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Muchos cristianos encuentran alimento bíblico y espiritual de predicadores que escuchan en un programa por Internet, llamado podcast. Esto es algo bueno. Da la oportunidad de crecer en la Palabra de Dios de manera cotidiana durante la semana mientras hacen ejercicio, conducen, limpian, o simplemente cuando se sientan a escuchar. Pero con este beneficio viene la pregunta: ¿Cómo debemos animar a estos mismos cristianos, que se benefician de la predicación oída en un podcast, a orientarse hacia sus pastores en la iglesia local?

Que quede claro que debemos apreciar profundamente a nuestros pastores locales, bajo cuyo pastoreo y predicación nos sentamos semana tras semana. Son indispensables, un regalo de Dios a su Iglesia. Dios no dice en las Escrituras que ha dado predicadores a la iglesia, sino pastores y maestros. Efesios 4:11-12, “Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.

Él le dio a estos pastores la responsabilidad del rebaño en particular. Eso es lo que dice en 1 Pedro 5:2-3, “Pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes” —un pastor no es responsable por pastorear el rebaño del mundo, o uno en la calle— “velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre los que les han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del rebaño”. Los pastores solo serán ejemplos mientras vivan y ministren en un grupo en particular. Esta conexión entre pastor y pueblo es un llamado al pastor y un regalo al rebaño.

Este es el cuadro que Dios ha ordenado: que existan rebaños, y existan pastores, y que los pastores tengan responsabilidad por un rebaño en particular; y que el rebaño se someta con alegría a su pastor en particular. Esta es una estructura que ningún “pastor podcast” puede reemplazar.

A estos pastores de las iglesias locales se les da una responsabilidad asombrosa en Hechos 20:28, “Tengan cuidado de sí mismos y de toda la congregación”, es decir, de todo su rebaño, “en medio de la cual el Espíritu Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre”. Este es un llamado masivo y una enorme carga. Cuida todo el rebaño, dice. Este es tu rebaño. Tú eres su pastor. Cuida de ellos, cuídalos, como ningún “pastor podcast” podría hacerlo.

Y el contrapunto es que todas esas ovejas deben saber que esta es la responsabilidad del pastor local, y deben someterse a eso con mucho gusto. Ellos deberían quererlo. Deben sentirse maravillosamente bendecidos por estar en una iglesia donde se cree esto. Y así Dios nos dice: “Obedezcan a sus pastores y sujétense a ellos, porque ellos velan por sus almas” (He. 13:17). Y dice: “Reconozcan a los que con diligencia trabajan entre ustedes, y los dirigen en el Señor y los instruyen, y que los tengan en muy alta estima con amor, por causa de su trabajo” (1 Ts. 5:12-13).

En otras palabras, Dios ha diseñado un cristianismo normal, vibrante, sano, duradero, cultural, dinámico, que eleva la justicia y exalta a Cristo, para convertirse en una red de relaciones en iglesias locales guiadas por pastores fieles que viven como ejemplos y cuidan las almas de sus ovejas en particular. Ningún predicador en línea puede tomar el lugar de estos pastores.

Permítanme añadir dos consideraciones adicionales:

En primer lugar, lo que debemos desear de nuestro pastor en su predicación no es principalmente una habilidad retórica o de oratoria, sino la fiel explicación de la Palabra de Dios y la aplicación a nuestras vidas, especialmente la vida que estamos viviendo aquí en esta iglesia y ciudad, haciendo un impacto en nuestra comunidad específica. Así que les digo a cada miembro de la iglesia que valoren a su pastor como el que abre las Escrituras para usted en su situación, en su comunidad, en su red de relaciones semana tras semana. Apóyelo en esto.

Segundo, necesitamos reconocer la enorme importancia de la adoración conjunta, como un todo, en la vida de un creyente. Reunirse con el pueblo de Dios cada semana —no poniéndonos los auriculares y escuchando una canción de adoración— para exaltar a Jesús juntos y oírnos decir cosas grandes acerca de Aquel a quien amamos, son los medios que Dios utiliza en nosotros para prosperar en nuestra relación con Él. He encontrado que en los últimos cincuenta años de mi vida ha sido esencial para mi fe este ritmo semanal de comunión con Dios como cuerpo.

La predicación es esencial para esa experiencia corporativa. La predicación no viene después de la adoración. Es adoración. Es el pastor exultando la verdad de la Palabra de Dios. Es exultación expositiva. En otras palabras, la predicación no es un momento aislado de instrucción, como si el servicio cambiara de música a clases. No, el servicio es adoración de principio a fin. Es vertical de principio a fin, y nos conectamos con Dios a través de oraciones, comunión, cantos, la ofrenda, y escuchando el sermón. Nos apoyamos en el pastor para que nos atraiga a su explicación y exaltación de la Palabra de Dios como parte de la adoración corporativa. Los predicadores de podcasts no pueden hacer esto. Si la gente solo escucha prédicas fuera del contexto de la adoración corporativa, están descuidando parte de su vida y su poder.

Me encanta predicar en podcasts. Creo que tiene un lugar en el crecimiento y el aprendizaje de los cristianos contemporáneos. Pero nada puede reemplazar a la iglesia reunida, y la comunidad de creyentes bajo el liderazgo y el cuidado de los pastores que ministran la Palabra de Dios a ellos, y cuidan de sus almas.


Publicado originalmente en Ligonier. Traducido por Addis Álvarez.
Imagen: Lightstock
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