¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Para la mayoría de nosotros, orar diligentemente es difícil. No es que no tengamos deseos de hacerlo; el Espíritu mora en nosotros y nos atrae para derramar nuestros corazones delante del Padre. Pero eso no significa que nuestros tiempos de oración siempre fluyan fácilmente.

Nuestro mundo hiperconectado y nuestras vidas frenéticas hacen que sea muy difícil encontrar unos pocos minutos de paz y tranquilidad, ni hablar de una hora entera. Pero, por imposible que parezca, simplemente necesitamos hacerlo. Tenemos que sacar tiempo para orar a Dios. Así como si no hacemos tiempo para alimentar nuestros cuerpos moríríamos, descuidar nuestra nutrición espiritual es mortal. Hacerlo significa que pensamos que podemos prosperar sin aferrarnos a Jesús cada día. Vivimos una mentira.

Sabía que necesitaba ser intencional y hacer de mi vida de oración una prioridad. Lo intenté todo: listas, aplicaciones, y finalmente sin ningún tipo de herramienta. Nada parecía funcionar, por lo menos no más de unos pocos días. Y luego mi hermana me regaló un hermoso cuaderno de bolsillo.

Decidí que escribiría mis oraciones. Ya sea que estuviera en cama justo antes de dormir o en la peluquería esperando a mi marido, escribía y escribía, abriendo mi corazón a Dios. Pronto se volvió algo casi tan natural como respirar. Si se me ocurría de repente algún motivo de oración, simplemente abría mi libreta y pronto el mundo a mi alrededor se desvanecería. Incluso cuando olvidaba mi cuaderno, podía simplemente tomar una servilleta o algún recibo y empezar a escribir.

Herramientas, no necesidades

Por maravilloso que fuera escribir mis oraciones, tuve que aprender que no necesito mi cuaderno para orar. Por supuesto, es solo una herramienta. Algunas veces, cuando brotaba en mí un repentino deseo de orar y no encontraba nada en qué escribir, una fuerte ansiedad se apoderaba de mí. Afortunadamente, el Espíritu Santo me hizo recordar que el papel y la pluma son solo herramientas. Dios siempre está ahí para escuchar, solo necesito volver mis pensamientos o mi voz hacia Él.

Ahora creo que he encontrado un buen balance entre pensar, escribir, y hablar mis oraciones. La pluma y el papel simplemente me dieron el agarre que necesitaba para que mi mente dejara de divagar y se concentrara en Dios.

Sé intencional

Así como las aplicaciones y las listas no funcionaron para mí, puede ser que las oraciones escritas no funcionen para ti. Ese no es el punto. Lo importante es que necesitamos entender nuestra necesidad de orar. Necesitamos vernos a nosotros mismos como lo que somos: completamente impotentes separados de Dios (Juan 15:5). Necesitamos ser intencionales con la oración. 

No te rindas ni dejes de buscar las herramientas que te ayuden a desconectarte de este mundo y tener comunión con Jesús.

Una versión de este artículo fue publicada originalmente en ChurchMag.
Imagen: Lightstock
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando