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¡Qué gozo es escuchar cada día que más y más personas a lo largo de Latinoamérica están cansadas del evangelio de la prosperidad y buscan ser más bíblicos! Púlpitos que quieren fortalecerse, conferencias que nos animan a la sana doctrina, y un creciente número de blogs y recursos que buscan edificar a la Iglesia.

¿Tiene la consejería bíblica algún rol que jugar en este contexto? Aquí presento algunos argumentos sobre por qué la consejería bíblica no debe ser un ministerio opcional en este mover de Dios.

El mandamiento lo demanda

La consejería bíblica no es más que una extensión de la Gran Comisión. Jesús nos llama a hacer discípulos, enseñándoles a guardar todo lo que él ha mandado (Mateo 28:19-20). Mientras caminamos como Iglesia, Dios nos usa como herramientas para ayudar a otros crecer en obediencia a él y formar la imagen de Cristo en sus vidas. 

El problema es que vivimos en un mundo roto donde el enemigo quiere hacer todo lo posible para no permitirnos crecer en la gracia. El resultado del pecado es que hay áreas de mayor dificultad en este proceso de crecimiento. La consejería bíblica, entonces, es un discipulado intensivo que busca ayudar a tratar esas áreas específicas de dificultad. Si tomamos en serio la Gran Comisión y el amarnos los unos a otros, la consejería bíblica no es un ministerio opcional. 

La Biblia lo reclama

Es interesante que un mundo que dice que no hay verdades absolutas está constantemente queriendo dar respuestas autoritativas sobre cómo ayudar y entender a la gente que atraviesa dificultades. Ese mismo mundo ataca a la Biblia como la autoridad en esas mismas áreas. Hoy muchas personas (inclusive en la iglesia) ven la Biblia como un libro que no tiene nada útil que decir para la “vida real” de una persona: “Si quieres ayudar a que alguien no vaya al infierno usa la Biblia, pero si quieres ayudar a alguien que esta batallando con depresión, pornografía, comunicación, hijos rebeldes, etcétera, tienes que buscar ayuda en otro lugar”.

No obstante, 2 Pedro 1:3 dice lo contrario: Dios nos “ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad”. La infalibilidad, inerrancia, y suficiencia de la Biblia pasa de ser una discusión teológica a una boya salvavidas que traer esperanza y cambio en un mundo que desesperadamente busca respuestas.

El creyente sabe que un Dios amoroso y soberano se reveló mediante las Escrituras. Él está redimiendo a la humanidad y en Cristo ha dado el poder y las herramientas para cambiar. Si creemos que la Biblia es la infalible, inerrante, y suficiente Palabra de Dios, la consejería bíblica no es un ministerio opcional. 

Los críticos ruegan por ella

Creo que no es sorpresa que críticos de la reforma en Latinoamérica apuntan a una supuesta (y a veces real) falencia de aquellos que están abrazando la reforma. La crítica dice que hay una falta de humildad y un tono que siempre parece ser superior, polémico, confrontativo, y falto de amor. 

Una iglesia, pastor, o creyente que aconseja bíblicamente es uno que está siendo moldeado y sensibilizado por la realidad de interactuar con personas en los momentos más difíciles de sus vidas. Su tono cambia al sentarse frecuentemente con personas en medio de gran sufrimiento. Dios usa el asiento de consejería para enseñarnos las palabras de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:14, donde vemos que algunos necesitan ser amonestados, otros animados, otros sostenidos y aprendemos cómo ser más amorosos, sabios y pacientes y no tratar a todos de la misma manera y en el mismo tono.

Además, el cambio no ocurre solo mientras interactuamos con aquellos delante de nosotros, sino mientras Dios interactúa con nuestro corazón. Hasta ahora no he ido a una sesión de consejería matrimonial donde Efesios 5:24 no me haya hecho sentir inadecuado en mi rol como esposo al ver el ejemplo de Cristo. Un creyente que aconseja no puede salir de la consejeria sintiéndose superior; al contrario, los que aconsejan son recordados de que por gracia Cristo sigue formándolos de la misma manera que él está formando al aconsejado. 

Si queremos ser cristianos que ministramos la verdad en amor, la consejería bíblica no es un ministerio opcional.

Nuestra teología lo solicita

Nuestra pecaminosidad nos puede llevar a ver la teología como una actividad meramente intelectual. El tratar con personas en medio del dolor toma tiempo, oración, preparación y sacrificio. La consejería bíblica provee un lugar claro para ver si realmente entendemos las doctrinas de las que tanto hablamos.

Por ejemplo, es una cosa el dispensar nuestro conocimiento de la soberanía de Dios. Es otra el saber cómo ministrar con ese conocimiento a una persona que ha perdido su hijo, su esposa, o trabajo. La consejería bíblica conecta nuestra teología de manera práctica a las vidas de las personas mientras nos cuestiona y anima a crecer en nuestro entendimiento de varias doctrinas.

Si queremos ser cristianos teológicamente informados, la consejería bíblica no es un ministerio opcional. 

Los púlpitos lo exigen

Ya sea como un trueno que un instante trae luz, o como el agua que poco a poco va rompiendo una roca, el Espiritu Santo obra y trae convicción de pecado mediante la exposición de la Palabra. Esas personas que están sentadas bajo la predicación empiezan a ver su corazón de manera bíblica. El resultado es que el pecado que ha atormentado sus vidas requiere ser tratado; los “pecadillos” que ignoraban necesitan ser confesados, al igual que actitudes, palabras, estilos de vida y acciones. Dios lleva a sus hijos a un lugar hermoso, pero muy difícil e intimidante. 

La consejería bíblica lleva ayuda práctica, amor, cuidado y seguimiento para esas ovejas en medio de estos cambios. Un pastor necesita seguir el ejemplo de Pablo. Pablo no solo tuvo un ministerio público de la Palabra, sino también un ministerio privado (“de casa en casa”, Hechos 20:20). Además, he escuchado a un sin número de predicadores que dicen haber crecido en su habilidad de predicar y ser mejores pastores, mientras crecieron en su ministerio de aconsejar. 

Si tomamos en serio nuestro rol como pastor, la consejería bíblica no es un ministerio opcional. 

Nuestra debilidad lo requiere

Recientemente escuché a Sugel Michelén decir: “Me anima ver que una gran cantidad de personas que están llegando a un entendimiento claro de la soteriología bíblica, la doctrina de la salvación. Me preocupa que no siempre veo que ese movimiento camine a la par de una buena eclesiología, y yo creo que una buena soteriología en el aire no se sostiene”.

La consejería bíblica obliga a una iglesia y al creyente a buscar ese necesario y saludable equilibrio. Mientras la soteriología nos dice cómo crece la gente (justificación, santificación, etc.), la eclesiología nos provee el campo de juego y las herramientas prácticas para ese cambio (membresía, discipulado, etc.). Recordemos la importancia de la iglesia local en el plan eterno de Dios.

Si tomamos en serio nuestras debilidades como movimiento, la consejería bíblica no es un ministerio opcional. 

Lo entiendo… pero, ¿qué hago? 

Ora: De la misma manera en que algunos ministerios están ayudando a capacitar a la iglesia hispana en las áreas de predicación, liderazgo, y enseñanza, hay organizaciones que están buscando ayudar a capacitar consejeros. Ora para que Dios siga permitiendo esas oportunidades. 

Busca: Con discernimiento investiga materiales confiables en Internet. En este enlace encuentras una opción gratuita.

Lee: La Asociación de Consejeros Bíblicos Certificados (ACBC) ha añadido una página en español, que incluye una lista de libros recomendados. Además, la nueva revista de 9Marcas habla de este tema. Descarga el PDF gratuitamente aquí

Asiste: Trata de asistir a una conferencia en el tema. Si vives cerca de Querétaro, no te pierdas de esta oportunidad. 

Si queremos iglesias saludables que multiplican discípulos saludables, la consejería bíblica no puede ser algo opcional para ti y tu iglesia. Entonces, antes de empezar un nuevo blog cristiano u organizar tu siguiente conferencia, te animo a que consideres capacitarte en cómo aconsejar biblicamente.

Imagen: Lightstock
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