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Estimado Dr. Moore, Soy un cristiano evangélico, y trabajo como fotógrafo de bodas. Por convicción, tengo a una visión ortodoxa de la sexualidad humana, con todo lo que conlleva. Me han pedido fotografiar una ceremonia de bodas entre personas del mismo sexo (lo cual es legal en donde estoy), y he dicho que no. Me pregunto si hice lo correcto. Después de todo, esto es un negocio que consiste en proporcionar un servicio. ¿Sería correcto negarme a servirle a una pareja gay si yo tuviera un restaurante? No lo creo. Si el matrimonio entre personas del mismo sexo no es un matrimonio real (como la visión cristiana histórica enseña), entonces, ¿en qué se diferencia esto a fotografiar a la gente en una fiesta de cumpleaños o una fiesta de la comunidad (en cuyo caso no importaría lo que está pasando con cada uno de ellos sexualmente hablando)? Por otra parte, no estoy seguro de que fotografiar un evento sea una promoción de dicho evento. He fotografiado bodas de personas ya divorciadas (sin investigar los antecedentes), de personas que probablemente cohabitaban antes de casarse, de gente que probablemente se unieron en yugo desigual, y así sucesivamente. Así que me siento un poco atrapado. Mi conciencia me remuerde porque le di la espalda a esta pareja, pero al mismo tiempo sentiré remordimientos de conciencia si participo como fotógrafo de esta boda. ¿Qué piensa usted sobre esto? El fotógrafo de bodas.

Querido Fotógrafo: Tienes razón en que esta situación es más complicada que si sirvieras a alguien en un restaurante (sí), independientemente de la situación sexual o estado civil de la persona. Yo también diría que la situación es muy diferente a fotografiar algún otro evento, sin importar si estás de acuerdo o no con el contexto sexual o estado civil de los clientes. El hecho de que se trata de una boda significa que se trata de una cuestión moral diferente.También estás en lo correcto cuando dices que tu papel como fotógrafo de bodas es diferente a la del ministro oficiante, un miembro de la celebración o incluso un invitado. Todas esas personas son parte de la boda en sí, los testigos reunidos que afirman la legalidad de la unión y se comprometen a mantener la pareja responsable de sus votos. Si fueras, digamos, un reportero gráfico de un servicio de noticias, que tiene que hacer un informe sobre el primer matrimonio homosexual en donde vives, por ejemplo, no habría ningún problema con tu conciencia.

Como fotógrafo de la boda, sin embargo, te encuentras en un tercer lugar entre participante y observador neutral. Pienso que una boda entre personas del mismo sexo es diferente a los otros matrimonios problemáticos que has mencionado, por un par de razones. En primer lugar, según la perspectiva bíblica del matrimonio, esas personas que mencionas (los fornicarios, los creyentes unidos a no creyentes, los ilegalmente divorciados, etc) no deben casarse y la iglesia no tiene autoridad para casarlos.

Sin embargo, podemos decir que cuando se casaron, en realidad están casados. Un pastor que une a un creyente con un incrédulo tiene una responsabilidad terrible por haber hecho algo mal, pero el resultado final es un matrimonio real. El matrimonio entre personas del mismo sexo no es diferente en términos de moralidad, sino en términos de realidad. No es que la homosexualidad es una especie de pecado sexual totalmente diferente o imperdonable. Es que la visión cristiana histórica del matrimonio significa que sin la complementariedad sexual no hay matrimonio en absoluto.

Además de eso, tienes razón al señalar que tu situación se produce en un momento donde se están haciendo revisiones culturales concertadas sobre la cuestión del matrimonio como unión conyugal. Una ceremonia nupcial entre personas del mismo sexo no es en estos momentos solo una cuestión personal, sino también política, tenga o no la pareja la intención de que lo sea. Esto trae toda una serie de cuestionamientos. Aunque ahora tu conciencia está en conflicto, supongamos que en un futuro próximo haya un fotógrafo evangélico, católico o musulman cuya conciencia esté moralmente opuesta a participar en una ceremonia de matrimonio entre personas del mismo sexo. Hay un verdadero cuestionamiento sobre si el estado civil penalizará a la objeción de conciencia de esta persona, por lo menos en algunas partes del país. Y un estado que haga eso ha sobrepasado su autoridad.

Yo diría que las decisiones que vas a tomar, en general, como fotógrafo de bodas corresponderá con el dilema de Corinto de si se debe comer carne que había sido ofrecida a los ídolos (1 Cor. 8). El Apóstol Pablo dice, en primer lugar, que los ídolos no representan dioses reales (1 Cor. 8:4), de la misma manera que argumentarías que una boda sin una novia o un novio no es realmente un matrimonio. Si te han servido algo de comer, el apóstol escribe, cómelo para la gloria de Dios, sin hacer preguntas. Pero, dice el apóstol, si la comida se anuncia como sacrificada a ídolos, debemos abstenernos de ella por el bien de las conciencias de los que te rodean (1 Cor. 8:7-9).  Esta es la diferencia entre investigar los hábitos de compra del dueño de una tienda de donuts antes de comer allí, y entrar a comprar donuts cuando la tienda tiene un letrero con destellos que dice : “Come aquí y apoya el consumo de cocaína y la prostitución que practica nuestro dueño”.

No tienes que investigar como fotógrafo de bodas si la boda que estás fotografiando honra a Cristo. Pero cuando hay una desviación evidente de la realidad bíblica, sacrifica el negocio tanto por la conciencia tuya como por la de los demás, los cuales serían confundidos. Dicho esto, no seas cruel. La pareja que te pide que hagas este trabajo en su boda no son tus enemigos (Ef. 6:12). Ellos están hechos a imagen de Dios y son amados por Él, y así deben ser amados por nosotros. Como cristianos ortodoxos no creemos que esto conduzca a la felicidad que están buscando, pero hay que tratarlos con amabilidad al mismo tiempo que con convicción. Diles que les deseas todo lo mejor, pero que tienes creencias sobre el matrimonio que no permitirán que tu conciencia participe en su boda de esta forma. Agradéceles por solicitar tus servicios y recomiéndales un fotógrafo que pueda hacer el trabajo con la conciencia tranquila.

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