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Hace varios meses, World Magazine me hizo varias preguntas sobre la persecución religiosa. Aquí están mis respuestas.

Se habla mucho en los círculos evangélicos acerca de la probabilidad de un aumento en la persecución de los creyentes en los años venideros. ¿Crees que el pronóstico sea atinado?

Sí. Sin embargo, no creo que debamos vivir en el temor y horror de la persecución, sino darnos cuenta de que Dios nos dice que la esperemos (2 Timoteo 3:12) y que no estemos sorprendidos por ella (1 Pedro 4:12). Él promete usarla para aumentar nuestra perseverancia y formar nuestro carácter (Romanos 5:3-5), y aumentar nuestra felicidad en Cristo (Lucas 6: 22-23). Dios usará la persecución, como siempre lo ha hecho, para así fortalecer su Iglesia y extender el mensaje del evangelio, no destruirlo. La persecución en los Estados Unidos probablemente nunca será tan extrema como lo ha sido en innumerables lugares a lo largo de la historia de la Iglesia y como lo es alrededor del mundo hoy en día.

Así que, por supuesto, aferrémonos a las libertades que podamos, pero no nos quejemos y lloriqueemos como un grupo disgustado de interés especial. En lugar de ello, enfoquémonos en compartir a Jesús y el evangelio.

¿En qué forma crees que con mayor probabilidad tome lugar tal persecución?

El discurso del odio se ampliará para incluir a cualquier enseñanza tradicional o fidedigna de la Escritura que trate con la homosexualidad. Los cristianos, pastores, y eruditos bíblicos que reinterpreten los pasajes sobre la homosexualidad para adaptarse a la visión del mundo moderno serán citados para argumentar que los pastores de iglesias locales no están enseñando la Biblia realmente, sino una interpretación bíblica particularmente primitiva y llena de odio, una que está avivando la ira en contra de ciudadanos homosexuales, resultando en desprecio, discriminación y en algunos casos violencia contra ellos. Esto será comparado a la oratoria de odio contra los judíos en algunas congregaciones cristianas en la Alemania Nazi, que ayudó a alimentar el Holocausto.

La negativa a ofrecer la comunión, celebrar matrimonios, o aceptar en la membresía a parejas homosexuales casadas legalmente, y la negativa a contratar a un profesor homosexual calificado en las escuelas e iglesias cristianas resultará en demandas, la eliminación de la exención de impuestos, y, eventualmente quizás, el cierre de algunas escuelas e iglesias cristianas. Aquellos que eviten enseñar sobre los textos bíblicos relacionados o que los reinterpreten en formas socialmente aceptables evitarán con ello la persecución y ganarán elogios y estatus. Innumerables iglesias a lo largo del país alquilan propiedades de escuelas públicas para los domingos, lo cual es buena administración para las iglesias y proporciona ingresos que se necesitan para los distritos escolares. Muchas de estas iglesias tienen relaciones maravillosas con los directores de las escuelas, y hacen trabajo de voluntariado por cientos de horas al año para hacer mejoras que beneficien a las escuelas. Sin embargo, estas iglesias y escuelas están con el tiempo prestado. Con el tiempo, creo que a las escuelas que alquilan sus instalaciones a personas cuya visión del mundo sea considerada discriminatoria o llena de odio no les será permitido hacerlo.

El precio que pagarán las iglesias silenciosas será someterse al juicio de Dios por no predicar todo el consejo de Dios (Hechos 20:27); el precio que pagarán las iglesias sin convicciones será abrazar doctrinas falsas y agradables para las personas interesadas en sí mismas, esto al torcer las Escrituras y socavar el mismo evangelio (2 Timoteo 4: 3-4). Por supuesto que harán esto en nombre del amor de Jesús, citando las palabras de Jesús en Juan 8 “Tampoco yo te condeno”, mientras que hacen caso omiso de sus palabras unos pocos versículos más adelante: “Vete y no peques más”.

Los pastores y maestros de la Biblia que reinterpreten la Escritura para hacerla popular van a ir adquiriendo una posición cada vez más alta en la esfera moral a medida que retraten a verdaderos creyentes de la Biblia como intolerantes. Por supuesto, algunos SON intolerantes. Pero los creyentes más amables y más semejantes a Cristo y centrados en la gracia serán marginados y etiquetados como llenos de odio a pesar de sus acciones amorosas. Ellos son aquellos cuyos corazones se quebrantan por las personas homosexuales y transgénero, y por cualquier otra persona destrozada incluyéndose ellos mismos y sus seres queridos, y que creen que el amor no significa rechazo a decir la verdad, sino que significa actuar en lo que Dios dice que son los máximos y mejores intereses de las personas.

¿Entonces, qué deberíamos hacer?

No nos sorprendamos por esto o hablemos de una “América cristiana”, que nunca ha existido en pleno esplendor en primer lugar, y que hoy en día está más alejada de la realidad que nunca… pero no tan lejos como lo estará en diez y veinte y treinta años desde ahora. (A menos que ocurra una transformación radical, lo cual parece muy poco probable).

Por la causa de la libre proclamación del evangelio y la continuación de los derechos de las creencias y prácticas para las iglesias y otros, es bueno que algunas organizaciones cristianas continúen defendiendo estos derechos en los tribunales y en otros lugares. Los derechos que los creyentes tienen hoy fueron ganados a un gran costo en las generaciones anteriores, y es irresponsable y falto de amor el mirar pasivamente hacia el otro lado en detrimento de las futuras generaciones de seguidores de Cristo, incluyendo a nuestros hijos y nietos. Ellos están en peligro de perder sus derechos legales a vivir y anunciar y congregarse por el evangelio si no somos capaces de hablar y hacer algo para aferrarnos a nuestros derechos por los cuales personas derramaron sangre para obtenerlos y defenderlos.

Pero por favor, dejemos de representarnos, quienes hemos vivido la mayor parte de nuestras vidas sin oír de la libertad religiosa, como un grupo quejumbroso de interés especial lanzando pataletas. Llamemos felizmente la atención a Jesús y el derecho a creer, enseñar, celebrar y llevar sus buenas nuevas a todos los que escucharán.


Publicado originalmente en Eternal Perspective Ministries. Traducido por Wilmer Rodríguez.
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