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Asumimos que cada cristiano tiene una Biblia que se ve así: gastada, marcada, y unida a un diario lleno de reflexiones espirituales multicolores. 

Pero a menudo esto no es cierto. Muchos cristianos tienen dificultades para entrar en un hábito diario de lectura de la Biblia. Así que esta semana John Piper abordó cuatro causas comunes de descuido de la Biblia en la vida cristiana, como: “No leo mi Biblia porque… 

  • …parece tan irrelevante para mi vida”. 
  • …no tengo tiempo”.
  • …voy a la iglesia todos los domingos”.
  • …me resulta confusa”.

Lo que sigue es una transcripción levemente editada (y abreviada) de sus respuestas.

Razón 1: “No leo mi Biblia porque parece irrelevante para mi vida”.

Este es un impedimento muy común. Muchos cristianos descuidan la Biblia porque no parece pertinente en un día normal de vida y trabajo. Siendo así, ¿por qué tengo que leer la Biblia todos los días? La respuesta del Pastor John:

Hay algo que  en respuesta a esta pregunta, y algo que no sé. Lo que  es que la Biblia es relevante para el día a día de esta persona en donde viva y trabaje. Lo que no sé es cuáles sean sus metas personales en la vida y el trabajo. Y la razón por la que esto importa es que puedes tener metas en el trabajo o en la vida que te sacan tanto de sincronía con la Biblia que esta te parecerá molesta o condenadora o aburrida, debido a que su enseñanza se extiende en una dirección diferente de la dirección que tú llevas.

Sé que la Biblia es relevante para la vida cotidiana de esta persona. Dice que no siente que sea así. Yo sé que lo es. La Biblia dice, “ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). La Biblia dice: “sirvan de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre” (Efesios 6:7-8).

Así que aquí hay diez preguntas acerca del trabajo.

Pregunta 1: ¿Te has visto tentado alguna vez a refunfuñar o quejarte en el trabajo? Filipenses 2:15-16 es relevante, y muestra una manera gloriosa para vivir sin quejarse. 

Pregunta 2: ¿Te has visto tentado alguna vez a ser codicioso en el trabajo y a tomar lo que no es tuyo? La Biblia tiene mucho que decir acerca de la avaricia, la codicia, y el robo, y de cómo hallar tal contentamiento en Cristo que seas libre en el trabajo para ser generoso. 

Pregunta 3: ¿Te has visto tentado alguna vez a estar preocupado o ansioso en el trabajo? Todos lo han pasado. Y la Biblia habla de este temor de manera muy abundante. El mandato más común en la Biblia es “no temas”. La Biblia es relevante para cualquiera que haya sentido temor en el trabajo. 

Pregunta 4: ¿Te has visto tentado alguna vez alguna vez a alardear, presumir, o llamar la atención a ti mismo y a tu superioridad en algún área? La Biblia está llena de sabiduría sobre el orgullo y la humildad, y el efecto que tienen sobre las relaciones. 

Pregunta 5: ¿Te has visto tentado alguna vez a enojarte con alguien en el trabajo? ¿Tienes problemas de temperamento? ¿Hay relaciones tensas porque te sientes frustrado con otras personas? La Biblia trata una y otra vez el tema de la ira y va mucho más profundo en ese tema que cualquier psicología hoy.

Pregunta 6: ¿Te has visto tentado alguna vez a hacer las cosas a la carrera en el trabajo, a salir temprano, a llegar tarde, a hacer el trabajo a medias? La Biblia también tiene algo que decir sobre la calidad de nuestro trabajo.

Pregunta 7: ¿Alguna vez te has visto tentado sexualmente en el trabajo por la lujuria? La Biblia está llena de material relevante sobre una visión sólida de la sexualidad que lo pone todo bajo una buena perspectiva y su lugar adecuado.

Pregunta 8: ¿Te has visto tentado alguna vez a sentir lástima de ti mismo en el trabajo, a lamer tus propias heridas porque alguien habló mal de ti, o porque te pasaron por alto para un ascenso? La Biblia está cargada de dinámicas de vida que nos ayudan a lidiar con la autocompasión.

Pregunta 9: ¿Alguna vez has luchado con la culpa en el trabajo, sentimientos que simplemente llegan con una leve sensación de que no eres tan bueno como deberías ser, o tal vez, según tus propias normas, realmente has fracaso en algo que deberías haber logrado con éxito? Acepta el remedio definitivo que ofrece la Biblia para la culpa. 

Pregunta 10: ¿Hay personas perdidas en el trabajo por las que te preocupas, que no quieres que vayan al infierno? ¿Dónde vas a obtener ayuda para tratar con ellos con la esperanza de darles vida, sino en la Biblia? ¿Y dónde vas a obtener fuerza, valor, audacia, y sabiduría para saber cómo hacerlo? 

La Biblia es relevante para la vida y el trabajo de cualquier persona. Pero en realidad todo se reduce a esto. ¿Quieres ver el tesoro más grande del universo? ¿Deseas más que cualquier otra cosa conocer a Jesús y disfrutar de Él? ¿Amas tanto a los demás que te lamentas por el hecho de que no conocen a Jesús y se perderán para siempre sin Él? Esa es la pregunta. Si Jesús es lo máximo en tu vida, si tu pasión es conocerlo más que nada en el mundo, es desearlo, disfrutar de Él y atesorarlo más que nada; si tu pasión es llevar la mayor cantidad de personas que puedas contigo en esa experiencia, entonces no puedes vivir sin la Biblia. Es el libro más relevante en el mundo.

Razón 2: “No leo mi Biblia porque no tengo tiempo”.

Esta es otra lucha muy común que enfrentan los lectores de la Biblia, y la hizo una mamá con niños pequeños que se siente como si no hubiera tiempo en el día para leer las Escrituras con lucidez y sin interrupciones. En respuesta, el pastor John le dio vuelta al asunto para abordar el papel del marido en el servicio a su esposa, y ofreció estos seis pequeños consejos.

Primero, establece un tono de disciplina y orden en el hogar para que los niños no anden fuera de control, sino que sean sumisos, obedientes, y ejerzan dominio propio. Únete a tu esposa para lograr controlar a estos niños con tiempos de siesta, de comer, y de ir a la cama que sean horas en torno a las cuales se puedan construir los días en orden. Mi impresión es que demasiados padres de hoy piensan que sus hijos se les debe permitir controlar el ambiente de la casa. Esto, creo yo, es un gran error en muchos niveles. Por lo tanto, papá, toma cartas en el asunto, únete a tu esposa y establece rutinas y espera obediencia a tu autoridad y la de ella.

Segundo, papá, establece un tiempo de juego con los niños todos los días. Es obvio que este cambiará según las edades y demás, pero da toda tu atención a estos niños todos los días en algún momento durante el cual tu esposa quede libre. Para nosotros, durante muchos años, fue justo después de la cena durante una hora aproximadamente.

Tercero, procura retiros en la vida de ella para que tenga medio día o un día completo de vez en cuando. Ustedes deciden con qué frecuencia pueden organizarse con los niños. Tú los tomas en la mañana del sábado durante toda la mañana. Establece tiempos de retiro extendidos con regularidad para que ella (y luego tú) puedan estar a solas con el Dios vivo.

Cuarto, guía a tu esposa en la Palabra de modo que su deseo nunca flaquee debido a tu ejemplo de buscar con ella tesoros y delicias en la Biblia.

Quinto, provéele conversaciones adultas sobre cosas importantes, como cosas de la Escritura, de modo que ella no pierda la perspectiva de para qué es todo este tiempo con los niños. 

Sexto, ora por ella. Esposo, ora porque tu esposa encuentre la motivación y disciplina para disfrutar de la palabra de Dios.

Razón 3: “No leo mi Biblia porque voy a la iglesia cada domingo”.

Una tercera razón por la que algunos cristianos descuidan su Biblia es que piensan que escuchar sermones semanales es suficiente. ¿No es por esto que les pagan a los pastores: para entender la Biblia y explicármela una vez a la semana? Esta fue la respuesta del pastor John.

Yo era un pastor y me encantaba cuando la gente escuchaba mis sermones. Pero algo está mal aquí. Esto es serio. Si la palabra de Dios viene con poder cada semana, no solo satisface el hambre, sino que también produce más hambre. Me habría sentido como un fracaso total si mi gente hubiera dicho: “Gracias a tu predicación, no leemos nuestras Biblias”.

Para alguien que dice “el sermón es todo lo que necesito”, mi pregunta sería la siguiente: “¿Es el sermón todo lo que quieres? ¿Por qué la comida del domingo no aumenta tu gusto por más el lunes? ¿Por qué no? Me parece que tenemos dos problemas aquí. (1) ¿Cuánto de la Biblia necesitamos? (2) ¿Cuánto de la Biblia es lo que queremos? 

Tomemos la segunda pregunta. ¿Por qué solo querrías un pasaje de la Biblia a la semana, de boca de otro? Para mí eso es como decir: Estoy enamorado, mi amada me escribe todos los días, y quiero leer sus cartas solo una vez por semana, y creo que me gustaría que alguien más me las leyera y me diera un resumen de lo que ella dice. ¿Me estás tomando el pelo? Querer leer una sola carta de amor a la semana cuando ella te está escribiendo todos los días es una señal de que algo anda mal.

La Biblia es una carta de amor sin precedentes para el pueblo de Dios. El salmista dice: “¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras!, sí, más que la miel a mi boca” (Salmo 119:103). Simplemente no tendría ningún sentido para el salmista decir: “Obtengo una cucharada de miel el domingo y eso es suficiente. No quiero ninguna el lunes ni el martes ni el miércoles ni el jueves ni el viernes ni el sábado”. En lugar de ello, dijo: “¡Cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación” (Salmo 119:97). “Deseables más que el oro, sí, más que mucho oro fino” (Salmo 19:10). “Si la buscas como a plata, y la procuras como a tesoros escondidos, entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios” (Proverbios 2:4-5).

Entonces, ¿por qué querrías dar solo un vistazo a la semana a esta belleza; probar esta miel solo una vez a la semana; solo un depósito de esta plata en tu banco; solo una carta de tu amante? 

Creo que puedo decir por experiencia, por la historia y por la Biblia, que todo cristiano necesita más alimento espiritual que una comida a la semana. Eso no funciona físicamente; y tampoco funciona espiritualmente. Las tentaciones son demasiado implacables. La duda es demasiado frecuente. Satanás es demasiado activo. Las tribulaciones son demasiado pesadas. Los conflictos son demasiados. Las emociones son demasiado volátiles. Los problemas son demasiado difíciles. La fe, la esperanza, y el amor están bajo demasiadas amenazas como para pensar que puedo hacerles frente durante toda la semana simplemente por una palabra que escuché el domingo. No puedo hacerlo. Y no creo que nadie pueda.

Razón 4: “No leo mi Biblia porque me resulta confusa”.

Por último, ¿qué pasa con los lectores que simplemente encuentran la Biblia terriblemente difícil de entender, no por culpa de la Biblia, sino porque cualquier libro les parece difícil de entender? A este desanimado lector de la Biblia, el pastor John le ofreció algunos consejos muy prácticos.

Primero, asegúrate de que tienes una traducción moderna que se pueda leer, como la NBLH.

Segundo, asegúrate de estar en una iglesia donde el pastor explique pasajes de la Biblia todos los domingos.

Tercero, consigue una buena Biblia de Estudio. En una buena Biblia de Estudio hay notas al pie para ayudar a responder muchas de las preguntas desconcertantes que te harás.

Cuarto, lee con cuidado y lentamente, y trata de escribir un pasaje. Y no me refiero a escribir las largas historias del Antiguo Testamento. Quiero decir que si tropiezas con un verso o un párrafo en las cartas o en los evangelios, trata de escribirlo a mano.

Quinto, únetenos en línea con los episodios de Look at the Book que saldrán al público en nuestra Conferencia Nacional. En esos videos, ayudaré a guiarte a través de varios textos. Mi esperanza es que estos videos inculquen hábitos de lectura en ti para hacer que la Biblia sea más comprensible.

Sexto, ora. Pide a Dios que te dé luz. Dios ama dar a conocer a su Hijo. Él lo envió al mundo a costa de su vida para que pudiera ser conocido y amado. Él no está interesado en esconder la luz que ha dado con su Hijo y con su Palabra.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Daniel Lobo. 
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