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No hay muchas cosas en la vida más dolorosas que un hijo no creyente. Y cuando el niño es el hijo o la hija de un anciano, las preguntas adquieren una dimensión pública en la vida de la iglesia. ¿No nos dice el apóstol Pablo algo acerca de que los ancianos necesitan tener hijos creyentes? Los versos en cuestión son 1 Timoteo 3: 4-5 y Tito 1:6. Pronto nos ocuparemos de ello en más detalle, pero en este punto es útil mirar las dos conclusiones diferentes a los que los intérpretes fieles han llegado. Douglas Wilson sostiene la primera opción: “Si los niños de un hombre se apartan de la fe (ya sea doctrinalmente o moralmente), él es a ese punto descalificado de un ministerio formal en la iglesia” [1]. Alexander Strauch sostiene al segundo punto de vista: “El contraste se hace no entre niños creyentes y no creyentes, sino entre niños obedientes y respetuosos, y niños sin ley e incontrolables”. En otras palabras, Pablo está hablando del “comportamiento de los niños, no de su estado eterno” [2]. ¿Cuál es la correcta? Para responder a esta pregunta, tenemos que analizar cuidadosamente los textos clave.

Liderazgo fiel en la iglesia y casa

En 1 Timoteo 3:4, Pablo dice que un anciano “debe gestionar bien su casa, con toda la dignidad de tener a sus hijos sumisos”. En el siguiente versículo explica por qué: “…porque si alguien no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?”. La respuesta obvia a la pregunta retórica es que no puede. En otras palabras, si no puede manejar su casa, no será capaz de cuidar de la familia de Dios. Si regularmente pierde el control de sus hijos, ¿por qué se debería confiar en él para dirigir y proteger un rebaño? John Stott entiende correctamente la lógica bíblica: “El pastor casado es llamado al liderazgo en dos familias, la suya y la de Dios, la primera es el campo de entrenamiento de la última” [3]. Nada de esto es particularmente polémico. Es cuando llegamos a Tito 1:6 que se plantea la pregunta más difícil.

¿Deben los hijos de un anciano ser creyentes?

Pablo dice que los “hijos” de un anciano [deben ser] creyentes y no propensos a la acusación de libertinaje o insubordinación”. A primera vista, la respuesta parece obvia. Pablo dice que los hijos de un anciano deben ser creyentes. Pero tenga en cuenta (como algunas traducciones colocal al piede página) que la palabra “creyentes” también puede ser traducida como “fieles”. (Es importante prestar atención a las notas al pie en las traducciones de los textos bíblicos, ya que nos avisan cuando hay otras opciones de traducción igualmente válidas). La palabra griega aquí es pistas, que puede significar “creyente” o “fiel” en las epístolas pastorales. (Por ejemplo, véase “amos creyentes” en 1 Timoteo 6:2 y los “hombres fieles” en 2 Timoteo 2:2). El estudio de las palabras por sí sola no puede resolver esto: dependemos del contexto. Pero seamos claros sobre las dos grandes opciones: ya sea Pablo se refiera a que (1) los hijos de un anciano tienen que ser creyentes o (2) los hijos de los ancianos deben al menos ser fieles, sumisos y obedientes. ¿Cómo decidimos? Los reformadores acertadamente insistieron que permitamos que las Escrituras interpreten las Escrituras. Aquí tenemos un autor (Pablo) escribiendo por separado a dos jóvenes fundadores de iglesias (Timoteo y Tito) hablando sobre el mismo tema (ancianos calificados). ¿Cómo se comparan los dos pasajes sobre la vida familiar? Cuando nos fijamos en el griego, vemos cuán similar es el lenguaje entre 1 Timoteo 3:4 y Tito 1:6. Puede ver las similitudes, incluso si usted no sabe griego:

 1 Timoteo 3:4  τέκνα ἔχοντα  ἐν ὑποταγῇ
 teniendo a sus hijos Bajo control / en sumisión
 Tito 1:6  τέκνα ἔχων  πιστά
 que tenga hijos  creyentes / fieles

La suposición más natural es que Pablo está diciendo lo mismo de manera un poco diferente. (Como Andreas Köstenberger señala, sería inusual si Pablo dio a Timoteo una norma más tolerante acerca de los hijos de ancianos y a Tito una más estricta). Si quieren decir la misma cosa, entonces para tener hijos que son pista significa tener hijos que son hypotagē. ¿Y qué significa tener hijos que son hypotagē? Pablo lo explica en la siguiente cláusula: “no propensos a la acusación de libertinaje o la insubordinación” [4].

Cuatro razones más

Con esto en mente, he aquí cuatro razones más que me inclinan a creer que Pablo se refiere a la sumisión y la obediencia de los hijos de un anciano, y no a su salvación.

1. La pregunta fundamental de 1 Timoteo 3:5 explícitamente conecta a las cualidades de un anciano con sus habilidades de gestión en el versículo 4. Hay algo santificante acerca de ser el hijo de un padre creyente (1 Cor. 7:14). No garantiza la salvación, pero esta realidad relacional aparta al hijo de alguna manera. Un hogar piadoso, con el evangelio en el centro, no produce automáticamente un niño creyente, pero Dios ha diseñado las cosas así de tal manera que esto es un caso frecuente. En la providencia de Dios, el modelar lo que creemos y el aroma del evangelio en el hogar son a menudo los medios de producción de la salvación por gracia. Sin embargo, nada de esto significa que hay una correspondencia uno a uno entre la fe y la buena gestión espiritual. Vemos en las Escrituras y la experiencia de que el buen y piadoso liderazgo no siempre previene a los niños de la apostasía. Así que es desconcertante cuando John Stott dice, “Una extensión del mismo principio puede ser que difícilmente se puede esperar que obispos-pastores ganen a extraños a Cristo si no han podido ganar a los que están más expuestos a su influencia, sus propios hijos” [5]. Esto suena bien en un primer momento, pero sabemos que no es cierto: evangelistas eficaces pueden tener hijos que abandonan la fe. Y al fin y al cabo tenemos que recordar que la salvación pertenece al Señor, quien tiene misericordia de quien tiene misericordia. Si “esperamos” que alguien sea ganado a la fe, estamos olvidando el misterio de la gracia.

2. Incluso los mejores gestores pastorales tienen incrédulos dentro de su iglesia o bajo su esfera de influencia (cf. Gálatas 1:6). Es posible que un pastor administre la iglesia bien, a pesar de que no todas las personas en ella sean creyentes. Si esto es así, entonces parece que uno puede gestionar a su familia bien, a pesar de que no todos dentro de ella realmente crean.

3. Insistir en tener hijos creyentes es un requisito previo para un anciano nos lleva a algunas preguntas incómodas. ¿Qué hacemos con un anciano que tiene un número de hijos creyentes, que caminan fielmente con el Señor, pero uno que no lo es? Si la mayoría de sus hijos son creyentes, ¿no es un buen gestor de su casa? ¿O el hijo no creyente pone en duda su capacidad de gestión en general? Si es así, entonces ¿cómo pasó que tantos de sus hijos resulten ser creyentes?

4. Todos los requisitos para ser anciano que figuran en este pasaje (marido de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario, un buen maestro, no borracho, no amante al dinero, y no un recién convertido) son acciones de responsabilidad personal. Es de esperar que el requisito relativo a sus hijos estaría en la misma categoría. Exigir que sus hijos tengan una verdadera fe salvadora es exigir la responsabilidad personal por la salvación de otros, algo que yo no veo se enseñe en las Escrituras.

Un efecto profundo

1 Timoteo 3 y Tito 1 se refieren a la presentación general y el comportamiento de los hijos del anciano. Dios ha diseñado el universo de manera que el rol paternal de la disciplina, modelo, autoridad y siervo-líder generalmente tiene un profundo efecto sobre el comportamiento de los hijos. Pablo no especifica cómo se ve en todos los casos, ni explica todos los detalles de lo que va a descalificar a un anciano. El caso general, sin embargo, es claro:

Lo que no debe caracterizar a los hijos de un anciano es la inmoralidad y la rebeldía indisciplinada, si los hijos están todavía en casa y bajo su autoridad. Pablo no está pidiendo más del anciano y sus hijos que lo que se espera de cada padre cristiano y sus hijos. Sin embargo, si un hombre ejerce ese control adecuado sobre sus hijos, entonces puede ser un anciano [6].

Que Dios dé a los pastores y ancianos de nuestras iglesias gracia y sabiduría en guiar fielmente tanto a sus iglesias como a sus hogares.

Nota del autor: Quiero agradecer a Ray Van Neste, Tom Schreiner y Andreas Köstenberger por ofrecer información útil sobre el borrador anterior a esta respuesta.


[1] Douglas Wilson, “The Pastor’s Kid” (El hijo de pastor) en Credenda / Agenda, vol. 2, no. 3

[2] Alexander Strauch, Biblical Eldership: An Urgent Call to Restore Biblical Leadership for the Church (Ancianos bíblicos: un llamado bíblico a restaurar el liderazgo bíblico en la iglesia), 229

[3] (John Stott, Guard the Truth: The Message of 1 Timothy and Titus (Guarda la Verdad: el mensaje de 1 Timoteo y Tito), 98

[4] En correspondencia personal (13/10/11, citado con permiso) Doug Wilson escribe: “Estoy feliz de traducir la palabra como fiel, y decir que esto significa que los hijos deben estar “bajo una buena gestión”. Pero yo no sé por qué un hijo es considerado obediente si fueran obedientes a la hora de hacer su cama y mantenerse alejado de la cocaína, pero desobedientes al mandamiento central de amar a Dios por medio de Jesucristo”. El problema con esto es que tenemos que dejar que el mismo Pablo explique lo que quiere decir con fidelidad y obediencia, y explica de manera negativa en términos de comportamiento público (“no está propenso a la acusación de libertinaje o la insubordinación”) en lugar de la fidelidad espiritual al evangelio en sí.

[5] John Stott, John Stott, Guard the Truth: The Message of 1 Timothy and Titus (Guarda la Verdad: el mensaje de 1 Timoteo y Tito), 176

[6] George W. Knight III, Commentary on the Pastoral Epistles, p. 190. Ver pág. 161 para su argumento de que Pablo se refiere a tekna (“niños”) que están bajo la autoridad y no aún la edad.


Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Susana Moran.
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