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El comienzo de este nuevo año marca un antes y un después en la teología evangélica española.

Con la reciente publicación del documento Ética teológica y homosexualidad de Juan Sánchez Núñez (profesor en la Facultad de Teología SEUT, Seminario Evangélico Unido de Teología) y el libro Redescubrir la Palabra de Máximo García (recién jubilado profesor en la Facultad de Teología de la UEBE, Unión Evangélica Bautista de España), la teología liberal ha aterrizado oficialmente en España.

Aunque las dos denominaciones evangélicas más antiguas de España (la Iglesia Española Reformada Episcopal y la Iglesia Evangélica Española) fuesen fundadas en 1880 y 1869 respectivamente, fue a partir de la transición a la democracia a finales de los 1970 y el cambio del milenio que la fe evangélica empezó a crecer de una forma inaudita. Entre 2004 y 2014 el número de iglesias protestantes se duplicó en la península ibérica.

Puesto que la fe evangélica sigue siendo un fenómeno relativamente joven en España, hasta la fecha no ha tenido que pelear contra el liberalismo teológico. Tradicionalmente, los creyentes españoles se han visto obligados a posicionarse contra los errores del Catolicismo Romano; no obstante, los libros de dos destacados profesores tales como Sánchez Núñez y García marcan un nuevo tiempo en la historia de la España evangélica.

¿Por qué teología liberal? ¿Por qué ahora?

Se nos ocurren cuatro razones principales por las que la teología liberal se está dando a conocer actualmente.

1) Muchos hermanos en España desconocen la historia evangélica de otros países noratlánticos. La teología liberal mató la vitalidad de las iglesias protestantes de Alemania y Holanda en el siglo XIX, y vació las iglesias del Reino Unido y los Estados Unidos a lo largo del siglo XX. Como dijo Spurgeon, “Alemania se hizo incrédula debido a sus predicadores e Inglaterra está siguiendo sus pisadas”. Irónicamente, la teología liberal —en su afán por ser relevante— acaba siendo todo lo contrario. Los creyentes en España necesitan tomar en serio las tristes lecciones del pasado y oponerse al liberalismo por amor a la salud de la Iglesia.

2) La deificación de los sentimientos en la adoración contemporánea. Lo que cuenta ya no es el celo por la exposición de la Palabra ni por la doctrina protestante, sino el estado emocional del creyente. Muchas conferencias e iglesias locales giran en torno a mensajes sensacionalistas y egocéntricos, predicadores dinámicos, y un fuerte enfoque en las luces, el sonido, y la música. Como destaca la nueva edición de la revista Nueva Reforma en España, ¡ahora hay DJs evangélicos pinchando discos en las iglesias de España! Es fácil casar tal espíritu liviano y poco reverente con el mensaje liberal de que la doctrina no importa. Si no se cultiva la mente para la gloria de Dios, la teología liberal se hace inevitable.

3) En tercer lugar, hay pocas voces en España que condenan la teología liberal a nivel nacional. Bastantes líderes clave han sido bautizados en silencio. ¿Por qué? Tal vez miedo o ignorancia o indiferencia. Otro gran problema es el denominado “amiguismo evangélico” donde nadie se atreve a corregir a nadie por desviaciones doctrinales. Se da más prioridad al bienestar de una determinada institución evangélica que los claros mandatos de la Palabra de Dios. Además, se está dando un fenómeno, condenado por Martyn-Lloyd Jones en los años sesenta, donde la meta de varias fraternidades de pastores es la de conseguir que el alcalde o algún representante del gobierno esté presente en la reunión. Este politiqueo evangélico está llevando a algunos a buscar la gloria de los hombres antes que la gloria de Dios y por lo tanto, el mensaje del evangelio es sacrificado por el deseo de quedar bien con los políticos seculares. Se pierde la ofensa del mensaje de Cristo. Consiguientemente, la opción liberal llega a ser cada vez más atractiva.

4) La verdadera razón por la que ha surgido el liberalismo es por la misma razón de siempre: la incredulidad. Desde los días del Edén, los pecadores han puesto en tela de juicio la autoridad de la bendita, inspirada, infalible, e inerrante Palabra de Dios. En vez de afirmar la verdad de Dios, los liberales se gozan en cuestionar, dudar, y sospechar de todo lo que el Señor dice. Nos acordamos de lo dicho por Martín Lutero: “El Espíritu Santo no es un escéptico; tampoco son dudas o meras opiniones lo que Él escribió en nuestros corazones, sino aserciones, más ciertas e inconmovibles que la vida misma y cualquier experiencia”.

¿Qué se puede hacer?

Podemos pensar en cuatro maneras de oponernos al avance de la teología liberal en España.

1) Hace falta volver a defender los atributos de las Sagradas Escrituras: su autoridad, suficiencia, claridad, y necesidad. En cuanto a la autoridad de la Palabra, necesitamos redescubrir tanto la infalibilidad (la Biblia no puede errar) como la inerrancia (la Biblia no yerra) de las Escrituras, dos doctrinas repudiadas por los liberales. La historia nos ha enseñado una y otra vez que en, última instancia, la batalla contra el liberalismo siempre tiene que ver con la doctrina de la Palabra de Dios. Gracias al Señor, la mayoría de las denominaciones evangélicas en España profesa fe en la plena autoridad de la Palabra.

2) Hay que defender la predicación expositiva y la enseñanza doctrinal/histórica. Y como nos recordó Francis Schaeffer justo antes de morir: es hora de tomar medidas contra aquellos líderes, predicadores, y teólogos que siembran confusión tocante a los fundamentos de nuestra fe protestante. Cuando Al Mohler llegó como presidente al Seminario Bautista del Sur en los Estados Unidos en 1993, su primer esfuerzo fue el de echar fuera un 96% del profesado que no creía en la inerrancia de la Biblia. Este varón de Dios tenía agallas. Honró la Palabra, y en nuestros días el Señor ha levantado ese Seminario como un referente a nivel mundial. ¡Que el Todopoderoso nos dé una buena dosis del espíritu de Mohler! ¡A defender la teología bíblica a toda costa!

3) Es necesario unir fuerzas y formar una coalición por el evangelio en España. Es imprescindible fomentar comunión entre los pastores y hermanos conservadores para que sepan que no están solos en el campo de batalla. A finales de octubre 2016 se celebró la primera conferencia nacional de Pasión por el Evangelio con la presencia del predicador invitado Sugel Michelén. Más de 450 hermanos de 150 iglesias se reunieron para celebrar el evangelio y la sana doctrina. Creemos que el ministerio de Pasión por el Evangelio podrá hacer mucho bien a la hora de unir los corazones de ministros apasionados por la verdad de Dios. Tanto Spurgeon en el siglo XIX como Lloyd-Jones en el siglo XX anhelaron ver la creación de una alianza evangélica fundamentada en convicciones reformadas. Si los liberales se esfuerzan tanto por promocionar el movimiento ecuménico, los conservadores han de buscar una unidad basada en las grandes doctrinas no negociables del evangelio.

4) Por último, pero de vital importancia, es necesario postrarnos en oración. ¿Cómo no entregarnos al sagrado arte de la intercesión cuando vemos al enemigo avanzar? Oremos en nuestros hogares por el triunfo de la Palabra de Dios. Pidamos que el Señor cierre la boca del león. Clamemos para que el Señor levante a voceros valientes y preparados, capaces de refutar la sabiduría egipcia y babilónica de los liberales. Repitamos la oración del profeta Habacuc: “Oh Señor, aviva tu obra en medio de los tiempos. En medio de los tiempos hazla conocer” (Habacuc 3:2). ¡Que el Señor nos envíe a miles de predicadores con la llama del Espíritu encendida en el corazón! ¡Oremos por España!

Con todo, la guerra contra el liberalismo no es nada nueva; no obstante, sí es la primera vez que el debate se ha desatado en la península ibérica. Como siempre, el pueblo evangélico tendrá que aprender a depender de las grandiosas promesas de Dios y a aferrarse a la verdad de que: “Toda carne es como hierba y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la Palabra del Señor permanece para siempre” (1 Pedro 1:24-25).

Imagen: Lightstock
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