a Cristo mismo. Como Calvino escribió en más de una ocasión, pensar que podemos ser justificados sin que nuestras vidas sean transformadas y santificadas es “desgarrar a Cristo en pedazos”.

5. ¿Qué le diría a alguien que evita libros como Solo en Cristo porque “no necesitan teología y solo quieren amar a Jesús”?

Quizá intentaría ayudarles diciendo lo siguiente: “¿Estás casado o enamorado o perteneces a una familia? Supongo que no te importa cómo describa a tu esposa/esposo/prometido/novia/madre/padre/hermanos, ¿verdad? Digo, si los describo de manera errónea o inexacta, no hay ninguna diferencia, ¿verdad?”. Nunca he conocido a nadie que me diga, “No, descríbelos incorrectamente si quieres. No hay ninguna diferencia”.

Cuando amamos a las personas, queremos hablar de ellas de maneras que sean verdaderas y correctas, y queremos usar las mejores palabras que podamos para hacerlo. La teología es simplemente describir al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo adecuadamente. Es tan simple como eso. No puedes amar a un Jesús del que piensas y al que describes incorrectamente. Y estarías equivocado si piensas que puedes.

6. ¿Podría enviar un breve mensaje a las más de 4000 personas que componen #CoaliciónLee, el grupo de lectura de Coalición por el Evangelio, quienes leyeron Solo en Cristo durante el mes de julio?

Primero que nada, me siento honrado y privilegiado de que tantas personas quieran leer mi libro al mismo tiempo. Oro porque haya sido de aliento para todos ustedes.

Quizá puedo decir algo a manera de testimonio personal. Mi familia no asistió a la iglesia hasta después de que me convertí en cristiano a los 14 años. Por la providencia de Dios, yo empecé a leer la Biblia por mí mismo cuando tenía nueve, y pensaba que intentar vivir una buena vida era lo que me hacía ser cristiano. Lentamente, empecé a darme cuenta de que algo hacía falta. Recuerdo estar leyendo Juan 5:39-40 un día: “Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna… Pero ustedes no quieren venir a Mí para que tengan esa vida”. Esta era exactamente mi situación.

Para resumir la historia, mientras buscaba al Señor, escuché un sermón tiempo después que creo que marcó el verdadero inicio de mi discipulado. El pasaje también fue del evangelio de Juan, las palabras de Jesús: “Yo soy la Luz del mundo; el que Me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida” (Juan 8:12). Durante cuarenta y cinco años he descubierto que esto es cierto. Sí, ha habido días difíciles y oscuros. Pero Cristo nunca me ha dejado; siempre ha sido suficiente para mí, siempre me ha sostenido. Su luz siempre ha brillado en cualquier oscuridad mía. Así que, durante todos estos años, siento que Él me ha enseñado a través de su Palabra a cantar las palabras del himno que mi amigo Keith Getty escribió con Stuart Townend:

En Cristo está toda mi fe;
Él es mi luz y mi canción.
En roca fuerte firme estaré
en el desierto o tempestad.
Qué gran amor, profunda paz,
ya no hay temor, cesó el afán.
Consolador, mi todo es Él;
en el amor de Cristo estoy.

Espero que Solo en Cristo les anime a cantar estas palabras también.


Con esto concluimos nuestra lectura de “Solo en Cristo”, de Sinclair Ferguson y publicado por Poiema Publicaciones. Te invitamos a acompañarnos en nuestra lectura de “Hacia la meta” de Otto Sánchez. ¿No sabes qué es #CoaliciónLee? Ve aquí. ¿Quieres participar? ¡Únete aquí!
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