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Hace poco estuve cuatro días en la ciudad de Orlando, Florida. No estaba visitando a Mickey, ni corriendo en las montañas rusas de Universal Studios, sino que pasé cuatro días en la conferencia de The Gospel Coalition, estudiando la misión de Jesús en el Evangelio de Lucas. La pregunta es: ¿por qué un pastor invierte cuatro días de su cargada agenda para participar de una conferencia?  ¿Por qué Kathy (mi esposa) debe quedarse sola con los niños mientras yo visito una ciudad donde la fantasía y el lujo reinan? No voy a negar que durante mis días en Orlando tuve varias cenas excelentes, y quizás tenga que correr varias millas adicionales en las próximas semanas por los kilos que he ganado. Pero la razón por la cual un joven pastor con una agenda cargada saca tiempo y recursos para estar en una conferencia como esta es porque es esencial para la misión de mi iglesia local, y la misión de la iglesia de Cristo.

Primeramente, el venir a una conferencia como esta me recuerda mi necesidad de continuar aprendiendo. Recuerdo que el llamado pastoral es un llamado al estudio que nunca va a terminar. El tema de la conferencia fue de mucha edificación a mi vida, y me retó en varias áreas. El poder ver en estos días el Evangelio de Lucas y la misión de Jesús me recordó de una forma fresca lo crucial que es depender de Dios en mi ministerio. Jesús vino a cumplir la misión de Dios, y en su misión dependió de Dios por medio de la oración y la llenura del Espíritu. El reconocer que Jesús, la segunda persona de la Trinidad encarnada, dependía de la oración y del ser lleno del Espíritu, me muestra lo prepotente que soy cuando no dependo de Dios en el ministerio. Así que asisto a conferencias como estas porque necesito ser enseñado por otros, necesito aprender y continuar aprendiendo. Me recuerda mi dependencia del cuerpo de Cristo, y cómo necesito de otros que puedan sembrar su enseñanza en mi vida. Este punto me lleva a la segunda razón para venir a las conferencias; la comunión con otros hermanos.

En lugares y momentos como estos puedo cultivar relaciones tangibles con hermanos de otras congregaciones (¡y hasta países!) de una forma que no es posible en la distancia. Desde mi perspectiva, me parece tan importante el beneficiarme de la enseñanza que recibo como beneficiarme de los almuerzos o cafés que tomo con hermanos en la fe. De manera muy especial, el poder compartir con personas de la iglesia en Latinoamérica, que tienen pasión por la sana doctrina y el evangelio de Cristo, es un recordatorio de que dependemos los unos de los otros en la misión.

Me recuerda que mi iglesia no está llamada a hacerlo todo en la misión: nos corresponde hacer una parte, pero trabajamos junto a hermanos con los que compartimos similaridad doctrinal y de misión. Las conferencias me recuerdan que no estoy solo, que el mundo no gira alrededor de mí sino que gira alrededor de Dios. Recuerdo que Dios tiene un plan no tan solo para Gracia Soberana de Gaithersburg; Él tiene un plan para su gloriosa Iglesia, de la cual mi congregación es una parte. Somos partícipes de este plan cuando por la gracia de Dios animamos, ayudamos y apoyamos a otros que están en el mismo plan de Dios. Hermanos, esto no es una competencia, la Iglesia es el instrumento para que la misión de Cristo sea establecida y ejecutada para la gloria de Dios.

Entonces veo la bendición que es poder trabajar junto a otros hermanos en la expansión del Reino. En momentos como estos recuerdo lo bendecido que soy cuando en cuatro días puedo compartir con Juan Sánchez de Austin, Texas; con Miguel Núñez, Sugel Michelén y Pepe Mendoza, entre otros, de la República Dominicana; con Aníbal Rodríguez, Sergio Villanueva y Juan Marcos Gómez de West Chicago; con Edgar Aponte de Louisville; Al Pino de Miami; Carlos Contreras de México; Félix Cabrera de Oklahoma; Carlos Tejera de Puerto Rico y Luis Méndez de Minneapolis. Esta experiencia me recuerda que Dios me bendice mucho más allá de lo que merezco, y que no estoy solo en la misión de predicar el glorioso evangelio a personas de habla hispana. ¿Que aprendí sobre la misión? Que somos dependientes, que necesitamos apoyo, pues solos no podemos completar la misión. Mi oración es que Dios me libre de ser independiente y por su gracia me permita depender en la misión por medio de la oración, el Espíritu y la Iglesia.

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