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Los peligros que debes conocer al entrenar a hombres jóvenes para el ministerio

Entrenar a la próxima generación de pastores es crucial para ver la multiplicación de iglesias saludables en el futuro. Este entrenamiento comienza con jóvenes en sus respectivas iglesias, por lo general a una edad universitaria, ya que en ella se ven manifestaciones de su carácter y los dones que podrían calificarlos para un ministerio pastoral. Es esencial exhortar a estos jóvenes, ya que existen realidades que he encontrado que deben ser enfrentadas al equiparlos para el futuro y para el cuidado de sus almas.

Aquí tenemos algunas tendencias actuales que puedo ver entre los jóvenes que desean ser pastores:

1. Demasiado entusiasmo

Debido a la moda de plantación de iglesias que la cultura cristiana está viendo hoy, los jóvenes a menudo no tienen que enfrentar lo que las generaciones pasadas enfrentaron. La idea de trabajar para ganarse una posición es un concepto extraño hoy en día, que tiene a jóvenes de 22 años de edad a un mes de graduarse de la universidad creyendo que están listos para ser plantadores de iglesias y pastores principales. El incremento de educación en seminarios por internet expone una rápida formación teológica formal sin tener ninguna experiencia práctica en el liderazgo de la iglesia. El deseo de predicar inmediatamente es más fuerte que el de sentarse bajo la tutela de un predicador, y esto ha creado una actitud de impaciencia, donde se reclaman derechos, y la creencia de que uno conoce mejor y lo puede hacer mejor que el actual líder de una iglesia local.

A la hora de la verdad, el liderar una iglesia desde arriba es muy diferente a estar sentado abajo, teorizando acerca de cómo debería realmente funcionar la iglesia. Predicar un sermón y escuchar comentarios positivos de un grupo de amigos y familiares orgullosos animando a alguien es muy diferente a tener que preparar un mensaje cada semana, independientemente de las circunstancias que se presenten en la vida de uno. Estos jóvenes nunca han liderado un ministerio dentro de la iglesia, sin embargo, creen que están listos para liderar desde el púlpito. Es como si el asistente del entrenador de fútbol del equipo del barrio creyera que está listo para ser el entrenador principal de la selección nacional. Por alguna razón, la iglesia local es el único lugar donde la gente tiene el descaro de pensar que se puede liderar desde un alto nivel y sin experiencia alguna.

¿Cómo se puede entrenar a un joven que cree que está listo para asumir este nivel de responsabilidad y liderazgo sin tener ninguna experiencia en la vida real? Yo creo que se empieza enseñando a los jóvenes bajo tu liderazgo que deben tener cuidado al escuchar los comentarios de otros después de que prediquen. Por supuesto, es bueno ser animado. Sin embargo, en una congregación por lo general una persona mayor se emociona y es positiva cuando un joven tiene la oportunidad de hablar. Pero eso no quiere decir que eso lo convertirá en el próximo mega pastor y que está listo para predicar desde el púlpito cada semana.

Deja que un líder más joven te siga como su pastor, que vea las cosas que haces, las decisiones que debes tomar, las personas con las que te reúnes, y las horas que tienes que invertir para un ministerio eficaz. La obra es mucho más grande que escuchar un sermón por internet o tener un debate teológico. No tengas miedo de decirle a alguien que debe poner frenos a su velocidad, sentarse bajo tu enseñanza por una temporada, y primero liderar otros ministerios en la iglesia antes de ser el pastor principal. También es útil diseñar un plan de entrenamiento para tu líder más joven: es bueno mostrarle el compromiso que vas a tener en su proceso de desarrollo.

2. Sobreexposición a la industria y subcultura cristiana

Esto puede causar dificultades porque abre puertas para enamorarse de celebridades cristianas. Los más jóvenes a menudo imitan a predicadores con quien están más en contacto, esto genera que ellos estén más al pendiente de lo que ocurre en una iglesia que está en otro país de lo que ocurre en las iglesias de sus mismas ciudades. Esto se ha vuelto muy complicado, en especial hoy en día donde las distancias y fronteras se acortan por el acceso inmediato al internet.

Una iglesia reconocida que está ubicada en otra región o país se puede convertir en una especie de utopía para los líderes de otras iglesias ya que no toman conciencia de que las mismas luchas y conflictos que uno ve en su propia iglesia también se están produciendo en esa iglesia de renombre. La lujuria por obtener un ministerio así comienza a surgir, y la codicia se cuela, desarrollando una falta de aprecio por la iglesia local de cada uno. Así como alguien puede mirar en Instagram las fotos de la vida de un amigo y, al ver esas imágenes superficiales, puede desear la misma vida; un aspirante a pastor que está sobreexpuesto a la cultura cristiana puede correr ese mismo peligro. Estos jóvenes son muy vulnerables a la mentalidad de “el sol calienta mejor en esa esquina”, que a menudo produce el patrón de inconstancia el momento de servir.

Para entrenar a través de esta realidad, el pastor debe ser honesto acerca de lo que ocurre en la vida real. Esa iglesia famosa no explotó de un día a otro. El sudor, lágrimas, oración, ayuno, trabajo extremadamente duro, y como lo primordial, el obrar del Señor, han sido los ingredientes vertidos en cualquier iglesia que ahora experimenta reconocimientos. Yo informo a nuestros jóvenes que ninguno de sus amigos que no son creyentes han oído hablar de su predicador favorito por internet; a ellos no les importa el nuevo libro que se acaba de publicar, ni les importa quién va a hablar en la última conferencia. Yo les pregunto acerca de los no cristianos con quienes ellos pasan más tiempo que del último libro que están leyendo. Quiero prepararlos para ser misioneros locales más que verlos absorbidos por la subcultura cristiana.

3. Expectativas irreales

Una vez más, este mundo sin fronteras y de rápido acceso crea problemas para los futuros pastores mientras esperan su turno. La mayoría de iglesias nuevas nunca experimentan un crecimiento de más de 100 personas, y eso de ninguna manera indica el éxito o no de una iglesia. Nadie quiere hablar de cómo el crecimiento juega un papel dentro de muchas de las iglesias que son consideradas exitosas y reciben la atención de muchos jóvenes. El crecimiento de una iglesia alcanzando a no creyentes en tu ciudad es un proceso. Puede tomar el tiempo de toda una vida para apenas ver algo de lo trabajado. Es aún más difícil mantener una iglesia llena con personas que han sido heridas. Siento compasión por cualquier persona que es tan ingenua como para pensar que va a comenzar una iglesia hoy y de la noche a la mañana se va a convertir en el pastor de una mega iglesia.

Al entrenar, creo que debemos hacer a diario preguntas acerca de los motivos para actuar y el corazón detrás de ello. Debemos hacerlo de frente, ya que las expectativas deben mantenerse sin visión y la ambición debe ser desalentada. Quiero ver a jóvenes emocionados y soñando en grande acerca de la iglesia local en sus ciudades, pero corremos el riesgo de preparar jóvenes para el desaliento si permitimos que actúen dentro de realidades falsas fundadas en el éxito de su predicador favorito por internet.

Estoy encantado con el movimiento actual de plantaciones de iglesias y las oportunidades que se dan a pastores más jóvenes, ya que soy un ejemplo de alguien que no tiene que esperar su turno o pagar alguna cuota. Mirando hacia atrás, yo no creo que estaba listo para ese tipo de responsabilidad ni la presión del liderazgo, pero veo la gracia de Dios en mi vida e iglesia a pesar de mi inexperiencia, insuficiencias y deficiencias. Espero que en el nombre del cuidado de almas y plantación de iglesias saludables, entrenemos a jóvenes para que su ambición sea el prepararse para el ministerio y no simplemente un escenario. No necesitamos más celebridades, necesitamos iglesias saludables.


Publicado originalmente en Am I Called? Traducido por Fanny Castro.
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