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Mis amigos pastores me llaman “el pastor experto en vacaciones”. La iglesia en donde sirvo me da una cantidad generosa de vacaciones al año para descansar y dedicarle tiempo sin interrupciones a mi familia. Todos los años uso cada uno de estos días. ¿La razón? Porque tengo una importante convicción bíblica: mi esposa y mis hijos tienen prioridad sobre la iglesia. En esos días de vacaciones puedo demostrarles cuánto significa para mí. Si desperdiciara este tiempo, les estaría comunicando lo contrario.

Para hacer buen uso de esos días, mi conciencia debe estar convencida por la Palabra de que buscar formas de descansar es mi obligación bíblica. Quisiera dejar algo claro: no estoy diciendo que todos deben seguir el mismo patrón vacacional. La realidad de cada persona, de cada país, es diferente. No todos irán a algún parque o pasarán una semana en la playa. Algunos no tendrán los recursos para hacerlo. Pero todos estamos llamados a descansar, reflejando así nuestro descanso en Jesús.

Miremos algunos principios bíblicos que deben capturar nuestras conciencias para ayudarnos a obedecer este importante llamado bíblico.

Principios de reposo

El mandato a reposar lo vemos claramente en el Antiguo Testamento. Dios llamó al pueblo a descansar por dos de Sus obras: la creación y la redención.

Descanso en la creación

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para el SEÑOR tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el SEÑOR bendijo el día de reposo y lo santificó”, Éxodo 20:8-11.

El llamado en Éxodo 20 a observar el día de reposo está ligado a que Dios santificó un día de reposo durante la creación. Esto es lo que se llama un mandato de la creación. Así como creemos que el matrimonio fue instituido antes de la caída, el día de reposo fue instituido antes de la caída también, por lo que todo creyente debe buscar observarlo. Ahora bien, podemos diferir sobre cómo el creyente neotestamentario debe aplicarlo. Pero sin duda vemos que Dios instituyó un ritmo para el beneficio del ser humano, en el cual labora seis días y descansa uno. Parte de este beneficio es descansar físicamente, pero también es poder rendir adoración a Dios sin distracciones. Descansar refleja que estamos sometidos al Dios creador, confiando en Él y en su cuidado por nosotros. Descansar es un acto de adoración.

Descanso por la liberación

“Guardarás el día de reposo para santificarlo, como el Señor tu Dios lo ha mandado. Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo, mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él ningún trabajo, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el forastero que está contigo, para que tu siervo y tu sierva también descansen como tú. Y acuérdate que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido; por lo tanto, el Señor tu Dios te ha ordenado que guardes el día de reposo”, Deuteronomio 5:12-15.

En este pasaje, guardar el día de descanso es un reflejo del reposo que Dios le dio a Israel al liberarlo del yugo de Egipto. El creyente del Nuevo Testamento descansa en Jesús, y lo expresa adorando a Dios junto a su pueblo cada domingo. Encontramos nuestro descanso no tanto en cesar actividades, sino al enfocarnos en aquel que da el descanso, Jesús. Esto lo vemos claramente en Hebreos 4:9-11, donde el creyente entra en el reposo mientras camina hacia el reposo eterno.

Descansamos en Jesús ya que el reposo ya es una realidad escatológica, pero aún no se ha realizado completamente.

Una aplicación pastoral

El creyente laico puede aplicar estos principios de manera más sencilla. Sin importar la aplicación específica de cómo guardar el shabat, a lo largo de la historia, la gran mayoría de los creyentes han separado el día del Señor para adorar a Dios y descansar en Jesús al celebrar su resurrección. Para el pastor es diferente, ya que laboramos intensamente en el día en que la comunidad descansa.

¿De qué manera puede un pastor poner en práctica estos principios bíblicos? Aquí una idea: Implementa un ritmo de descanso de 6 a 1.

De la narrativa de la creación vemos que Dios establece un ritmo de trabajo/descanso de 6 a 1. Como ministros del Señor, al descansar le decimos a Dios que solo Él es soberano. Demostramos que confiamos en su cuidado de las cosas que nos importan. Él protegerá la iglesia, Él guardará las ovejas. Proclamamos con ese día libre que nosotros no somos dios, sino que Él es Dios.  

Por tanto, mi recomendación sería que busques un día en la semana donde no haya correos electrónicos, consejerías, o preparación de sermones. Para mí, ese día es el lunes. Intento usar ese tiempo para estar con mi familia, servir en el hogar, y correr, que es una actividad que me ayuda a descansar.

Pienso que es saludable que el pastor se ausente una cantidad de domingos al año, aun desde el comienzo de la iglesia, ya sea para vacacionar, o para servir a otras congregaciones. Al comienzo de la congregación donde sirvo, solo me ausentaba dos a tres veces al año. Esto le comunica a la congregación que el pastor es indispensable. Ahora que la congregación ha madurado y tenemos más líderes, me ausento dos veces al año por motivo de vacaciones, y hasta ocho veces para servir en otras iglesias. Mi prioridad sigue siendo mi congregación local, pero ellos saben que somos una comunidad, y que todos tenemos un rol en el reino.

Una pregunta importante

¿Debemos los pastores tomar vacaciones? Puede haber diferentes conclusiones a esta pregunta. No veo ningún mandato bíblico que nos empuje a tomar periodos largos de descansos. Quizá vemos en el Antiguo Testamento algunas celebraciones y fiestas en las cuales no se laboraba por periodos extensos, pero de aqui no podemos sacar una regla para la Iglesia. Sin embargo, estoy convencido de que tomar vacaciones cae en la categoría de una práctica sabia que refleja buena mayordomía.

Yo amo ser pastor, pero la realidad es que el pastorado puede ser una carga pesada. El trabajo del pastor es algo que solo Jesús puede hacer: apacentar las ovejas. Pastorear es una labor llena de desilusiones, momentos difíciles, y cargas inimaginables. Pablo comunica esta verdad en 2 Corintios 11:28: “Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias”. Entonces, es sabio apartar tiempos extendidos para descansar y enfocar nuestra atención en la familia. Además, nos recuerda que nuestra identidad no está en nuestro ministerio.

Muchas veces se nos hace difícil dejar nuestras iglesias debido a nuestro orgullo y falta de confianza en Dios. Pero si puedes estar fuera de la congregación y ella sigue atesorando y sirviendo correctamente a su Salvador, eso muestra que estás haciendo bien tu trabajo.

El descanso en Jesús

Al final, el mayor descanso que necesitamos es el descanso en Jesús. Día a día vamos ante Él para ser animados por el evangelio. La gran mayoría de los pastores “se queman” no por problemas de fuerza física; es porque están agotados espiritualmente. Usualmente se agotan porque no han estado descansando frecuentemente ante los pies de Jesús. Muchos de ellos han estado laborando por años como Marta, enfocados en todo lo que hacen para Jesús y no en lo que Jesús hizo por nosotros y en lo que Él es para nosotros.

Pastores: seamos diligentes y trabajemos fuerte. Pero también descansemos en el Señor, y reflejemos ese descanso al cesar nuestras actividades para confiar en su amor y cuidado.


Imagen: Lightstock
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