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En la Biblia nos encontramos con Dios. No con el dios de nuestra imaginación o de nuestra cultura, sino con el único Dios verdadero. Podemos ver quién es Él y lo que ha hecho por nosotros. Todas nuestras ideas preconcebidas quedan se quedan muy cortas cuando conocemos a la Verdad. Tanto así que no solo contemplamos su gloria, sino que somos transformados por ella (2 Cor. 3:18).

Lo que hace el Espíritu Santo a través de la Escritura es poderoso. Así que no es de extrañar que algo tan básico como la lectura de la Biblia sea una lucha para muchos cristianos. El enemigo busca distraernos a toda costa, y nuestra débil carne prefiere quedarse dormida. Pero nuestro espíritu ha sido vivificado y desea luchar contra la apatía y el desánimo.

Escoge y profundiza

Si sabemos cómo usarlo, un libro devocional puede ayudarnos a ejercitar la disciplina de la lectura bíblica diaria. No debemos caer en el error de depender de este tipo de herramientas para acercarnos a la Escritura; sin embargo, un buen material puede ayudarnos a enfocarnos y profundizar en la Biblia por nosotros mismos.

Primero que nada debes escoger un recurso que honre la autoridad de las Escrituras y realmente te lleve a ellas. Existen muchísimos libros que solo quieren hacerte sentir bien y calmar tu conciencia al poder decir que “ya hiciste tu devocional”. Afortunadamente tenemos disponibles cada vez más recursos llenos de la Palabra y que glorifican a Dios.

Algunos libros que podrías utilizar son “Los cantos de Jesús” de Tim y Kathy Keller, “Nuevas misericordias cada mañana” de Paul Tripp, o “Solid Joys”, de John Piper.

Cómo aprovechar tu libro devocional

Tal vez ya tienes el material que quieres empezar a utilizar, pero no sabes bien cómo hacerlo. Aunque cada persona tendrá una manera ligeramente diferente de tener su tiempo devocional, este panorama general podría ayudarte a aprovechar mejor el recurso que has seleccionado.

En el caso de este libro (“Nuevas misericordias cada mañana”), primero nos encontramos con una frase que resume el tema que se tratará ese día; después tenemos el desarrollo de dicho tema; finalmente se nos da un pasaje bíblico que nos ayudará a profundizar por nosotros mismos.

Serás tentado a simplemente leer el texto del día, cerrar el libro, y marcar tu devocional como completado en tu lista de tareas. No lo hagas. Deja que el autor te tome de la mano solo en los primeros pasos, y atrévete a profundizar por ti mismo en lo que Dios tiene para ti en la Escritura.

Empieza tu tiempo con oración, reconociendo que dependes del Espíritu Santo para comprender las verdades de la Palabra. Pídele a Dios que abra tus ojos para que puedas verle y verte también a ti mismo a la luz de su santidad. Toma tu Biblia, tu libro, un cuaderno, y una pluma; ponte cómodo y elimina todas las distracciones que puedas.

Lee detenidamente, varias veces si es necesario. Subraya las frases que consideras más importantes, y medita en por qué llaman tu atención. Marcar el libro te ayudará a disminuir tu velocidad y retener mejor la información. Toma nota acerca de lo que vas aprendiendo, y deja que tu meditación se transforme en una oración en el papel.

Toma tu Biblia y dirígete al pasaje de hoy. De nuevo, lee detenida y repetidamente. Marca el pasaje y asegúrate de que entiendes lo que dice. No te apresures. A veces nos frustramos por no entender lo que dice la Biblia, pero la mayoría del tiempo es solo porque no nos detenemos lo suficiente al leer.

Este es un excelente momento para orar la Biblia. Después de haber comprendido y meditado en el pasaje, eleva una oración a Dios que fluya de la Escritura. Pide a Dios que te transforme mientras renuevas tu mente en la Palabra.

Lo que deseamos no es simplemente “cumplir” con nuestra lectura y ya. Buscamos ser llenos de la Palabra. Es muy útil concluir escribiendo en una pequeña nota un fragmento del pasaje que leíste. Así podrás llevarlo contigo y meditar en él durante el día.

La manera en que utilices tu libro devocional dependerá mucho de la clase de material que estés estudiando y de tu personalidad. La idea básica es que te acerques en oración, invirtiendo tiempo para meditar y profundizar con calma en lo que estás leyendo. La meta es que puedas contemplar a Dios en la Escritura. ¡Qué gran privilegio tenemos!


Imagen: Lightstock
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