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Vamos a responder esta pregunta de una manera muy sencilla. Lo primero sería que consigas una buena traducción de la Biblia. Podría ser La Biblia de las Américas, la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy, o la Reina Valera 1960, pero que consigas una Biblia que toma en serio los manuscritos en hebreo, en arameo, y en griego. Porque si estás usando una Biblia que no es fiel a lo que son esos manuscritos, entonces va ser difícil poder interpretarla sobre todo si no tienes algún otro tipo de ayuda. Debemos recordar que Dios quiere que nosotros podamos entender las Sagradas Escrituras. La Biblia fue escrita para la Iglesia, fue escrita para que nosotros la podamos comprender.

Lo segundo —y creo que esto es muy sencillo y una recomendación muy importante— es que pongas atención al contexto. Muchas veces leemos un versículo pero, como lo estamos viendo aislado, no nos damos cuenta que está en todo un contexto. Así que asegúrate de leer lo que está antes de ese versículo y lo que está después. Puedes ver el contexto del párrafo, y del capítulo o del libro. Puedes ver una sección entera del libro y también ver en qué parte de la historia de redención está eso que estás leyendo. Muchas veces tenemos dudas que se responden por el mismo contexto. Lees un poquito después y allí está la respuesta que estabas buscando.

Y la tercera cosa que quisiera mencionar es que pongas mucha atención a las palabras. Ella son muy importantes. Es por eso que la primera recomendación de tener una buena traducción de la Biblia va muy ligada a la segunda y tercera recomendación. Una buena traducción le pondrá mucha atención a las palabras. Entonces, cuando estés leyendo, fíjate cual es el sujeto de la oración, cuál es el verbo, y después mira hacia donde apunta el verbo. Por ejemplo, ¿el verbo es activo (el sujeto está haciendo la acción) o pasivo (el sujeto está recibiendo la acción)? Cosas como esas son muy importantes, y lo otro es fijarte muy bien en las pequeñitas palabras de conexión. Por ejemplo, a veces dice en las Escrituras: “pero”, “entonces”, o “así que”, y uno debe estar pensando: ¿de qué me está hablando? ¿Qué es lo que me está diciendo esta palabra?

De esta manera el Señor va a obrar y tú podrás entender lo que estás leyendo.

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