¿Cómo es que Jesús ha influenciado tu vida?
Él te salvó. Ahora eres libre de entrar a la presencia del Padre con toda confianza y ser llamado su hijo. No más condenación. Y también eres libre para vivir como Dios quiere que vivas, gracias al poder del Espíritu Santo que mora en ti.
En la Parte III de Cristo, el incomparable, conocemos un vistazo de la vida de doce personas que fueron influenciadas de manera increíble por la vida y obra de Cristo.
Vemos cómo el establo de Belén inspiró la vida de humildad de Francisco de Asís; también aprendemos cómo el inminente juicio final motivó al apasionado Wilberforce en su lucha por abolir la esclavitud. Desde la encarnación hasta la segunda venida, cada aspecto de la obra de Cristo ha inspirado a los cristianos a, literalmente, cambiar el mundo.
Y aunque la capacidad de hacer cambios positivos en la sociedad no es exclusiva de los cristianos, nosotros definitivamente tenemos el mejor motivo para hacerlo.
“No hay incentivo mayor que el anhelo de que se dé a Cristo el honor debido a su nombre” (pos. 2661).
Los hijos de Dios somos llamados a ser sal y luz; somos llamados a ser agentes de cambio y restauración a donde sea que vayamos. Aunque según nuestro contexto y dones lucirá de manera distinta en cada creyente, esta misión es la misma para todos.
¿De dónde surgirá el poder para entregarse a los pobres, sufrir por los necesitados, abrazar a los que están desconsolados, luchar por los que no tienen nada, y morir por la verdad? De entender el evangelio y colocarlo en el lugar correcto.
“A partir de [las verdades del evangelio], cuando son creídas y experimentados, fluye una vida radicalmente nueva, inspirada por la gratitud a Dios, caracterizada por el amor, la santidad y la humildad, y que impregna todos los aspectos de nuestra vida, tanto privada como pública” (pos. 2807).
Como bien dice John Stott, Cristo lo cambia todo de nosotros. Y, “si estamos dispuestos a correr el riesgo de familiarizarnos con su vida, y a exponernos a su personalidad, ejemplo y enseñanza, no saldremos ilesos” (pos. 2892).
Ser transformados y convertirnos en agentes de cambio en este mundo caído son evidencias de que hemos estado cerca de Cristo, el incomparable.
