En la mañana de este lunes 23 de Enero, en una de sus primeras órdenes como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ha dado un férreo golpe contra la financiación de la industria mundial del aborto. El presidente norteamericano acaba de restaurar la “Mexico City Policy”, una medida establecida en 1984 por Ronald Reagan que prohibe la financiación por parte de Estados Unidos a organizaciones que provean y promuevan el aborto.
La medida es tomada un día después de la conmemoración del 44 aniversario de la decisión Roe V. Wade, un fallo por parte de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos que ha permitido el aborto de más de 58 millones de hombres y mujeres creados a la imagen y semejanza de Dios.
La Mexico City Policy (así nombrada por haber sido firmada en Ciudad de México) ha sido reafirmada y derogada en numerosas ocasiones, siendo derogada recientemente por el demócrata Barack Obama en esta misma fecha del 2009, y por Bill Clinton antes que él. Al afirmarla de nuevo, Trump se une a los republicanos Reagan y George Bush padre e hijo en prohibir que la industria del aborto a nivel mundial sea fortalecida por el dinero de los contribuyentes norteamericanos.
Los críticos de esta medida dicen que Estados Unidos tiene una responsabilidad como líder mundial de proveerle a las mujeres de todo el mundo de formas salubres de realizarse abortos cuando así lo necesiten. Este pasado fin de semana, el primero luego de su toma de posesión, el presidente Trump se enfrentó a una marcha de cientos de miles de mujeres en Estados Unidos y alrededor del mundo que reclamaban “sus derechos reproductivos” y la “libertad de una mujer para elegir”. Al tomar esta medida, Trump se enfrentará una vez más a la crítica de las organizaciones feministas y culturalmente “progresivas”.
Por su parte, los cristianos nos regocijamos que una vez más Estados Unidos hará una menor presión sobre los países del mundo en la promoción de la cultura de la muerte del aborto. De manera particular, y al estar tan cerca de esa nación, en República Dominicana sentimos con mucha fuerza la influencia norteamericana a favor del aborto y los llamados derechos de la LBGT, y nos regocijamos junto a los demás países de América Latina con esta medida.
Con certeza, nuestros ojos están puestos en Jesús, y no en ningún hombre, particularmente alguien con un carácter tan marcadamente contrario a la Palabra de Dios como es el nuevo presidente de Estados Unidos. Pero este es un momento de regocijarnos y continuar orando por los que están en autoridad y los que rodean a este presidente, muy particularmente el Vicepresidente y confeso creyente Mike Pence, para que la santidad de la vida del ser humano sea exaltada, y que no haya tropiezos para el avance del evangelio.
“Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; El lo dirige donde le place” (Proverbios 22:1).
