“Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal.” 2 Corintios 4:11 NBLH.
Existe en nosotros un sentido natural de supervivencia. Éste nos ayuda a anticipar cualquier cosa que potencialmente atente en contra de nuestra seguridad, y a reaccionar lo más pronto posible ante peligros inminentes.
El problema es cuando este sentido se convierte en un valor supremo en nuestra vida, incluso al punto de ver aún la comodidad como si también fuera vital para nuestra existencia. Hacemos entonces decisiones en función de nuestras preferencias, nuestra reputación, y lo que creemos que nos da valor como personas y ante los demás, como si nuestra vida misma dependiera de ellas. Es entonces que experimentamos ansiedad y un miedo que nos paraliza en este mundo.
A veces, incluso traemos a nuestra vida de fe estos valores cuando decimos que Dios no quiere que suframos, y en cambio quiere que vivamos siempre “en victoria” y experimentando prosperidad. Sin embargo, en el sentido espiritual y en los planes de Dios, la realidad es muy diferente.
Los planes de redención, reconciliación y restauración de nuestro amoroso Padre celestial muchas veces incluyen dolor, crisis, pérdida e incertidumbre. Después de todo, “Cristo mismo ganó nuestra salvación perdiendo la vida, recibió el poder y gloria después de primero rendirlos, y tuvo otra vez todo al antes darlo todo” (D.A. Carson).
Es cuando morimos diariamente a nuestro sentido de justicia propia y a nuestras preferencias, que la fragancia de Cristo será evidente y Su gloria brillará por sobre todo. Se trata de vivir vidas caracterizadas por el arrepentimiento “para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros” (vs. 7). Y es entonces, al entregar nuestros cuerpos “en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Rom. 12:2), que experimentaremos el gozo, y la libertad de las cosas que atan nuestro corazón en este mundo.
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.
