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Según diversas fuentes, la edad promedio de casarse en Latinoamérica oscila entre los 30 años. Esto puede variar entre país y país, sin embargo, es algo que caracteriza a la Generación de los Mileniales. La generación joven padece de esta manera de pensar: “Mientras más disfruto mi vida antes de comprometerme con alguien, mejor”. Hay un tendencia a demorar algunas de las actividades propias de la transición hacia la edad adulta por períodos más largos que las generaciones anteriores.

La realidad es que esto no solo muestra un pecado de egoísmo, sino que a la vez refleja temor, pero no solo al matrimonio, sino también a perder la independencia y a asumir compromisos que obliguen al individuo a pensar en alguien más antes que en sí mismo

Estos son algunos de los temores comunes entre los jóvenes, que les impiden casarse a una edad temprana:

1. Temor a no lograr sueños personales.

El título universitario, emprender un negocio o proyecto, un mejor vehículo, viajar por el mundo, comprar una vivienda, etc. El matrimonio se considera como un obstáculo.

2. Temor a perder independencia.

Un individuo es independiente cuando su actuación está guiada por él mismo. Es alguien que toma sus propias decisiones, pues tiene la última palabra a la hora de elegir. Independencia implica autodeterminación, es decir, decidir desde la propia voluntad, con una cierta libertad y asumiendo la responsabilidad. Los jóvenes hoy tienen pavor a perder los privilegios de una vida soltera.

3. Temor al matrimonio.

La gente carga con muchos traumas. Algunos vienen de hogares con padres divorciados; quizás han sido víctimas de abuso sexual, físico, verbal o emocional y por tanto, poseen un rechazo automático hacia el compromiso matrimonial. En otros casos, sus padres no han sido responsables con ellos, o son producto de relaciones extramatrimoniales. Por ello muchos prefieren no casarse, o al menos aplazar todo un compromiso conyugal.

Entonces, ¿cómo enfrentar los temores de casarse joven?

1. Cambia tu perspectiva materialista de la vida.

Seguro que no nos gustaría confesar nuestro excesivo apego a las cosas materiales. Sin embargo, una perspectiva materialista de la vida no es solo un obstáculo teórico para relacionarnos con los demás, ya que las cosas siempre serán más importantes que las personas. Es la cultura uqe nos rodea y nos permea. Y no debe ser así.

Jesús dijo: “Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mt. 6:33). Al abrazar los principios de la Escritura, tu alma será llevada a apreciar como prioridad a las personas y no las posesiones o metas que puedas lograr en este mundo. No es incorrecto tener metas. El problema está cuando ellas se convierten en lo más importante.

2. Cambia tu perspectiva egoísta de la vida.

Fuimos llamados a vivir en comunidad, y por ello tenemos que aprender a priorizar a los demás. A amarlos como a nosotros mismos. El temor a perder la independencia y asumir un compromiso que implique rendir cuentas a alguien más domina el corazón de esta generación. Sin embargo, Dios espera que le amemos y que amemos al prójimo. De hecho, no puedes decir que amas a Dios a quien no ves, si no amas a tu hermano a quien ves (1 Jn. 4:20).

La verdadera satisfacción en la vida se encuentra en darnos a los demás. Vive la vida para servir y amar a otros. De esa manera honrarás a Dios. El matrimonio es un escenario dispuesto para ejercitar eso de forma continua.

3. Cambia tu perspectiva del matrimonio.

El matrimonio es una invitación a morir a nosotros mismos. Sin embargo, lejos de querer huir, deberíamos correr hacia él (si es el don que se nos ha dado), para honrar a nuestro Dios. Pablo enseña en Efesios 5 que el objetivo de un pacto matrimonial es que la pareja refleje mediante su relación la unión de Cristo con la Iglesia.

Si nuestro deseo es agradar a Cristo en todo, esta conciencia de que una futura relación de casados tiene el reto de glorificar a Cristo hace huir el temor. Si yo hubiera tenido la suficiente madurez, me hubiera casado aún más joven. Si has sido llamado al matrimonio, ¡abrázalo y cásate temprano! Es una forma importante y especial de dar gloria a Cristo.

4. Deja que el evangelio te transforme.

El evangelio nos enseña que Dios se hizo hombre, caminó de forma perfecta, fue a la cruz en nuestro lugar, y resucitó al tercer día, y hoy intercede por sus elegidos a la derecha del Padre. Además que, habiendo sido transformados por este mensaje, ahora vivimos para su sola gloria.

Si el evangelio ha cobrado vida en tu corazón, ¿por qué temer al futuro? ¿Por qué temer a un compromiso matrimonial? Si el Soberano de los reyes de la tierra dio a su Hijo por nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? (Ro. 8:32b).

Otra vez: Si se te ha consedido casarte, ¡no tengas miedo! Busca el consejo de tus pastores y mentores y, ¡cásate temprano!


#Coaliciónresponde es una serie donde pastores y líderes de la iglesia responden a inquietudes que llegan a Coalición por el Evangelio por diversos medios, y que son parte de las inquietudes que caracterizan la iglesia en nuestra región.
Imagen: Lightstock
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