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“Si desconozco las obras y el poder de Dios, entonces desconozco a Dios mismo; y si no conozco a Dios, no puedo adorarle, alabarle, agradecerle, o servirle, puesto que no sé cuánto de lo que ocurre se debe a Dios o se debe a mí. Por lo tanto, necesitamos tener en mente una clara distinción entre el poder de Dios y el nuestro, entre la obra de Dios y la nuestra, para poder vivir una vida piadosa”.1 — Martín Lutero

Entre tanto debate de Internet quizá hemos perdido la sensibilidad. Se nos ha escapado la importancia de entender cada vez mejor cómo es que Dios obra en nuestras vidas. O nos volvemos argumentadores de Facebook o preferimos alejarnos completamente de cualquier cosa que se haga llamar doctrina. Pero como dice Lutero, conocer el poder de Dios es conocerle a Él. Y si no conocemos al Dios de la Biblia, terminaremos adorando al dios de nuestra imaginación.

En “¿Qué es la teología reformada?”, R. C. Sproul busca introducirnos algunas de las verdades escriturales recuperadas y dadas a conocer en el movimiento de Reforma. En octubre de este año se cumplirán 500 años del momento en el que Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la catedral de Wittenberg. Aunque este monje no fue el primero en cuestionar las prácticas de Roma, su acto marcó el inicio de un debate teológico que sacudiría el mundo entero incluso hasta hoy.

¿Qué Es la Teología Reformada?

¿Qué Es la Teología Reformada?

Poiema Publicaciones. 240 pp.
Poiema Publicaciones. 240 pp.

TULIP ≠ Teología Reformada

El libro se enfoca en explicar los famosos “cinco puntos” de las doctrinas de la gracia: depravación total, elección incondicional, expiación limitada, gracia irresistible, y perseverancia de los santos (aunque Sproul modifica un poco el nombre de cada punto, para ser lo más claro posible).

A pesar de que el TULIP es quizá el aspecto más conocido de la teología reformada y explicar el acróstico es el propósito de su libro, el autor nos advierte que estos cinco puntos, aunque centrales, “están muy lejos de resumir la totalidad de dicho sistema de doctrina. La teología reformada es mucho más que esos cinco puntos” (p. 28).

Así que si necesitas un análisis exhaustivo de la doctrina reformada, este libro no es lo que estás buscando. Sin embargo, si quieres conocer cuáles son las enseñanzas centrales del movimiento de Reforma y por qué son importantes, “¿Qué es la teología reformada?” es un buen lugar para empezar. Sproul es un excelente maestro, y explica las cosas de manera muy clara sin llegar a ser repetitivo o simple.

La importancia de entender la teología reformada

Uno puede ser creyente y entender muy poco —o entender incorrectamente— cómo es que Dios obró para salvación en su vida. Sin embargo, la teología reformada es bíblica, y como tal, glorifica al Dios de la Biblia. Entre más profundicemos en estas verdades de la Palabra, más serán abiertos nuestros ojos a la majestad de nuestro Señor y su plan de redención. Si queremos adorarle por quien Él es, tenemos que conocerle por quien Él es. De eso se trata la teología reformada.

“La religión falsa nace de una teología falsa” (p. 17).

Antes de adentrarse como tal a los cinco puntos del TULIP, Sproul establece los fundamentos de esta teología: está centrada en Dios, basada en la Palabra, y está comprometida con la fe y con Cristo como profeta, sacerdote, y rey. Desgraciadamente, hoy uno puede llamarse evangélico y tener una teología antropocéntrica, y negar la inspiración de las Escrituras o la salvación solo por fe en Cristo.

Si queremos adorar a Dios por quien Él es, tenemos que conocerle por quien Él es. De eso se trata la teología reformada.

Finalmente, en esta primera parte Sproul expone por qué la teología reformada también es conocida como “teología del pacto”. De hecho, a pesar de que el dispensacionalismo es mencionado, me pareció que faltó explicarlo con más detalle y contrastarlo con la teología del pacto.

Una perspectiva histórica

Es interesante notar que el argumento de Sproul está desarrollado de manera predominantemente histórica. Esto no significa que el autor no expone el TULIP de manera bíblica, por supuesto. Sin embargo, el contraste se hace más evidente si colocamos “¿Qué es la teología reformada?” al lado de un libro similar: “Cinco puntos”, de John Piper.

Mientras que Piper disecciona versículo tras versículo para explicar cada punto, Sproul utiliza pasajes bíblicos intercalados con fragmentos de confesiones de fe (principalmente la de Westminster) y escritos de teólogos como Agustín, Calvino, Lutero, y Edwards.

Creo que ambas perspectivas son valiosas y útiles. Si bien debemos afirmar una doctrina solo si está claramente basada en la Escritura, es importante conocer cuál ha sido la postura de la iglesia de todas las épocas respecto a esa enseñanza. Como dicen, “el que no conoce la historia está condenado a repetirla”. Si no conocemos la historia de la Iglesia, terminaremos cometiendo los mismos errores que ya han sido expuestos como tales. A veces son obvios, pero la gran mayoría son muy sutiles. Esto se pone en evidencia cuando desde los púlpitos se escuchan cosas como “podemos dejar de pecar porque Dios no nos ordenaría algo que no podemos hacer”; frases cargadas de doctrina que pronunciamos sin darnos cuenta.

“Al convertirnos a Cristo, nuestras tendencias pelagianas no se curan instantáneamente. Desde los primeros días de nuestra conversión, nuestro pelagianismo es reforzado por varios flancos. Lo acarreamos al salir del paganismo y el mundo secular alrededor lo refuerza con la visión humanista de la libertad humana y la bondad inherente” (p. 184).

Semper reformanda

En las primeras páginas del libro, Sproul nos recuerda que “la iglesia está llamada a ser semper reformanda, es decir, estar ‘siempre reformándose’. […] Sigue siendo la tarea de cada generación examinar de forma crítica sus tradiciones para asegurar que son congruentes con la tradición apostólica” (p. 29).

Esto no se trata de meramente dar un paseo por la historia para “conocer nuestras raíces”. El llamado para nosotros es evaluar, con Biblia en mano, todo lo que creemos acerca de Dios y lo que practicamos en nuestras iglesias. Eso es lo que hizo Lutero con sus tesis: contempló al Dios de la Escritura y su evangelio, y le proclamó a los cuatro vientos.

Que esos seamos nosotros hoy.


[1] The Bondage of the Will [La esclavitud de la voluntad], Martín Lutero. Página 78.

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