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La masturbación es la experiencia del orgasmo sexual producido por la autoestimulación. Prácticamente todos los hombres y muchas mujeres lo han intentado. Es una práctica regular de la mayoría de los hombres solteros.

Un obstáculo para la obediencia

Una de las principales fuerzas que impiden que los jóvenes obedezcan el llamado de Dios al servicio vocacional cristiano es la derrota en el área de la lujuria. Un adolescente escucha un llamado desafiante para lanzarse a la causa de la evangelización mundial. Siente los impulsos del Espíritu Santo. Saborea la emoción de seguir al Rey de reyes en la batalla. Pero no obedece porque se masturba regularmente. Se siente culpable. Apenas se puede imaginar testificarle a una joven guapa acerca de la situación eterna en la que se encuentra su alma, ya que él ha visto habitualmente a jóvenes desnudas en su imaginación. Así que se siente indigno e incapaz de obedecer el llamado de Dios. La masturbación se convierte en el enemigo de las misiones.

Pero, ¿está mal?

¿Está mal masturbarse? Permítanme abordar el tema principalmente para los hombres. No puedo imaginar el orgasmo sexual sin una imagen sexual en la mente. Sé que hay emisiones nocturnas que considero inocentes y útiles, pero dudo que sean orgásmicas sin que haya un sueño sexual que suministre la imagen necesaria en la mente. Evidentemente, Dios ha constituido la conexión entre el orgasmo sexual y el pensamiento sexual de tal manera que la fuerza y ​​el placer del orgasmo dependen del pensamiento o de las imágenes de nuestra mente.

Por lo tanto, con el fin de masturbarse, es necesario tener vivos y emocionantes pensamientos o imágenes en la mente. Esto se puede hacer por pura imaginación, o por imágenes o películas o historias o personas reales. Estas imágenes siempre involucran a las mujeres como objetos sexuales. Yo utilizo la palabra “objeto” porque para que una mujer sea un verdadero “sujeto” sexual en nuestra imaginación, ella debe ser, en realidad, una con la que estamos experimentando lo que estamos imaginando. Así no es con la masturbación.

Así que voto “no” en cuanto a la masturbación. Puede haber otras razones por las que está mal. Por ahora baso mi voto sobre las inevitables imágenes sexuales que acompañan a la masturbación y que convierten a las mujeres en objetos sexuales. Los pensamientos sexuales que permiten la masturbación no ayudan a ningún hombre a tratar a las mujeres con mayor respeto. Por lo tanto, la masturbación produce una culpa real y legítima, y se atraviesa en el camino a la obediencia.

Ánimo para los que luchan

Tres cosas para animar a hombres solteros: 

  1. No estás solo en la batalla.
  2. El fracaso periódico en este área no te descalifica más del ministerio que los fracasos periódicos de la impaciencia (que también es un pecado).
  3. Persigue el poder expulsivo de un nuevo afecto. Caminé sin mirar por toda una sección de libros de “fotografía” en el Centro de Arte Walker en Minneapolis el pasado jueves, empoderado por el mejor placer de sentir a Cristo conquistando mi tentación a mirar.

Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Casian.
Imagen: Lightstock
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