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“Pero, dirá alguien, ¿no deberíamos tener entretenimiento? Sí, solo la diversión que puedas llevar a cabo con temor de Dios. Haz lo que Jesús hubiese hecho”. —Charles Spurgeon

Vivimos en una época sin precedentes con respecto al entretenimiento. El estadounidense promedio pasa más de diez horas al día frente a una pantalla.

Nunca antes habíamos tenido tantas opciones de programas de televisión, películas, música, blogs, redes sociales, y libros disponibles a través de muchos diferentes medios (TV, Internet, Netflix, etc.). ¿Cómo podemos asegurarnos de seguir fielmente a Cristo en esta nueva era de entretenimiento?

El discernimiento sobre lo que consumimos en los medios necesita algo más que simplemente decir: no debemos ver excesiva violencia o sexualidad (lo cual es cierto). Necesitamos entender los efectos complejos, y a menudo sutiles, de los medios de comunicación sobre nuestras vidas.

Permítanme ser el primero en decir que me fascinan los diferentes tipos de medios digitales, y me produce mucho beneficio espiritual el pensar en ellos a la luz de las Escrituras. Mi objetivo con esta sencilla lista es ayudarte a pensar más cristianamente acerca de lo que consumes. A medida que lees, pregúntale al Señor si hay algo que Él quiere que cambies para poder sacar el máximo provecho a tu corta vida.

1. Tus elecciones de entretenimiento ¿le agregan algo de valor a tu vida?

Para los cristianos, el consumo en los medios puede ir desde ser una diversión inofensiva y una herramienta para construir relaciones, hasta convertirse en una máquina creadora de ídolos que hace que desperdicies tu vida y tu eficacia para el Señor. Piensa en cómo el entretenimiento te ayuda a alcanzar los propósitos de Dios para ti durante esta etapa de la vida terrenal. ¿Qué cosa valiosa te faltaría si nunca más volvieras a encender tu TV, o si eliminaras esas aplicaciones que más te distraen?

2. ¿Qué deseos se cultivan en tu corazón con tus elecciones de entretenimiento?

¿Cómo impacta el entretenimiento tus deseos para con Dios? Si no soy intencional, mi consumo de medios de comunicación cultivará deseos pecaminosos.

Una vez, en casa de un amigo de la escuela, vimos una película que no esperaba que fuera tan atrevida y lujuriosa, y recuerdo que después me sentí distanciado de Dios. Me di cuenta de que algunos de mis deseos cambiaron después de ver la película. Ya no deseaba orar ni leer la Palabra como lo hacía antes. Mi carne anhelaba la lujuria que vi en la película, y tuve que confesar mi pecado a Dios y alimentarme con su Palabra para renovar mi mente (Ro. 12:2). Es muy probable que mi ejemplo no te sea del todo extraño. El salmo 1 describe a esa persona bendecida como alguien que constantemente medita en la Palabra de Dios y no se detiene en el camino de los pecadores. Esa noche, cuando estaba en casa de mi amigo, sentado en ese sofá, me encontraba en el camino de los pecadores, mientras los mensajes pervertidos de la película sutilmente daban nueva forma a mis deseos.

Sin embargo, debo decir que no todas las opciones de entretenimiento tendrán los mismos efectos. Podemos entrenarnos, durante el disfrute de entretenimientos más “neutrales”, a dirigir nuestra mirada al Señor en adoración, y reflexionar sobre el entretenimiento a través de la lente del evangelio. Aquí te dejo cuatro preguntas que te pueden ayudar a hacer eso:

  • ¿Cómo refleja esto la belleza y la bondad de la creación de Dios?
  • ¿Cómo refleja esto la pecaminosidad de la humanidad?
  • ¿Cómo refleja esto nuestra necesidad de un Salvador que cambie nuestros corazones?
  • ¿Cómo puede esto profundizar nuestro anhelo por la restauración, la paz, y la plenitud de vida que disfrutaremos por toda la eternidad?

3. ¿Pasas más tiempo quejándote de la maldad en el entretenimiento de lo que inviertes orando por las personas que lo producen?

El entretenimiento esta lleno de tonterías, sensacionalismo, y pecaminosidad. Puede ser muy fuerte la tentación a quejarse de las acciones tontas y perversas que las personas hacen, en lugar de ver esas acciones como viniendo de un pecador que necesita un Salvador. En lugar de quejarte, ruega por la salvación de aquellos a quienes fácilmente podrías criticar (1 Ti. 2:1-4).

4. ¿Me ayuda mi consumo de entretenimiento a aprovechar bien el tiempo, en estos días malos (Ef. 5:16)?

Kent Hughes escribe en Disciplines of a Godly Man (Las disciplinas del hombre de Dios): “Es imposible para cualquier cristiano tener una mente cristiana cuando pasa la mayor parte de sus noches, mes a mes, semana a semana, y día a día, viendo las principales cadenas contemporáneas de televisión o videos… Un programa mental bíblico no puede coexistir con la programación mundana”. 

Si el mundo comparara tus hábitos de entretenimiento con tus hábitos de buscar a Dios a través de la oración y la lectura de la Biblia, ¿qué es lo que verían como más importante en tu vida? La vida es como una respiración, como un aliento, y como hierba que se desvanece rápidamente. No dejes que las cosas fáciles de la vida te roben lo más valioso.

5. ¿Me gustaría que mis hábitos de entretenimiento fueran imitados por mis hijos (o por aquellos a quienes lidero)?

Si eres un padre, o un líder de cualquier tipo, ten cuidado de transmitir tus malos hábitos a la próxima generación. Tu también eres susceptible a permitir que tus hijos sean discipulados por el entretenimiento y se conviertan en materialistas amantes del placer, con corazones aburridos a la verdad espiritual. Busca transmitir un ejemplo piadoso en cuanto a tu consumo de entretenimiento.

6. ¿Qué es lo que glorifica este entretenimiento?

Cada artista tiene valores, y aquellos que entretienen promueven sus valores a través de lo que producen. Muchas veces sus valores son puramente financieros; lo que significa que son capaces de hacer cualquier cosa que venda. Muy pocas veces los valores cristianos como la sabiduría, la integridad, el temor de Dios, o la exaltación de Jesucristo, tienen tiempo en el aire. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿qué valores promueve este o aquel programa de televisión, o película? Si fallamos en analizar esto, los deseos de nuestro corazón serán deformados y alejados de la Escritura. 

7. ¿Hace la TV más grande mi chisme?

El chisme se presenta de maneras diferentes, para diferentes personas. El chisme, para muchas mujeres, podría verse como criticar el peso de una actriz, o lo que fulanita vestía en alguna entrega de premios. Para los hombres que se burlan del culto hacia las celebridades, tal vez no se den cuenta que probablemente hacen lo mismo pero con atletas, al alabarlos o criticarlos. No conocer a alguien personalmente no significa que tenemos libertad para hacerlos el blanco de nuestros chismes.

“No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan”, Efesios 4:29.

8. ¿Qué estás más dispuesto a comprometer: tus creencias cristianas, o tus opciones de entretenimiento?

Una vez más, esto no supone que todo el entretenimiento es completamente malo, pero esta pregunta debería ayudar a desenmascarar un ídolo, si es que este existe. Ten cuidado si a menudo te encuentras diciendo, o pensando: “Sé que como cristiano no debería ver ______, pero…”. Esto podría ser una señal de que amas más al entretenimiento que a Dios.

9. ¿Cuál entretenimiento sacrificarías con tal de tener una vida que honre más a Dios?

Mi esposa y yo decidimos vivir sin televisión por cable, por lo tanto, es muy raro que vea algo en la televisión. Esto nos ayuda no solo a ahorrar dinero, sino también a administrar nuestro tiempo para que no sea absorbido por espectáculos (o juegos) que no agregan nada de valor a nuestras vidas. También elijo no tener las aplicaciones ni de Facebook ni de Twitter instaladas en mi teléfono, para combatir otra tentación a perder el tiempo. Menos es más, y la vida es más plena cuando hacemos los sacrificios correctos para honrar a Dios.

10. ¿Ayudan tus opciones de entretenimiento a cumplir con aquello a lo que Dios te ha llamado?

El entretenimiento, usado correctamente, puede servir a un gran propósito: ayudarnos a disfrutar la vida que Dios nos ha dado, acercarnos a aquellos que amamos, y tener una mejor comprensión del mundo complejo en el que vivimos. Pero también puede distraernos de nuestro llamado dado por Dios.

Si tu entretenimiento es únicamente un consumo pasivo y no te motiva a crear o a pensar más profundamente, tus opciones de entretenimiento no son saludables. Si el “compañerismo” en torno al entretenimiento es la base principal de tus relaciones, tus opciones de entretenimiento no son saludables.

Dios quiere más de nosotros, no que solo estemos divirtiéndonos hasta la muerte (tomando la frase prestada de Neil Postman). Él quiere ser nuestro mayor deleite. Él quiere una mayor semejanza a Cristo y una vida abundante para sus hijos. Él quiere liderarnos y guiarnos con su voz tenue y delicada. ¿Estás escuchando?

Mi oración es que el Señor use estas sencillas preguntas para moldear tu mente y corazón, y así amarlo más en todo lo que haces.


Publicado originalmente por Kevin Halloran. Traducido por Juan Manuel López Palacios.
Imagen: Lightstock
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