¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Probablemente conoces la escena de La Bella y la Bestia cuando las personas del pueblo pobre y provinciano deciden atacar el castillo. Los franceses de naturaleza dulce cambian sus baguettes por horcas, sus ovejas por feroces perros, y sus sonrisas por desprecio. La multitud se abalanza contra el castillo para matar a la bestia, dirigidos por el despreciado pretendiente de Bella, Gastón.

Ahora la vida real ha imitado al arte, pues padres ofendidos han respondido negativamente al anuncio de que la nueva película de Disney, La Bella y la Bestia, incluirá el primer momento “exclusivamente homosexual” de la compañía. De repente, nuestro amado clásico de la infancia se convierte en otra arena en la que tenemos que vigilar cuidadosamente a nuestros hijos del mundo de los adultos.

¿Pero de verdad fue “de repente”?

La Bella y la multitud

La queja ha sido clara: “Estaba tan emocionado de llevar a mi hijo a ver ‘La Bella y la Bestia’, pero ahora no estoy seguro”. “¡No puedo creer que intenten introducir su agenda en una película para niños!”.

Esas declaraciones me confunden. No porque no crea que los padres deban ejercer cuidado sobre lo que sus hijos ven, o decidir ellos mismos cuándo introducir y discutir temas como la homosexualidad. Lo que me sorprende es la idea de que hasta ahora los padres cristianos están diciendo que no llevarán ciegamente a sus hijos a ver La Bella y la Bestia. Hasta ahora se dan cuenta de que no pueden confiar implícitamente en que una compañía secular no comprometerá en sus películas la cosmovisión cristiana. Ahora están dibujando una línea en la arena. ¿De verdad debería esto ser algo nuevo para nosotros?

Mis padres nunca me llevaron a ver una película sin primero investigar acerca de ella. Cuando crecí, era mi trabajo buscar y ver en qué nos meteríamos antes de ir. No debería ser nuevo para nosotros como cristianos el hecho de que necesitamos tener cuidado con la agenda que los medios masivos ponen frente a nosotros. Si este es nuestro despertar a que no podemos confiar en que todo lo que produce Disney puede ser visto por nuestros hijos, ¿no hemos tardado demasiado tiempo? ¿Qué tan ingenuos hemos sido para asumir que podíamos confiar en Disney hasta hoy?

El arte refleja creencias

Tampoco es novedad que la homosexualidad ha sido, y seguirá siendo, vista como normal en nuestra sociedad. Disney no es en nuestra sociedad el lobo malvado de los cuentos . Cada vez más, los cristianos son vistos como los raros y los malos de la historia. Los creyentes genuinos en Jesús son una minoría cada vez más , y es hora de que dejemos de pensar que el trabajo de los medios de comunicación es atendernos. Nuestro llamado como “extranjeros” es ir a cada película, canción, libro, y conversación, con los ojos abiertos. No debemos escandalizarnos de que las palabras de un director, que probablemente busca publicidad, causen controversia sobre esta nueva película. Más importante todavía, debemos preocuparnos más por impactar y moldear la cultura en la que estamos, en lugar de agitar el dedo hacia ella como los Fariseos.

Hay lugar para decir que desearíamos que Disney no estuviera forzando este tema sobre nosotros. Está bien estar un poco decepcionados de que nuestros planes para ir al cine se arruinaron. Sí, está bien desear nuestro hogar eterno cuando nuestra sociedad nos recuerda que no estamos ahí. No todos los cristianos que expresan su preocupación lo están haciendo con una horca en su mano. Esos sentimientos de dolor sobre el pecado son válidos.

Solo pido que nosotros, peregrinos en un mundo que no es nuestro hogar, revisemos el sentirnos con derechos sobre los medios de comunicación.

Disney será Disney

Cuando era niña, mi padre puso en pausa la película de Pocahontas y tuvimos una conversación larga e inolvidable acerca del panteísmo. Yo era demasiado joven como para entender la herejía que se expresaba en la canción de “Colores en el viento”, pero él abrió Romanos 1 y nos habló de cómo los humanos nos inclinábamos, en nuestro pecado, a adorar “a la criatura en lugar del Creador” (Romanos 1:25).

La homosexualidad no es igual al panteísmo. Pero, de manera interesante, ambos son cubiertos en el mismo pasaje de Romanos 1. Pablo nos dice que una vez que negamos al Creador a favor de la creación, todo tipo de impiedad está a la vuelta de la esquina (Romanos 1:29). No creo que él estaría sorprendido de que una compañía productora que no tiene una cosmovisión cristiana promueva cosas que no van de acuerdo con nuestra fe. Ya sea que estén representando adecuadamente cierta visión del universo, o intentando representar la homosexualidad de manera positiva, ellos nos están mostrando nuevas “creencias” culturales que no pueden ser ignoradas.

Críalos en Cristo

La agenda de Disney podría o no sorprendernos, pero debería recordarnos que no podemos relegar el trabajo de enseñar a nuestros hijos a Disney, o Pixar, o Dora, o Plaza Sésamo. No podemos llevar ciegamente a nuestros hijos a ver una película de Disney, de la misma manera que no podemos sentarlos ciegamente frente al televisor para ver caricaturas. Este mundo no es nuestro hogar, y esta cultura no es nuestra aliada, y nuestro nivel de vigilancia debe reflejar eso.

Efesios 6:4 nos recuerda como padres que debemos criar a nuestros hijos en “la disciplina e instrucción del Señor”. No podemos esperar que la cultura haga el trabajo duro por nosotros. Esto no significa que no podemos molestarnos cuando una película a la que hubiéramos querido llevar a nuestros hijos presente mensajes que van en contra de lo que queremos que nuestros hijos escuchen; al contrario, el pecado debería molestarnos y frustrarnos. Pero no debemos sorprendernos ni desanimarnos cuando lo inevitable ocurra.

Una oportunidad para hablar

Ya sea acerca de un mensaje en una película, una conversación en la escuela, o aquello que salga de su propio perverso corazón (Jeremías 17:9), nosotros somos responsables de enseñar y guiar a nuestros hijos.

Tal vez para tu familia eso signifique hacer una decisión informada acerca de ver una película ahora, y tener una conversación sobre la agenda de Hollywood antes o después o ambos. Para otra familia, tal vez signifique ayudar a su hijo a tener una difícil conversación acerca de por qué no vieron la nueva película. De cualquier manera, esta es una oportunidad importante que no debemos desperdiciar.

Sin importar qué tan inicuo o gráfico este momento “exclusivamente homosexual” resulte ser, esta película no está metiéndonos una nueva idea, sino reflejando las ideologías de nuestro prójimo. Y el remedio para esta ideología no es un enojo ciego, sino la proclamación del evangelio de Cristo, empezando con nuestros propios hijos, veamos la película o no.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando