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“Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho.” ‭‭Santiago‬ ‭5:16‬ ‭(NBLH‬‬)

Este es un versículo usualmente y regularmente citado para hablar del poder de la oración, aunque quizá sería mejor referirnos al poder de Dios y quien extiende Su gracia en la oración

Sin embargo, también muchas veces nos referimos a la importancia de nuestra justicia o rectitud y para que la oración sea entonces eficaz. Y es que claro, tenemos que estar a cuentas con Dios y para que no haya nada que estorbe nuestra comunión y comunicación en oración con Él. 

Sin embargo, no podemos olvidar la obra de Cristo por nosotros en la cruz del Calvario, de como sólo ha habido Uno justo y Quien nos ha dado ahora Su récord de perfección.

Es entonces en esta carta bien practica de las implicaciones del evangelio y Su obra en nuestro corazón, afectos y acciones, que aparece este versículo. Está, más bien, en medio de la realidad de las dinámicas de relaciones interpersonales, del arrepentimiento y de la ministración los unos a los otros.

Y es que muchas veces no vemos en nosotros mismos lo que es evidente a otros, por lo que somos llamados a extender la gracia que también hemos recibido, pero confrontándonos y predicándonos los unos a otros el evangelio.

¡Es en este sentido que podemos esperar mucho: transformación profunda y sanidad!

Gracias a esa obra en nuestro favor en la cruz del Calvario nos podemos presentar ahora justos ante Dios mismo, y además recordarnos unos a otros la provisión de nuestro amoroso Padre celestial, las promesas de Su Palabra, la continua obra de Su Santo Espíritu y la bendición que es la comunidad de fe.

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.

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