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¿Por qué escribiste este libro? ¿Qué estabas pensando?

Pues, primero pensé cuando lo escribí que no había visto otros libros acerca del tema. No es el único tema sobre el cual enseño, pero algunas personas me dijeron que no había un libro así. Me decían: “Nadie escribe de esto. ¿Podrías escribir sobre esto, por favor?”. Entonces lo hice porque la gente quería que lo escribiera.

¿Qué querías que pasara con los lectores?

La razón original por la que comencé a predicar acerca de la idolatría fue que encontré que tanto los cristianos como los no creyentes necesitaban ayuda en entender el pecado como idolatría. Hay otras maneras de hablar del pecado, como infringir una ley, pero había dos razones por las que esto parecía ayudar a los cristianos y no cristianos. Con los no cristianos, si tú dices que algo es pecado, ellos dicen “bueno, eso es lo que tú dices”. “La moralidad es relativa”, dicen. Entras en una discusión sobre lo que tú dices es inmoral y ellos dicen que está bien. Pero, si dices, “el pecado es el volver cosas buenas en cosas máximas y hacerlas algo superior en tu vida, convirtiéndolas en un tipo de dios”.

Cuando yo hablo con no cristianos que ni siquiera creen en Dios y digo que lo que dice la Biblia del pecado es que tomas algo como el trabajo, o sexo, o cualquier cosa y lo conviertes en un tipo de dios de significancia en tu vida, en tu identidad, y al final te consume porque es como un dios que demanda que le satisfagas. Es como un dios pagano de mármol que te hace sacrificar a tus hijos en el altar. Y por cierto, si eres un empresario y haces un montón de dinero, vas a sacrificar tus hijos en el altar así como la gente antigua lo hizo con sus dioses. Y cuando hablo con cristianos sobre eso, primero se quedan callados. No les digo que han roto una regla y que no pueden argumentar. Les digo que son miserables porque han convertido algo en su dios y esa es la esencia del pecado. Digo que el primero de los diez mandamientos es: “No debes tener otros dios delante de mí”.

Eso me lleva a una conversación con ellos porque en vez de discutir sobre el relativismo moral, dicen: “Ok, veo el problema, pero eso no muestra que hay un Dios”, y digo que está bien, pero ahora pueden ver que hay un problema, y eso es a lo que la Biblia llama pecado. Así que eso ayuda a los no cristianos a aceptar la idea del pecado, que en una era relativista es muy difícil de hacer. Con los cristianos, creo que ellos se sienten bien por lo que no hacen, pero hay un viejo dicho fundamentalista que va así: “No fumamos ni masticamos y tampoco salimos con mujeres que lo hacen”.

Y dicen, “no estoy haciendo cosas malas, entonces estoy bien”. Pero cuando les muestras que el primer mandamiento no es sobre el adulterio o sobre mentir o cosas así, sino que es sobre estimar otras cosas más importantes que Dios, entonces crea la convicción para que el cristiano diga “necesito la gracia de Dios”, porque destruye la habilidad de creer que te puedes ganar tu propia salvación.

Si solo te fijas en tomar, en fumar, y bailar, entonces te puedes sentir como si Dios te debiera algo.

Si te fijas en la idolatría, que también es un pecado, entonces te das cuenta que estás completamente perdido sin la gracia de Dios. Y ya que he visto como la metáfora de la idolatría para el pecado ayudar tanto a cristianos como a no cristianos, es la razón por la cual predico sobre esto. Y eso es lo que francamente quiero para los lectores del libro. Quiero que se sientan igual de condenados que yo, y como muchos más lo han estado. Ese ha sido el caso en nuestro grupo de estudio, porque simplemente llega al corazón. Es porque va a los motivos, si solo vamos al comportamiento entonces nos podemos sentir muy complacidos. Si piensas en el Sermón del Monte, donde Jesús dice: “Os han dicho que no matarás, pero yo os digo, ama a tu prójimo”. “No cometerás adulterio, pero yo les digo no tengas lujuria”. Creo que ahí está yendo detrás de los idolatras y esa es la razón por la cual el Sermón del Monte es tan condenante.

Déjame ahora preguntarte sobre un tweet que publicaste ayer que produjo algunas reacciones, y luego volveremos al libro. Tuiteaste: “El mundo entero no se está volviendo más secular, sino que la gente blanca lo está haciendo”. Ahora no estás en el primer mundo, estás fuera de él. ¿Cuáles son los principales ídolos que ves aquí?

Debo decir que la gente angloeuropea tiene una tremenda cantidad de orgullo cultural. Casi se sienten como si hubieran inventado la civilización y todos los demás solo están tratando de alcanzarles. Lo irónico es que muchos europeos-caucásicos en América y Europa son ahora seculares y ateos, y aún se creen superiores porque miran al resto del mundo y dicen “¿Porque son tan religiosos, cuando van a alcanzarnos?”. Y esa es mi gente, ese soy yo, y es con lo que tengo que lidiar.

Yo diría que cuando voy a otras partes del mundo, los hombres muy seguido hacen un ídolo de su hombría, de ser duros. Ellos quieren demasiado respeto. En mucho del mundo es lo que solíamos llamar una cultura de honor y vergüenza. En una cultura de honor y vergüenza lo que realmente importa es que tú me respetes a mí y a mi poder, y si no lo haces te lo voy a demostrar y te voy a hacer temerme.

Hay mucho de eso aún en la iglesia cristiana, y lo ves en América Latina y China.

Pero creo que cada cultura tiene sus propios ídolos. Yo diría que si vas a ministrar en tu cultura necesitas preguntarte cuáles son los ídolos de tu propia cultura. Yo traté de demostrar esto admitiendo el increíble orgullo cultural que la gente blanca tiene, y en esto reconozco los ídolos de mi propia cultura. E insto a todos, si quieres ministrar, debes estar dispuesto a admitir los propios ídolos de tu cultura y hacerlos ver unos a otros. No deberíamos ver las de otras culturas, sino de la propia.

¡Saludos, Coalición Lee!


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