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¿Está lista tu iglesia para el futuro?

Compartiendo las buenas nuevas en un mundo cambiante

Recientemente tuve una conversación animada con una mujer a mi lado durante un vuelo. “Escucha”, dijo ella, “si quiero ser un hombre el lunes y una mujer el miércoles, ¿a quién le importa? La identidad de género es simplemente una cuestión de preferencia personal”.

Dijo que ella cree en la bondad esencial de la naturaleza humana, por lo tanto le pregunté cómo describiría el estado del mundo: “Es obvio, el mundo se cae a pedazos. ¡Es un desastre!” 

“Pero, ¿cómo es eso posible si el mundo está lleno de gente buena?”, le pregunté.

Ella hizo una pausa y luego me ofreció un análisis singularmente estadounidense: “Creo que nuestro problema se deriva de dos fuentes: las personas o tienen problemas de adicción y necesitan un programa de recuperación, o están heridas psicológicamente y necesitan terapia. ¿No te parece?”

Le respondí, “Ambas soluciones ayudan a la gente. Pero, ¿qué pasa si después de la recuperación descubrimos que nuestro problema es aún más profundo? ¿Qué pasa si nuestra adicción fundamental es a nosotros mismos? ¿Qué pasa si el meollo del problema es el corazón?” Entonces me preguntó: “Sí, pero ¿quién en el mundo tiene el poder de curar el corazón?”

Le dije: “Honestamente, no puedo pensar en nadie ni nada más que en Dios”.

Los comentarios de esta mujer revelan el desafío que nuestro testimonio enfrenta en la cultura actual: el evangelio de Jesucristo es la noticia más gloriosa para nuestro planeta cansado y desgastado. Sin embargo, a muchos cristianos les resulta difícil compartir las buenas nuevas, y sienten que es imposible —o que no es una prioridad— compartirlas con personas cuyas opiniones difieren radicalmente de las nuestras.

¿Cómo comunicamos con eficacia y de forma cautivadora que “Jesús es el Señor” a las personas que creen que la preferencia es lo más importante? 

El mundo ha cambiado

Las encuestas y los pronósticos nos dicen que el cristianismo en los Estados Unidos tiene un futuro sombrío. Si bien no confío mucho en los reportes de tendencias, aparte de tratar de entender el significado detrás de los sondeos, no hay duda de que el paisaje cultural de los EEUU ha cambiado. No todos los cambios son malos, por supuesto, pero la modernidad avanzada ha producido algunas distorsiones letales:

  • El colapso de la verdad absoluta.
  • El cambio de la autoridad objetiva a las preferencias personales.
  • El diseño de la religión/ filosofía de elegir lo que creemos, “estilo cafetería”.
  • La revolución sexual.

Aunque el evangelio sigue siendo verdaderamente glorioso, el mundo no es lo mismo. Y eso es quizás el mayor reto para las iglesias estadounidenses hoy en día. Cuando el misionero británico Lesslie Newbigin volvió a Inglaterra en la década de 1970 después de años viviendo en el extranjero, él reconoció dos cosas: la secularización de Inglaterra, y el efecto de la cultura secular sobre los cristianos. El reto, descubrió, no era solamente cómo alcanzar a los incrédulos con el evangelio, sino también cómo alcanzar a los creyentes con el evangelio —los “fieles infieles” que se veían mucho más influenciados por el secularismo de lo que creían.

La descripción de Newbigin es una imagen de los EEUU de hoy. Os Guinness dice que, debido a los efectos de la modernidad avanzada, los cristianos occidentales que creen en el evangelio en sus cabezas, a menudo se comportan como ateos en sus acciones. Es decir, el problema no es la falta de poder del evangelio, sino la incredulidad funcional.

Regreso del futuro

Mi marido, Dick, y yo recientemente regresamos a los Estados Unidos después de siete años viviendo y haciendo el ministerio de evangelismo en el Reino Unido y Europa —uno de los lugares más difíciles del mundo para el evangelio. Sin embargo, vimos fruto extraordinario. 

Ahora, al volver a los Estados Unidos, vemos que la misma secularización se desarrolla aquí. Es como regresar del futuro.

Nosotros, la iglesia americana, ¿estamos listos para ese futuro? Aquí están algunas nuevas percepciones que hemos aprendido viviendo en Europa y viendo fruto increíble en un contexto postcristiano:

  • Los cristianos en dichas culturas se sienten inadecuados para compartir su fe. Sus temores son en gran medida los mismos que los nuestros: ¿Qué pasa si no puedo responder a sus preguntas? ¿Qué pasa si ofendo a alguien? ¿Cómo puedo sacar a relucir mi fe de forma natural?
  • La mayoría tiene una visión equivocada de la evangelización. Ellos o memorizan una técnica para todo el mundo (a pesar de que Jesús nunca habló con dos personas de la misma manera) o son amables, pero dicen poco acerca de la fe, esperando que los no creyentes de algún modo entiendan.
  • Se olvidan del poder de Dios y se centran en sus propias incompetencias. En el fondo, tienden a pensar que su experiencia es lo que en definitiva importa, en lugar de la presencia y el poder de Dios.

Una simple verdad

He aquí una simple verdad que hemos aprendido de escuchar y ayudar a los cristianos en todo el mundo: los cristianos comunes necesitan el equipamiento para el evangelismo personal en tres áreas particulares.

1. El Modelo

Una doctrina que moldea nuestra comprensión del testimonio es la encarnación. Jesús nos muestra la forma de relacionarnos con el mundo. Debemos ser radicales en la forma en que nos dedicamos a los demás, pero al mismo tiempo ser radicalmente diferentes. Jesús también nos muestra las habilidades que necesitamos: ser respetuosos y compasivos, escuchar, hacer preguntas, y despertar la curiosidad para que la gente quiera escuchar buenas noticias. El testimonio personal eficaz comienza con las relaciones auténticas. 

2. El Mensaje

Expresar el amor de Cristo es fundamental, pero Dios también nos obliga a astestiguar la verdad. ¿Cómo podemos fielmente proclamar el evangelio en una época que niega la verdad absoluta?

¡Invitamos a la gente a echarle un vistazo a Jesús! A menudo, las mismas personas que no pisarían el umbral de una iglesia están intrigadas por Él. 

¿Por qué es tan efectivo mirar a la persona de Jesús en los Evangelios? Porque Él es siempre una sorpresa. Él es tan radical, tan polémico, tan hermoso, tan diferente de lo que la gente espera. Comunicamos la verdad a través de la historia, y mientras la leemos, hacemos preguntas acerca de Jesús. 

3. El Medio

No podemos proclamar las buenas nuevas en nuestra propia fuerza. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo. De hecho, nuestra falta de dependencia del Espíritu es la deficiencia más evidente de la iglesia occidental moderna. Por lo tanto, redescubrir el poder de la oración nos fortalecerá para el testimonio como ninguna otra cosa. Jesús no dijo, “Vayan, pues… todos los extrovertidos, todos ustedes con habilidades relacionales dinámicas, y todos los evangelistas dotados… y hagan discípulos. El resto de ustedes puede pasar el rato cantando algunos himnos hasta que vuelva”. Más bien, Jesús llama a todos los cristianos—independientemente del tipo de personalidad o dones espirituales—a ir y hacer discípulos. No todo el mundo está llamado a ser un evangelista, pero todos nosotros estamos llamados a ser sus testigos.

El evangelismo eficaz debe ser bíblicamente fiel, culturalmente relevante, capacitado por el Espíritu y hecho a través de relaciones —no con fórmulas o técnicas, sino con la autenticidad, la credibilidad y el poder espiritual. Y tenemos que hacerlo ahora, para prepararnos para el futuro que ha estado presente durante mucho tiempo en Europa y está llegando rápidamente a los Estados Unidos.

Incluso con la gente más inesperada

Cuando mi nueva conocida y yo recogíamos nuestro equipaje y nos despedíamos, ella se volvió y dijo, “Becky, me da vergüenza decir esto, pero si te enviara un correo electrónico, ¿me responderías?” Yo le dije que estaría encantada.

Ella me escribió y le respondí: “Te dije que soy cristiana, pero no mencioné que he escrito un libro que se llama Hope Has Its Reasons [La Esperanza tiene sus razones] para aquellos que están buscando a Dios —o aquellos que no saben qué están buscando. ¿Puedo enviártelo?”

Ella me contestó en seguida: “¡¿Eres psíquica?! ¿Cómo sabes que estoy buscando a Dios? ¡Por favor envíamelo de inmediato!” Ahora estamos teniendo una conversación por correo electrónico sobre la fe. Incluso después de tantos años, todavía me conmueve cuando alguien que parecía tan lejos del Reino resulta estar espiritualmente abierto.

Todos los seres humanos están sedientos de significado, valor, e integridad que solo se pueden encontrar en Dios. Los incrédulos no entienden la razón de su anhelo, pero está ahí. Nuestro trabajo es ayudarnos unos a otros a ganar confianza en Cristo y mejorar la competencia en el evangelismo, incluso con la gente más inesperada. 


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Rachel Jobson. 
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