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Por lo general las personas saben cuando están siendo usadas. Es obvio. A un amigo le gusta salir contigo ya que tú siempre pagas la cuenta. Un miembro de la familia te manipula emocionalmente para conseguir lo que quiere. Un compañero de trabajo te busca siempre ya que tú haces un mejor trabajo.

No nos gusta ser usados. Se siente desagradable. Sabemos cuando alguien quiere estar cerca de nosotros por interés, y vemos directo al corazón de sus intenciones. Pero la capacidad que Dios tiene de mirar el corazón de una persona es mucho mayor a la nuestra. Él puede discernir que lo que muchas veces queremos no es Él, sino lo que Él nos da.

¿Las buenas noticias? El evangelio es para usuarios como tú y como yo. Pero primero, veamos una historia.

Israel usó a Dios

En 1 Samuel 4, los Filisteos se enfrentaron a Israel, de manera que los Israelitas usaron el arca del pacto como protección. Sabemos que su motivo era pecaminoso porque “los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios” (4:4), y este dúo para nada era temeroso de Dios: “Pero los hijos de Elí eran hombres indignos; no conocían al Señor” (2:12). Como sacerdotes, trataban los sacrificios de manera deshonesta, robaban partes para sí mismos, y actuaban inmoralmente con las mujeres que servían (2:17, 22).

Haber usado a Dios no terminó bien para los israelitas. Su confianza llegó a un final repentino: todo hombre huyó a su tienda de campaña, 30,000 soldados perecieron, el arca de Dios fue tomada, y Ofni y Finees murieron (4:14).  

A través de este relato, Dios deja claro que Él no deja que los hombres lo usen.

Nosotros usamos a Dios

¿La moraleja de la historia? No nos gusta la sensación de ser usados por otros, pero tampoco somos inocentes. A menudo usamos a Dios y a nuestro prójimo para nuestros propios fines. Nos gusta caminar “por fe”… siempre y cuando nos traiga recompensa.

¿Alguno de los siguientes escenarios te describe?

  • ¿Asistes a la iglesia porque quieres sentirte mejor contigo mismo, o como un remedio para tus problemas?
  • ¿Sales de la iglesia insatisfecho cuando el servicio no fue de tu preferencia?
  • ¿Solo oras cuando quieres que Dios te dé algo, cuando te sientes insatisfecho?
  • Al servir, ¿te sientes frustrado de no recibir más atención?
  • ¿Estás generalmente decepcionado con Dios a menos que algo bueno te pase?
  • ¿Se te olvida fácilmente darle gracias?
  • ¿Esperas que Dios te dé éxito inmediato al compartir el evangelio?
  • ¿Lees la Biblia únicamente para vivir una vida mejor?
  • ¿Usas la Biblia para manipular a otros y alcanzar tus propios fines?
  • ¿Esperas que Dios te recompense de inmediato por hacer el bien?
  • ¿Evitas hablar del pecado porque te ofende?

¿De qué maneras estás tratando de usar a Dios? Vivimos en tiempos egocéntricos, pero esto no es nada nuevo. Desde el principio, el pecado ha engendrado egoísmo. Hemos perdido de vista al “Señor de los ejércitos que está sobre los querubines” (1 Sam. 4:4). Nos hemos hecho a nosotros mismos el centro del universo. Adán y Eva pecaron contra Dios en primer lugar porque querían ser como Él (Génesis 3:5). Y este deseo vanaglorioso y controlador aún persiste en nosotros.

Pero el Dios que es alto y sublime, nuestro Creador, no será controlado por sus criaturas. Él tiene las profundidades de la tierra en su mano, y las cumbres de los montes son suyas (Sal. 95:4). Él nos mira con pleno conocimiento de nuestro pecado, y prueba nuestros corazones (Sal. 11:4). El Señor conoce todo —el pasado, presente, y futuro— y orquesta sus propósitos para su gloria.

¡Este es nuestro Dios! Existimos para Él, no Él para nosotros, y anhela que vayamos a Él en dependencia y debilidad, para reconocer nuestra necesidad de su salvación, su esperanza, su fuerza. Fuimos creados para someternos completamente a Él, no al revés.

¿Qué han de hacer los usuarios?

Buenas noticias para los usuarios

El evangelio es para usuarios. En otras palabras, es para nosotros. Esta es la hermosa y paradójica realidad de quien Dios es, y lo que ha hecho por ti y por mí:

  • No podemos usarlo, y sin embargo muere libremente en la cruz por nosotros.
  • No podemos controlarlo, y sin embargo se humilla para salvarnos al convertirse en uno de nosotros en Jesucristo.
  • No podemos dictarle un plan, y sin embargo Cristo se somete al plan del Padre y da su vida por egocentrícos.

Dios conoce nuestros corazones pecaminosos, pero también nos redime. Jesús ve nuestras vanas ambiciones, y se entrega a la voluntad del Padre para librarnos de ellas. El evangelio convence y limpia a usuarios y los convierte en adoradores.  

Conociendo nuestro pecado y la generosidad de Cristo, nos arrepentimos. Nos volvemos a Él y confesamos nuestros intentos de usarlo para nuestros propios fines. Confesamos nuestra ambición egoísta, terquedad, pensamientos mundanos, y la locura de vivir como si fuéramos más fuertes y más sabios que Él. Nos regocijamos en saber que existimos para Dios.

Dios no va a ser usado, pero Él se da libremente a usuarios. Él da corazones nuevos que desean hacer su voluntad, no la nuestra. ¡Qué evangelio tan hermoso!


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Kevin Lara.
Imagen: Lightstock
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