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Los miembros de nuestras iglesias enfrentan circunstancias extremadamente retadoras en sus trabajos y quehaceres diarios. He estado suficiente tiempo en el ministerio pastoral como estar al tanto de hermanos y hermanas que están ya sea al borde de la ruina o de la riqueza, de un ascenso o de un despido. Sin embargo, sospecho que para muchos de nuestros miembros, la mayor presión que enfrentan en relación al trabajo es pagar las cuentas de cada mes. Como si estas circunstancias complejas no fueran suficientes, debemos añadir a eso que llevamos con nuestra naturaleza pecaminosa al trabajo. Algunos de nosotros tratamos de encontrar nuestra identidad y/o satisfacción en nuestro trabajo (idolatría), mientras que otros buscamos el beneficio de un trabajo sin tener que trabajar (ociosidad).

Al ir observando que nuestros miembros enfrentan retos y necesidades especiales relacionados a sus labores diarias, he aprendido que lo que ellos más necesitan de sus pastores es el cuidado pastoral regular y continuo al que hemos sido llamados. Aunque no niego las necesidades particulares que nuestros miembros pudieran tener en relación a su trabajo, aquí hay cinco formas en las que podemos pastorearlos con el fin de animarlos en sus trabajos.

1. Predicación expositiva

Todos los miembros de nuestra iglesia necesitan escuchar y someterse a la predicación continua de la Biblia. Si queremos que sean seguidores fervientes de Jesucristo necesitan, sobre todo, crecer en madurez cristiana. Cuando predicamos la Biblia de forma consecutiva, libro por libro, exponemos a nuestros miembros a todo el consejo de Dios. Cristo ha estructurado su iglesia específicamente para este tipo de ministerio de la Palabra. En Efesios 4:11-16, el apóstol Pablo explica que el Cristo ascendido ha dotado a su iglesia con ministros del evangelio. Así, cuando los ministros del evangelio predican y enseñan la Palabra, los miembros la reciben y la reproducen en otros en amor. La meta final de este “eco” del evangelio es que todos crezcamos en madurez hasta que reflejemos a Cristo.

En la exposición continua, entonces, equipamos a cada miembro con el conocimiento de que Dios es soberano, Jesús es rey, nosotros somos pecadores en necesidad de salvación y santificación, y que todo lo que hacemos, incluyendo nuestro trabajo, debe ser hecho para la gloria de Dios. Cuando predicamos la Biblia, entonces, nuestra aplicación debe informar a nuestros miembros sobre cómo cada texto bíblico aplica a su vida, sean hombres o mujeres, casados o solteros, jóvenes o viejos, empleados o desempleados, jefes o subordinados, supervisor o dueño, etcétera. Y cuando prediquemos fielmente de forma consecutiva a lo largo de la Biblia, estaremos estableciendo una cosmovisión cristiana que informará a nuestros miembros cómo abordar todas las áreas de la vida, incluyendo el trabajo.

2. Enseñanza pública

Mientras que la predicación es central para la vida de la iglesia, ciertamente no es suficiente. Nuestro Señor ascendido quiere que seamos sustentados por más que solo una hora de predicación. Con el fin de abordar necesidades y retos específicos que nuestros miembros pudieran enfrentar en el trabajo, podemos ofrecer una clase dominical o un grupo de discipulado con enfoque en esa área. Esta clase puede, por ejemplo, proveer una teología del trabajo. Cuando nuestros miembros entienden las razones y propósitos del trabajo, tienen las herramientas necesarias para ver el trabajo desde una perspectiva cristiana. Esta clase también puede abordar algunos de los retos y necesidades específicas de nuestros miembros seguramente enfrentan en su trabajo. Idealmente, sería útil reclutar a ancianos/pastores y cristianos caracterizados por ser fieles en su trabajo para enseñar esta clase.

3. Discipulado personal

El mundo secular de los negocios llama a esto “mentoreo”. Nosotros lo llamamos discipulado. Cuando los pastores conocen a los miembros de sus iglesias, están mejor equipados para servirles. Asimismo, pastores, hagamos un esfuerzo especial en discipular personalmente a nuestros miembros. En mi propio caso, debido a que no puedo discipular a todos los miembros de la misma forma, enfoco mi tiempo en aquellos que son líderes en el trabajo. Mi objetivo es que ellos sepan que también tienen un papel de pastoreo en su lugar de trabajo. Cuando nos reunimos, discutimos una variedad de temas: crecimiento espiritual personal en Cristo, asuntos de organización/liderazgo, cómo procesar situaciones difíciles, cuándo dejar un empleo, cuándo comenzar un nuevo negocio, cómo honrar a nuestros empleadores, y cómo pensar sobre la ofrenda, particularmente aquellos que tienen riquezas.

Además, intento conectar a miembros jóvenes con miembros ancianos. Recientemente un joven abogado me dijo la bendición que ha sido al conversar con uno de nuestros miembros más ancianos que es vicepresidente de una compañía. El hermano anciano ayudó al joven abogado a cómo responder de forma cristiana ante las políticas en la oficina. Algunos de nuestros miembros enfrentan persecución en el trabajo debido a su fe en Cristo. Hay miembros en nuestras iglesias que ya han pasado por experiencias similares y que pueden beneficiar a empleados jóvenes que están pasando por situaciones difíciles en formas que nosotros como pastores no seríamos capaces de hacerlo.

4. Provisión de recursos

Aunque proveer libros sobre liderazgo y administración pudiera ser útil, nuestros miembros serán grandemente bendecidos si les damos recursos que les ayuden a entender lo que la Biblia dice sobre el significado y el propósito del trabajo, y cómo aplicar dichas enseñanzas bíblicas a sus vocaciones. Cada vez más hay recursos como estos disponibles. Asegúrate de leerlos tú mismo, y luego compártelos con tus miembros. En nuestro iglesia, regalamos libros como estos durante nuestra reunión dominical vespertina.

5. Oración personal

Dejé esto hasta el final porque es vitalmente importante y terriblemente devaluado. Como pastores, necesitamos orar personalmente por todos nuestros miembros. Si no tienes un método que te ayude a orar por todos tus miembros, te animo a que establezcas uno e incluyas a tus otros ancianos/pastores. En nuestra iglesia utilizamos el directorio de miembros y animamos a cada uno de nuestros miembros a orar usando dicho directorio, una página por día. Así, nuestros miembros constantemente están orando los unos por los otros.

Como ancianos, usamos este directorio en todas nuestras reuniones de ancianos. En cada reunión analizamos el directorio en orden alfabético, una letra del abecedario a la vez. En este tiempo preguntamos si alguno de los ancianos tiene una preocupación o sabe algo de importancia sobre alguno de esos miembros (por ejemplo, desempleo, necesidad financiera, pérdida de un ser querido, planes de boda, embarazo, etcétera), y luego colocamos ese nombre en la lista de cuidado pastoral. Cuando un miembro es puesto en la lista de cuidado pastoral, asignamos a un anciano para que dé seguimiento a ese miembro. Dicho anciano es responsable de proveer cualquier noticia relevante sobre ese miembro en la próxima reunión de ancianos.

Finalmente, oramos cuatro páginas de nuestro directorio durante las reuniones de ancianos. Uno de nuestros ancianos lleva un registro de las personas por quienes hemos orado y les envía un breve correo electrónico para dejarles saber que hemos orado por ellas. A menudo, los miembros responden con agradecimiento. En otras instancias, nos dejan saber cómo podemos orar mejor por ellos. De esta forma oramos regularmente por nuestros miembros y nos enteramos de sus necesidades.

Conclusión

La mayoría de nuestros miembros están en la fuerza laboral secular. Es fácil olvidar por qué trabajamos y para quién trabajamos. Como pastores, somos llamados a pastorear la grey de Dios entre nosotros (1 Pedro 5:1-4). Más que ninguna otra cosa, eso es lo que nuestros miembros necesitan. Cuando cuidamos de ellos a través de predicación expositiva fiel, enseñanza pública, discipulado personal, recursos, y oración personal, animamos a nuestros miembros en su trabajo diario, con el fin de que encuentren el significado de su trabajo, no en ellos mismos o en sus empleadores, sino en el Señor.


Crédito de imagen: Lightstock.

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