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“Los que confían en ídolos vanos su propia misericordia abandonan”, Jonás 2:8.

¿Cuántas veces hacemos cosas que nos dañan? Pensamos que hacerlas es una buena decisión, el balance de “pros” y “contras” que hemos pesado en nuestra mente y corazón nos lleva en esa dirección. Hace sentido para nosotros, anticipamos cierto resultado.

Sin embargo, nos hacemos daño si en nuestros cálculos no solo no hemos considerado a Dios y su gloria, sino que también hemos puesto en otra cosa o persona nuestra confianza, justicia, y esperanza. Eso ocurre cuando nuestro corazón ha sido engañado y ha creído las ofertas de este mundo de que aparte de Dios encontraremos la seguridad, el significado, y la satisfacción que solo tenemos en Él como nuestro creador.

Las buenas noticias para ti y para mí son que podemos ver su compromiso hacia nosotros en la obra de su Hijo en la cruz del calvario, que nos lleva a descansar en sus buenas intenciones, confiando en que Él usará cualquier recurso a su disposición para obrar en el corazón de sus hijos hasta que la confianza de ellos regrese a Él.

También es otra obra de su gracia el tener un corazón libre para, ante cada situación, preguntarnos, ”¿cómo puedo dar gloria a Dios en esta circunstancia?”. Cuando esta es nuestra consideración suprema, encontraremos que no solo Dios recibe la gloria, sino también que, independientemente del resultado final de las circunstancias, Él se encargará de que sea lo mejor para nosotros también.

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.


Imagen: Lightstock.
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