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“Tú que tanto me has dado, dame una cosa más: un corazón agradecido… y clamo y vuelvo a clamar; y no te dejaré tranquilo, hasta que me quieras dar un corazón agradecido. No solo a veces agradecido, como si tus bendiciones continuas no fueran; sino un corazón, cuyos latidos en alabanza a ti sean”. — George Herbert

¿Cuándo fue la última vez que oraste así por un corazón agradecido? Debo confesar que esto no ha sido parte de mis peticiones regulares de oración. Siempre he sabido que la gratitud es una actitud necesaria en la vida de todo creyente, pero creo que hasta hace poco no había entendido cuán importante es.

Hace unos meses comencé un pequeño grupo de discipulado con unas jóvenes de edad universitaria, y en el proceso de buscar qué material estudiaríamos juntas, todas ellas llegaron a la conclusión de que querían crecer en el área de la gratitud. Así fue como escogimos el libro “Sea agradecido” de Nancy Leigh DeMoss. Fue al leer este libro me di cuenta de la importancia de la gratitud en nuestras vidas.

“La gratitud no es simplemente una virtud secundaria en la vida cristiana; es vital y es transformacional. Creo realmente que un espíritu agradecido, enraizado en el fundamento de la bondad y la gracia de Dios, causará un efecto radical en la manera de ver y responder ante todo en la vida” (p.14).

Sea agradecido

Sea agradecido

Editorial Portavoz. 244 pp.
Editorial Portavoz. 244 pp.

El camino hacia la gratitud

CIertamente la gratitud no viene a nuestras vidas sin oración u obediencia. Aunque a veces quisiéramos que fuera así, no despertaremos un día y, de repente, sin pedir ni actuar, tendremos un corazón que continuamente rebose de gratitud.

“Ser agradecido no se consigue sin esfuerzo e intencionalidad. Es una decisión que requiere renovar constantemente nuestra mente con la verdad de la Palabra de Dios, determinar que nuestro corazón se deleite en Dios y en sus dones, y disciplinar nuestra lengua para decir palabras que reflejen su bondad y su gracia hasta que un espíritu agradecido llegue a ser nuestra respuesta reflexiva ante todo en la vida” (p.12).

¿Por qué deberíamos vivir agradecidos?

A través del libro, y basada en las verdades de la Palabra de Dios, Nancy nos guía en el camino hacia la gratitud mostrándonos razones por las cuales deberíamos ser agradecidos.

La gratitud es una cuestión de obediencia:

Tener una actitud de agradecimiento es una instrucción y una expectativa clara de parte de Dios (Sal. 50:14; 105:1; 107:8). El ser agradecidos es un mandato de Dios que debemos obedecer, para la gloria de su Nombre y nuestro bien.

La gratitud nos acerca a Dios:

“El mandato de parte de Dios de ser agradecido no es la exigencia amenazante de un tirano. Antes bien, es una invitación para toda la vida: la oportunidad de acercarnos a Él en cualquier momento del día… ¡La acción de gracias nos lleva hasta la misma presencia de Dios!” (p. 57).

La gratitud es un indicador del corazón:

Un corazón agradecido es un indicador de que tu corazón se siente atraído hacia el corazón de Dios, y de que crees que él es bueno, fiel, y digno de tu confianza.

La gratitud es la voluntad de Dios:

“La voluntad de Dios no tiene que ver tanto con un lugar, un trabajo o una pareja específica, sino más bien con el corazón y un estilo de vida” (p.63).

Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1 Te. 5:18.)

¡Mejor de lo que merezco!

Como cristianas tenemos motivos suficientes para vivir vidas agradecidas, y la razón principal es la obra de Cristo por nosotros. El mayor de nuestros problemas fue resuelto en un madero por el Rey de reyes y Señor de señores. ¿Cómo no vivir en gratitud ante tan grande muestra de gracia?

“La gratitud nace en aquellos corazones que se toman tiempo para pensar en las misericordias del pasado”. — Charles Jefferson

No importa la situación en la que nos encontremos o lo complicadas que consideremos nuestras vidas, siempre estaremos mejor de lo que merecemos. “Sea agradecido” de Nancy Leigh DeMoss puede ser una excelente herramienta para que tus ojos sean abiertos a las muchas bendiciones que Dios ha derramado en tu vida, para que así broten de tu corazón alabanzas. ¡Únete en este viaje hacia la gratitud!

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