“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.” – 2 Timoteo 2:15 NBLH
Muchas veces escuchamos este versículo en el contexto de nuestro comportamiento y acciones que, decimos, deben ser dignos y al presentarnos delante de Dios para que El nos apruebe.
Y es que, por supuesto, es importante que nuestras acciones sean consistentes con el carácter de Dios y Sus mandamientos para nosotros.
Sin embargo, éste versículo aparece más bien en el contexto de que somos llamados a manejar “con precisión la Palabra de verdad” y cuidando de que nuestra enseñanza sea consistente con las Escrituras en su totalidad.
Es en ese sentido que tenemos que recordar que nunca pudiéramos presentarnos delante de Dios en base a nuestras acciones. Es más bien que lo hacemos en base al hecho de sabernos “aprobados” y con la confianza en “el sólido fundamento de Dios” que permanece firme y que tiene el sello: “El Señor conoce a los que son Suyos,” (vs. 19).
De esa manera, como hijos Suyos que descansan en la obra perfecta de Su Hijo en su favor, nos presentamos ya aprobados y sin necesidad de avergonzarnos gracias a la sentencia ya dada de que somos justificados por nuestra fe en El. Estamos ahora bajo el favor de Dios! No necesitamos más preocuparnos si seremos bienvenidos. Somos “aprobados”, autorizados y bienvenidos a Su presencia!
Al mismo tiempo, también en este contexto, el apóstol Pablo agrega, “Que se aparte de la iniquidad todo aquél que menciona el nombre del Señor.” (Vs. 19).
Las Buenas Noticias para ti y para mí son que ambas verdades son fundamentos transformadores y liberadores de nuestra vida. El hecho de sabernos Suyos y aprobados “en El” nos da la libertad para con seguridad y convicción buscar apartarnos de las cosas malas que afectan nuestra comunión con El y para ser, “un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra.” (Vs. 21)
Piensa en esto y encuentra tu descanso en El.