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Hay estadísticas que nos dejan boquiabiertos. Recientemente comencé a investigar sobre la duración de hombres en el ministerio. Me carga mucho ver cómo hombres que dicen ser llamados por Dios abandonan ese llamado. Las razones son muy variadas y personales, pero encontramos datos como un estudio del instituto de Desarrollo de Liderazgo de la Iglesia Francis A. Schaeffer que dice que el 89% de los pastores encuestados consideraron dejar el ministerio, y que el 57% se iría si tuviera un mejor lugar para ir. Por otro lado, LifeWay Research encontró que la tendencia media de un pastor en una iglesia local es de 3 a 6 años.

Como misionero, soy el primero en admitir que después de casi 15 años en el ministerio, he tenido momentos donde he querido tirar la toalla. Yo entiendo la tentación, y es por eso que escribo. Por Su gracia, sigo laborando en el ministerio. El Señor ha venido al rescate en el momento preciso, por medio de Su Palabra y el consejo de pastores amigos con los cuales me siento endeudado.

Mi primer desanimo vino después de servir en el campo misionero en República Dominicana por seis meses. Yo pensaba que iba a ser el próximo Billy Graham, pero Dios tenía otros planes. El Señor estaba trabajando en mí para que pudiera ser usado para Su gloria y no la mía.

El segundo desanimo vino cuando mis hijos comenzaron a ver la película High School Musical y yo comencé a sentirme culpable de que les estaba robando la oportunidad de ser parte de un High School en Estados Unidos, al llevarlos de Estados Unidos al tercer mundo, con las dificultades que eso conlleva. Pero las palabras sabias de mi pastor en aquel momento me ayudaron profundamente. Recuerdo que me hizo dos preguntas: ¿Estás seguro de que Dios te ha llamado? “Sí pastor”, exclamé. Entonces dijo,  “¿sabes que Dios ama a tus hijos más que a tú?” Seguro pastor, respondí. “Entonces regresa al campo y predica la Palabra”, fue su consejo, y lo acaté.

Frutos a su tiempo

Vivimos en una sociedad que le gusta todo a lo rápido: comida rápida, comunicación rápida, transporte rápido. La iglesia ha sido influenciada por esto y, por desgracia, también esperamos tener ministerios en microondas. Muchos que tienen expectativas irreales se desaniman y dejan el ministerio. Pero considera el tiempo que se han quedado hombres de Dios en el ministerio que Dios les entregó. Hombres que algunos los critican pero creo que son dignos de ser imitados por su fidelidad al llamado:

  • Considera a Billy Graham: solamente te voy a decir que tiene 96 años y lo demás lo puedes investigar en las redes sociales. Me pongo a pensar, cuántas iglesias le habrán ofrecido el pastorado: sin embargo, él se mantuvo fiel a su llamado y don de evangelista. Su integridad es un modelo digno de ser imitado.
  • Considera el ministerio de John MacArthur: 51 años en el ministerio, comenzó en 1964 como pastor de Calvary Bible Church y en 1969 se fue a Grace Community Church para ser uno de sus pastores hasta el día de hoy.
  • Considera a John Piper: 33 años como pastor de Bethlehem Bapstist Church en Minneapolis, Minnesota.
  • Considera también a Al Mohler: en 1993, a la edad de 33 años, fue nombrado como presidente del Southern Baptist Theological Seminaray en Louisville, KY, en un momento donde prácticamente el seminario completo era liberal. Él sigue ahí hasta la fecha.
  • Considera al teólogo D.A. Carson: comenzó su ministerio como pastor a la edad de 24 años y quien inició como profesor en Trinity Evangelical Divinity School en 1978, donde continúa hasta hoy.

Estoy seguro que dentro de tu contexto conoces de hombres que han sido fiel a su llamado. Hombres como el pastor Miguel Núñez que ya lleva casi 17 años de haber plantado la Iglesia Bautista Internacional, y unos años más en ministerio, dejando su práctica de medicina para dedicarse a pastorear ovejas. O Sugel Michelén, quien está pastoreando la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo desde 1983.

Mi consejo, amado hermano, es que eches raíces. El ministerio requiere de entrega y tiempo y sin dudas vas a ser probado. Echa raíces: no desmayes. Recuerda que aquel que te llamó es poderoso para guardar tu deposito (2 Timoteo 1:12). Recuerda que él va a hacer crecer Su iglesia. Recuerda que los frutos no son inmediatos. Predica la Palabra fielmente y deja que Dios haga lo demás. ¡Cobra ánimo hombre de Dios!

“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”, 2 Timoteo 4:1-5.

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