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El matrimonio es creación de Dios y fue diseñado con un propósito y plan específico. En Génesis podemos ver al hombre siendo creado primero, pero con la necesidad de una ayuda idónea (Gn. 2:18-25); el Nuevo Testamento luego nos enseña de la igualdad que tenemos todos los hijos de Dios en Cristo Jesús (Gál. 3:28), a la misma vez que nos muestra que el hombre es cabeza de la mujer en el matrimonio (1 Co. 11:3). Esto refleja el diseño de Dios para con el matrimonio, de representar la relación entre Cristo y la iglesia (Ef. 5:22-31).

Las Escrituras nos muestran que Dios ha diseñado al hombre para ser cabeza y a la mujer para ser ayuda idónea y esto nos lleva a complementarnos el uno con el otro. Ahora bien, dada la realidad de que vivimos en un mundo caído, no siempre cada miembro de la relación vive conforme a su diseño. En ocasiones son las esposas que no cumplen con su rol de ayuda idónea, pero en este caso quisiera hablar de qué hacer cuando los esposos no ejercen su papel de líder en el hogar.

Mi papel frente a su falta de liderazgo

De seguro se te puede hacer fácil pensar en una lista de cosas que tu esposo necesita cambiar para ser el líder que debe ser. Sin embargo, la Palabra dice que nosotras las esposas fuimos diseñadas para ser ayuda idónea: eso quiere decir que podemos ejercer nuestro diseño de ayuda para estimular el liderazgo de nuestros esposos sin importar dónde ellos estén.

Quiero compartir contigo algunas maneras en las que puedes ejercer ese rol de ayuda:

  1. Vive en dependencia de la Palabra y la oración

Al leer la Palabra estamos siendo expuestas a ser confrontadas con nuestro pecado, el cual pudiera ser obstáculo para que nuestros esposos lleven el liderazgo para el cual fueron creados por Dios.

“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu; de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón”, Hebreos 4:12

Ora continuamente para que Dios te dé la sabiduría para afirmar el llamado al liderazgo de tu esposo, para que muestre áreas de pecado en tu vida que pudieran estar siendo de obstáculo en que él cumpla su rol, y para que el Señor le transforme en las áreas en las que él necesita serlo. Vive conforme al llamado de la Palabra de orar sin cesar.

No es simplista el decirte que el amor y respeto por la Palabra producirán en ti un amor y respeto por tu esposo.

  1.  Ama a tu esposo

Cuando el esposo no está cumpliendo su rol de liderazgo, nosotras, en nuestra naturaleza caída, podemos comenzar a verlo sin amor. Por esta razón, debemos ser intencionales al amarlos. Pídele a Dios que ponga amor en tu corazón hacia tu esposo.

  1.  Huye de la crítica

Muchas veces caemos en el error de hablarle a nuestros esposos como si fueran niños, al criticarles, y corregirles. Con esas acciones los desalentamos y los llevamos a muchas veces no querer tomar decisiones. Procura que tus palabras hacia tu esposo sean de aliento y edificación. Recuerda que tu papel con él no es de madre: es de esposa y ayuda idónea.

  1.  Déjalo tomar decisiones

Cuando se presenta una situación en la que tu esposo quiere hacer una cosa y tú otra, expresa tu opinión pero no entres en contiendas. Puede que tu decisión o forma de hacer algo te parezca la más acertada (y habrán situaciones donde quizás lo sea) pero necesitas dejar que tu esposo ejerza el liderazgo que Dios le ha dado y confiar en que Dios tiene le control. Como nos recuerda el apóstol, el amor “ …No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido”, 1 Corintios 13:5.

  1.  Evita la amargura

Cuando le das espacio a la mente de tener pensamientos en contra de tu esposo porque él no ejerce su liderazgo, estás alimentado la amargura; y un corazón lleno de amargura deshonra a Dios y destruye la relación. Lleva cualquier pensamiento que no sea conforme a la Palabra a la obediencia de Cristo. Así nos enseña la Palabra: “Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo”, Efesios 4:31-32.

  1.  Respétalo

Una de las cosas que más anima a un esposo es sentir que su esposa lo respeta. Pídele a Dios que te dé un corazón que obedezca al llamado de respetar a tu marido y que te ayude a mostrárselo a través de tus palabras y acciones.

  1.  Sométete

La sumisión juega un papel importante en nuestro matrimonio y en que nuestros esposos cumplan con el llamado que Dios les ha hecho. Debemos entender que la sumisión a nuestros esposos es un llamado de Dios, y al no hacerlo le estamos desobedeciendo. La Palabra nos enseña que nuestra sumisión a ellos es en primera instancia al Señor (Efesios 5:22). Cuando nos sometemos a nuestros esposos, no lo hacemos porque él lo merezca; lo hacemos porque sabemos que es agradable al Señor.

La sumisión no implica que dejamos de lado nuestros dones, talentos y opiniones, pero sí implica que los usaremos de una manera sabia, bajo el diseño que Dios ha establecido.​ 

Querida hermana: sé que este es una situación muy difícil, pero déjame recordarte que el Señor así lo ha orquestado para (de maneras que tal vez no podamos entender) hacerte más y más a la semejanza de Cristo. Ya Él ha resuelto tu mayor problema, tu enemistad con el Dios santo del universo, y ya que es así, puedes confiar que Él hará todas las cosas para Su gloria y nuestro bien.

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