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Fragmento adaptado de Guerra de palabras. Paul Tripp. Poiema Publicaciones.

Las palabras son poderosas, importantes, significativas. Así es como debe ser. Cuando hablamos, debemos ser conscientes de que Dios le ha dado significado a nuestras palabras. Él ha ordenado que ellas sean importantes. Las palabras fueron significativas en la creación y en la caída. Son importantes para la redención. Dios le ha dado valor a las palabras.

Él tiene un diseño para nuestra comunicación; un plan y un propósito específico para el habla del cuerpo de Cristo. Espero establecer un fundamento bíblico sólido para que podamos entender la comunicación, empezando en el lugar en que escuchamos palabras habladas por primera vez; pasando luego a la Caída para ver el papel que jugaron las palabras en el evento que alteró todo nuestro mundo, y, finalmente, considerar las palabras desde el punto de vista de la redención. Absolutamente todo cuanto hablamos está relacionado a estos eventos. Entender esto nos mostrará la importancia de nuestras palabras, la razón por la que luchamos tanto con ellas y el diseño de Dios para las palabras de Su pueblo.

La mayoría de los libros acerca de la comunicación se enfocan en técnicas y habilidades, sin reconocer que nuestra lucha con las palabras es algo mucho más profundo. La guerra de las palabras tiene su origen en el huerto del Edén. A medida que vayas entendiendo cómo esos momentos moldearon nuestro mundo de palabras, comenzarás a entender tu propia lucha con ellas y la salida que Dios ha provisto. […] Si entiendes la raíz de tu problema, podrás experimentar un cambio duradero.

¡Dios habla!

No entenderás plenamente la importancia de las palabras hasta que te des cuenta de que las primeras palabras escuchadas por oídos humanos no fueron las de otro ser humano, ¡sino las palabras de Dios! El valor de la comunicación humana está basado en el hecho de que Dios habla. En medio de las imágenes y los sonidos del mundo recién creado, se escuchó la voz de Dios hablándole a Adán y a Eva en lenguaje humano. Cuando Dios escogió revelarse de esa manera, elevó el habla a un lugar de altísima importancia, haciéndolo Su vehículo principal para la verdad. A través de las palabras llegaríamos a conocer las verdades más importantes que puedan ser conocidas—verdades que revelan la existencia y la gloria de Dios; verdades que dan vida—. Al intentar entender el mundo del habla humana, es vital que lo entendamos desde la perspectiva de Génesis 1—el único tiempo en la historia humana en que no hubo guerra de palabras.

En Génesis 1, el mundo de la comunicación era uno de paz, verdad y vida. Las palabras nunca se utilizaron como armas. La verdad nunca se utilizó para aplastar. Las palabras siempre eran dichas en amor, y la comunicación humana nunca rompió los lazos de la paz.

Es un mundo que puede enseñarnos mucho acerca de la comunicación. En primer lugar, Dios se revela a Sí mismo y revela Su plan y propósito utilizando palabras. Inmediatamente después de crear a Adán y a Eva, Dios les habló. Fue Su decisión revelárseles, explicarles Su voluntad y darles una identidad por medio del lenguaje humano. Todos Sus otros medios de autorrevelación fueron explicados y definidos a través de este medio central.

¡Dios, el soberano Creador y Señor, habló a Adán y a Eva en palabras que pudieran entender! Deja que este pensamiento asombroso te cautive. ¡El Dios infinito y todopoderoso se hace a Sí mismo conocible y entendible a través del lenguaje humano! Desde el momento de la creación, Dios no ha estado distante ni apartado. No está escondido ni en silencio. Se acerca y usa palabras para revelarse y explicar todo lo demás. Dios no es solamente un Dios que hace, sino también un Dios que habla a Su pueblo poderosa, elaborada, coherente, exhaustiva y claramente. Cada fase de Su obra está marcada con Sus palabras. No deja a Su pueblo sin testimonio.

La comunicación de Dios está diseñada con amor para abordar la necesidad del momento, utilizando palabras que puedan ser entendidas con facilidad. Antes de obrar, Dios revela lo que está a punto de hacer; mientras está obrando, habla de lo que está haciendo; y cuando termina, interpreta lo que ha hecho. Es un Dios que puede ser conocido porque es un Dios que habla. La Escritura lo presenta como el gran estándar para todo tipo de comunicación.

Dios define Su carácter, Su voluntad, Su plan, Su propósito y Su verdad a través de Sus palabras. Palabras como roca, sol, fortaleza, escudo, pastor, padre, juez, cordero, puerta, amo, agua y pan explican quién Él es y qué hace. Estamos tan familiarizados con estas palabras que tendemos a olvidar su importancia. ¡Pero estas son las palabras con las que hemos llegado a conocer al Rey de Reyes y Señor de Señores! No podrás entender la comunicación humana si no empiezas aquí, con la gloria de Dios y con Su maravillosa gracia al revelarse a nosotros en términos que podemos entender y que a la vez alteran radicalmente nuestra perspectiva sobre todo lo que existe.

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