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“A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños” (Dn. 1:17).

¡El Señor vela por la ciencia!

En vista del creciente ateísmo en nuestros días, es natural que se levante la pregunta, ¿es la fe cristiana para personas brillantes también?

El trasfondo de las ciencias modernas

Cuando vemos todas las maravillas científicas y tecnológicas que nos rodean, quedamos simplemente asombrados. Las maravillas de la aviación. Los autos. La transmisión por cable y la televisión. La comunicación inalámbrica y satelital. Los avances de la tecnología robótica. Las inverosímiles tecnologías armamentísticas. Simplemente, asombroso.

Pero, ¿sabía usted que detrás de esas asombrosas obras humanas hay una larga historia ligada a la fe bíblica?

Por supuesto, no podemos ignorar la realidad de los descubrimientos antiguos. Los griegos, egipcios, y babilónicos tienen su cuota detrás de lo que hoy se conoce como las ciencias exactas. Aplaudimos los postulados de hombres como Arqímides, cuyos principios siguen vigentes aun hoy. Pero en sinceridad, fuera de los matemáticos y astrofísicos griegos y babilónicos, y los médicos y geómetras egipcios y griegos, el resto es metafísica. 

El avance científico y tecnológico es una realidad occidental posterior al renacimiento. Los grandes sistemas científicos y las grandes innovaciones tecnológicas proceden del mundo occidental cristiano. ¿Por qué?

Cuando la fe cristiana asalta las mentes de los perdidos en el error y sumergidos en las tinieblas, ocurre un despertar. 

El cristianismo, cuna de universidades y gobiernos

Todas las universidades durante los primeros 200 años de la historia surgieron, no solo con un enfoque en la teología, sino que en el seno de la cristiandad occidental. El origen de la democracia como sistema fue en Inglaterra, por la procura del cristianismo. El capitalismo es una secuela de la democracia, y también tiene su origen en la Inglaterra cristiana de los siglos XVI y XVII.

La compasión es una virtud cristiana. Las instituciones benéficas (hospitales, escuelas, cruz roja y todas las demás, sin excepción), surgieron en el seno de la cristiandad occidental. Así también los esfuerzos de ayuda y cooperación de fondos para las necesidades de otras naciones: primero como un esfuerzo misionero, y luego como una institución gubernamental.

El espacio de un artículo no es suficiente para escribir cómo la Biblia y la fe cristiana influenciaron el mundo occidental.

Algunos padres de la ciencia cristianos

Los grandes pensadores del pasado solían ser monjes, teólogos, o monarcas cristianos. Los nombres de los más grandes científicos figuran dentro de las filas de la fe cristiana. Te sorprenderá quizás saber que los siguientes hombres, por dar una muestra, fueron fieles devotos cristianos (tanto católicos como protestantes), y/o de origen judío.

Algunos ejemplos son Copérnico, Galilei, Newton, Kepler, Pasteur, Cauchi, Liebig, Lavoicier, Schödinger, Faraday, Volta, Locke, Pascal, Gaus, Ampere, Joule, Maxwell, Mendel, Edison, Plank, Lord Kelvin… la lista sigue y sigue. Increiblemente Emanuel Kant, quizás el más grande pensador de la historia moderna, también fue un devoto cristiano. 

Claro, no estamos juzgando aquí la pureza de su fe, sino hablando de su cosmovisión y religión. Spinoza, Freud, Marx y Eistein (entre otros) eran judíos. El pensamiento de estos cuatro hombres ha trastornado el mundo entero, y no necesariamente para bien. 

Volta escribió, “yo confieso la fe santa, apostólica, católica y romana. Doy gracias a Dios que me ha concedido esta fe, en la que tengo el firme propósito de vivir y de morir”. Isaac Newton, aunque terminó siendo prácticamente unitario, escribió comentarios bíblicos sobre Daniel y Apocalipsis dignos de ser revisados. Johannes Kepler escribió: “Dios es grande en su poder, infinita su sabiduría. Alábenle cielos y tierra, sol, luna y estrellas con su propio lenguaje. ¡Mi Señor y mi Creador! La magnificencia de tus obras quisiera yo anunciar a los hombres y en la medida en mi limitada inteligencia pueda contemplar”.

A pesar de la secularización de muchas instituciones educativas, la NASA y otras organizaciones científicas occidentales están repletas de profesionales cristianos.

El Dios de toda sabiduría e inteligencia

“Los ojos del Señor guardan el conocimiento” (Pr. 22:12) y “el temor del Señor es el principio de la sabiduría” (Pr. 1:7).

El Señor nuestro Dios es quien da la sabiduría y la inteligencia. Él, en su infinita misericordia, es quien ilumina las mentes de los hombres para poder entender mejor la creación. Es nuestra oración y nuestra predicación que Él ilumine cada vez más hombres para amar al Creador, como solo lo hace posible el evangelio.

Imagen: Lightstock
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