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Es casi imposible en el Mundo Occidental escapar de la sensualidad. El sexo está en la televisión, en las películas, en nuestra música, en los laterales de los autobuses, durante los espectáculos deportivos, en nuestros libros y en la caja del supermercado. El sexo está en todas partes en el centro comercial, goteando en cada anuncio de cerveza y llenando cada película de la cartelera. El pecado sexual deambula en nuestras escuelas secundarias, hace alardes en medio de nuestras universidades, y se esconde en nuestras iglesias.

Y, por supuesto, el sexo está en el Internet. La pornografía y los sitios relacionados con el sexo constituyen el 60% del tráfico diario en Internet. De los usuarios de Internet en los EE.UU., el 40% visita sitios pornográficos al menos una vez al mes, y ese número aumenta a un 70% cuando se restringe la muestra a varones de 18 a 34 años de edad. La mitad de los huéspedes de los hoteles compran pornografía desde sus habitaciones, el 90% de niños de 8 a 16 años de edad con acceso a internet han visto pornografía en línea, y la edad promedio de la exposición es de 11 años.

El séptimo mandamiento no solo se rompe en nuestros días; está siendo hecho añicos.

Y el pecado sexual no es sólo un problema “allá afuera”. Cualquier pastor le contará historias sobre cómo el pecado sexual ha destruido gente en su congregación. Ninguno de nosotros es inmune a los peligros de la inmoralidad sexual. En un estudio de la revista Christianity Today de hace varios años, el 40% de los pastores reconoció visitar sitios web pornográficos. Otra encuesta encontró que el 21% los visita regularmente. Y aún otra otra encuesta de Pastors.com reportó que el 50% de los pastores informó haber visto pornografía en el año anterior. Y luego se tiene que tener en cuenta la cuestión de fondo acerca del corazón. El séptimo mandamiento no solo prohíbe el adulterio y la pornografía. Prohíbe toda acción, vista, conversaciones, pensamiento o deseo que incita a la lujuria y a la inmundicia

Así que, ¿cómo podemos obedecer el séptimo mandamiento en este mundo en que vivimos y con nuestros corazones saturados de sexo?

Permíteme sugerir quince pasajes de la Escritura que pueden ayudar a combatir la lujuria y la tentación de la inmoralidad sexual.

1) Proverbios 5:18-19 “Sea bendita tu fuente, y regocíjate con la mujer de tu juventud, amante cierva y graciosa gacela; que sus senos te satisfagan en todo tiempo, su amor te embriague para siempre”. Este puede parecer un texto extraño para luchar contra la tentación sexual, pero las parejas casadas necesitan saber que tienen al deleite como un derecho. Tenemos que entender que el sexo es bueno, la intimidad es buena, los cuerpos juntos en el matrimonio son buenos. El buen y glorioso sexo es guerra espiritual para la pareja casada.

2) Lamentaciones 3: 25-27 “Bueno es el Señor para los que en Él esperan, para el alma que Lo busca. Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor. Bueno es para el hombre llevar el yugo en su juventud”. Este es un versículo para los solteros. Y es cierto, este pasaje no está hablando de la espera de un cónyuge. Se trata de esperar en el Señor. Pero ése es el punto: el Señor es bueno para los que esperan en Él. Él sabe lo que necesitas. Los versículos anteriores a estos nos dicen, “Las misericordias del Señor jamás terminan pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! El Señor es mi porción —dice mi alma— por eso en Él espero”. No pienses “¿Cómo puedo vivir sin sexo por un año o una o dos décadas?”. Piensa en el día de hoy. El Señor te ha dado gracia para este día y te dará gracia para cada día que Le sigas en medio de tus deseos no satisfechos.

3) 1 Pedro 3:15 “Santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes”. Antes de mirar de nuevo o antes de vestirte para que los demás te vean, piensa: “¿Esto me ayudará más a hablar con alguien acerca de Jesús?”. La sensualidad embota los sentidos espirituales y nos hace testigos menos valientes y eficaces para Cristo.

4) 2 Pedro 3:10-14 “Pero el día del Señor vendrá como ladrón… por tanto, amados… procuren con diligencia ser hallados por Él en paz, sin mancha e irreprensibles”. ¿Quieres estar engañando a tu marido, masturbándote, o viendo Game of Thrones cuando Cristo regrese?

5) Santiago 1: 14-15 “Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte”. Este pasaje nos ayuda a entender cómo trabaja la tentación y nos recuerda que sentirse tentado no es necesariamente lo mismo que pecar. La tentación nos atrae a hacer lo que no debemos hacer. Eso no es pecado. Cuando se alimenta el deseo, este concibe y da a luz el pecado (pecado en la carne o pecado en la mente). Entonces el pecado crece, madura y conduce a la muerte. La lujuria no es ser atraídos por alguien o fijarse en que él o ella es bien parecido. La lujuria no es tener un fuerte deseo sexual. La lujuria no es excitarse por el sexo en el matrimonio. La lujuria no es notar inadvertidamente a una mujer que se baña en un techo. El pecado es quedarse viéndola y comenzar a maquinar ideas en la cabeza. Aviva el fuego de la pasión lujuriosa y ella dará a luz muerte. Pregúntale al rey David.

6) Hebreos 2:17-18 “Por tanto, tenía que ser hecho semejante a Sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. Pues por cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. Jesús fue tentado. No como nosotros somos tentados debido a una naturaleza pecaminosa. Pero hubo voces externas llamándolo a pecar. No subestimemos la verdadera naturaleza de sus tentaciones y no socavemos su solidaridad y su capacidad para ayudar. Jesús tuvo hambre en el desierto. Él tenía un deseo, una necesidad. Él fue tentado a hacer pan de las piedras para poder disfrutar del placer de la comida. Pero le dijo al diablo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:1-3). En nuestros momentos de tentación sexual, tenemos que pensar, “La carne no me sostiene, Jesús lo hace”.

7) Romanos 14:21 “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada que hace que tu hermano tropiece”. Como cristianos queremos ayudar a los demás a evitar el pecado, no conducir a otros con coqueteos, chistes groseros o vestimenta indecorosa.

8) Mateo 5:27-30 “Ustedes han oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio.’ Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno”. No somos buenos luchadores;  ponemos excusas, no somos radicales. Hacemos algunas oraciones, nos sentimos mal todo el tiempo, le decimos a un amigo que nos pregunte cómo lo estamos haciendo de vez en cuando y eso es todo. Necesitamos una acción más decisiva que esas. Evita las películas, deshazte de tu conexión a Internet, no beses antes del matrimonio, tira tu televisor, arranca tu ojo, lo que sea necesario para combatir la lujuria. Hay mucha gente que va con cuerpos enteros al infierno y muy pocos amputados espirituales van al cielo.

9) Gálatas 6:7 “No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará”. A menudo hay consecuencias temporales por la desobediencia. Podrían ser enfermedades de transmisión sexual, cargas en el matrimonio, una conciencia culpable, quedar sumergido en una adicción más profunda, distracciones en el trabajo, un fetiche pornográfico heredado a sus hijos, la destrucción de su familia, su matrimonio o su ministerio. También hay consecuencias eternas si te entrega a este pecado. Gálatas 6:8 “Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.

10) 1 Corintios 6:15-20 ”¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo!…¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos? Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios”. Necesitamos una teología del cuerpo: el cuerpo es bueno, pero no es tuyo. Jesús no murió solamente para rescatar nuestras almas. Él también murió por nuestro cuerpo. Pertenece a Dios. Eres una parte del cuerpo de Cristo ahora. Ciertamente, no queremos emplear el cuerpo de Cristo en alguna aventura sexual o sus ojos en ver pornografía o su mente en fantasías sensuales.

11) 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas”. El liberalismo cultural dice: “Solo sé tú mismo”. La autoayuda dice: “Puedes encontrar un mejor tú si solo cavas lo suficientemente profundo”. El moralismo dice: “Sé una mejor persona”. La Biblia dice: “Tú eres una persona nueva por la gracia de Dios, ahora vive como tal”. “Sé quien verdaderamente eres” es la motivación del evangelio para la santidad.

12) Hebreos 10: 24-25 “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca”. Nadie pelea una guerra por sí mismo, y nadie tendrá la victoria sobre el pecado sexual por su propia cuenta. Tienes que hablar con otros acerca de tus luchas y también escucha. Sé honesto, haz preguntas buenas. No te limites a confesar y sentirte mejor. Arrepiéntete y cambia. No te limites a simpatizar, amonesta. Haz un seguimiento a tus hermanos y hermanas. Ora y recuérdale a los demás el evangelio.

13) Santiago 4:6 “Pero El da mayor gracia. Por eso dice: ‘Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes’”. Dios siempre da más gracia. Así que sigue viniendo a Él con tu pecado y todas las violaciones contra Sus mandamientos. Confiesa como David lo hizo en el Salmo 51 que has pecado contra Dios. Confiesa que Dios fue al que más ofendiste como resultado de tu pecado. Y entonces puedes decir como David en el Salmo 32: “¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto! ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad!”. Nunca experimentaremos mayor victoria sobre el pecado a menos que seamos rápidos en volver hacia Cristo todas las veces fallamos.

14) Mateo 5:8 “Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios”. Este ha sido el versículo más útil para mí en la lucha contra la lujuria y la tentación de la inmoralidad sexual. Tenemos que luchar contra el deseo con el deseo. Satanás nos tienta sosteniendo algo que va a ser agradable para nosotros. No somos tentados a atiborrarnos con un platillo desagradable que no implica la promesa de un gran placer. Pero el sexo, la pornografía, y una segunda mirada si implica eso. La Biblia nos da muchas armas para luchar contra la tentación. Podemos decimos que es malo, que es pecaminoso, que dará lugar a cosas malas, que no es lo que debo hacer como cristiano. Todo eso es útil. Pero la única arma que rara vez utilizamos es otro placer. Tenemos que luchar contra el placer fugaz del pecado sexual con el placer mucho más grande y perdurable de conocer a Dios. La lucha por la pureza sexual es la batalla de la fe. Puede sonar como nada más que trabajo duro y un rechinar de dientes, todo lo contrario de la fe. Pero la fe está en el corazón de esta lucha. ¿Creemos que la visión de Dios es mejor que una visión de un pedazo de piel? ¿Creemos que la misericordia de Dios es mejor que la vida (Salmo 63:3)? Probablemente pecaríamos menos si pasáramos menos tiempo pensando en nuestros pecados, sexuales o de otro tipo, y más tiempo meditando en el amor y la santidad de Dios.

15) Efesios 1:19-21 ”…y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder. Ese poder obró en Cristo cuando Lo resucitó de entre los muertos y Lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero”. El gran poder que creó al mundo y nos salvó, y resucitó a Jesús de entre los muertos, ése mismo poder ahora es el obra en ti. Debemos creer que Dios es más fuerte que la tentación sexual, que el pecado y que la adicción. Si crees que Dios trajo un muerto de nuevo a la vida, debes creer que puedes cambiar. Generalmente no de la noche a la mañana, sino de un grado de gloria a otro. Ejercita tu salvación del pecado sexual con temor y temblor, porque el poder de Dios ya está obrando dentro de ti.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Carlos Franco.
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