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Hace unos meses tuve la oportunidad de asistir a un seminario donde una de las temáticas era el rol de la esposa de un ministro. En esta plenaria se nos enseñaba de aquellas cosas que las esposas de pastores o líderes necesitan tomar en cuenta, y ahí conocí un excelente libro: 10 Things Every Minister’s Wife Needs to Know (10 cosas que toda esposa de un ministro necesita conocer). Tuve la oportunidad de leerlo y aprender de él, y quiero compartir contigo un resumen de esas 10 cosas que la autora, Jeana Floyd, me enseñó allí:

1. El secreto para sobrevivir

El libro comienza enseñándonos primero aquello que es de más valor y lo que la autora llama “el secreto para sobrevivir”. Ese secreto es el tiempo que pasamos con el Señor. Es ese tiempo que pasamos a solas con Él, en su Palabra, en oración, en meditación donde aprendemos a vivir conscientes de su presencia cada momento de nuestro día. “Para mí, sobrevivir en el ministerio es saber que tengo una relación personal con Cristo, quien conoce cada detalle de mi vida y quien me da el maravilloso privilegio de ir delante de Él” (p.16). “El primer llamado de mi vida no es el llamado al ministerio: es el llamado a la intimidad” (p.23).

2.  Recuerda quién eres

Este punto comienza con la siguiente pregunta “¿Tu vida fuera diferente si ya no fueras la esposa del pastor?”.  Estamos en necesidad de recordar continuamente que no es nuestro ministerio aquello que nos define; no es lo que hacemos y ni siquiera aquello que pensamos que somos. Es lo que Dios dice que somos. Somos creación de Dios (Salmo 33:15); somos creación elegida por Dios (Juan 15:16); y somos creación a quien Dios le ha dado dones (Romanos 12:6). “Conocer quién soy en Cristo le da sentido a todo en el ministerio. Desde lo que soy, a lo que hago y cómo lo hago” (p.39).

3.  No es tan difícil

Algunas cosas básicas en el ministerio:

Camina con Cristo. “Tu caminar con Cristo no te guardará de problemas, pero sí determinará tu actitud hacia ellos y definitivamente tu manera de actuar. Esto aplica para cada área de tu vida… Cristo es tu salvación, no solo eterna sino diaria” (p.46).

Presencia. “Las familias de la iglesia necesitan ver nuestra presencia en ella. Nuestra presencia consistente le dice a otros ‘esto es importante para mí porque necesito estar con el pueblo de Dios, estar bajo su Palabra, adorándole, y creciendo en comunidad’” (p.46).

Ama a los demás. “Los demás necesitan ver que amamos a las personas y que amamos a la iglesia de Cristo… Nuestra congregación nos está observando en búsqueda de cómo vivir” (p.48).

Ama a tu esposo. “Sé intencional en no descuidar a tu esposo. Procura estar consciente de sus necesidades por encima de tus hijos” (p.50).

4. Ama el hombre con el que te casaste

Haz que tu esposo sepa que estás enamorada de él. Ve a tu esposo como tu tesoro. “No podemos ser lo que necesitamos ser hasta que veamos a nuestros esposos como nuestros tesoros… Una de las formas más obvias en las que podemos mostrarle a nuestros esposos que él es nuestro tesoro es con nuestra boca. Lo que sale de nuestra boca puede construir o destruir nuestro matrimonio… Nunca deshonres a tu esposo en público…Ten la seguridad de que sus necesidades estén siendo llenadas solo por ti… Ama al hombre con el que te casaste” (pp. 58-66).

5. Balance es la clave

Necesitamos quitar de nuestras mentes la idea de que tenemos que hacerlo todo. “Creo que muchos de los problemas en el ministerio son creados por la falta de balance en muchas áreas de la vida. Balance del tiempo, familia y la iglesia siempre será de tensión en la vida en el ministerio” (p.69). Debemos llegar al entendimiento de que nuestras vidas deben estar organizadas de acuerdo a nuestras prioridades. No podemos hacerlo todo, pero hay cosas que no podemos dejar de hacer.

6. Deja que el hombre sea el hombre

“Estimulo a cada esposa de un ministro, ya sea que tu esposo es el pastor principal o un miembro del liderazgo, a examinar su corazón, sus pensamientos y sus acciones. ¿Tus acciones dan la impresión de que lo que verdaderamente quieres es ser tú el pastor? ¿De que siempre crees que tienes un mejor plan? ¿Piensas que tu esposo no está tomando las decisiones correctas y necesita tu consejo? ¿Criticas su liderazgo a sus espaldas? ¿Causas que tu esposo dude de sus propias decisiones? ¿Disfrutas el conocer todo sobre todo ya sea que tenga que ver contigo o no? Estas son preguntas importantes con la que debes examinar tu propio corazón… Deja que el hombre sea el hombre” (pp. 86-87).

7.  Está bien ser hijo de pastor

Algunos aspectos a tomar en cuenta en la crianza:

– “Una de las cosas más importantes en la crianza de los hijos estando en el ministerio es igual para todos los padres. Tú eres su madre, tú no eres su mejor amiga, tú eres su madre. No tengas miedo de decir ‘no’ a tus hijos o de disciplinarlos, mucho de las Escrituras te respalda en esto” (p.92).

– “Tu hijo sabrá si tú realmente amas a la iglesia por las cosas que dices en la casa cuando los miembros de la iglesia no están alrededor” (p.93).

– “Siempre apunta a tus hijos a los aspectos positivos, las bendiciones y las ventajas que tienen de que su papá sea un ministro” (p.94).

– Recuerda: “Los hijos se vuelven como sus padres. Padres críticos levantan hijos críticos, padres egoístas levantan hijos egoístas, padres cínicos levantan hijos cínicos, padres rebeldes levantan hijos rebeldes, padres con integridad levantan hijos con integridad, padres que aman la iglesia levantan hijos que aman la iglesia” (p.97).

8. Lidiando con la crítica, los conflictos y la falta de perdón

En algún momento u otro todos tendremos que lidiar con la crítica y aún más cuando estamos en el ministerio. Frente a la crítica:

“- Examina tu corazón en humildad delante de Dios (Romanos 12: 17-18).

– No tomes venganza.

– Ora y pídele a Dios que ponga gracia en tus labios (Proverbios 21:23).

– Entrégaselo a Dios y déjalo ir” (p. 107).

Con relación al perdón:

“1. Siempre deja la puerta abierta a aquel que te ha herido.

2. La falta de perdón daña mi relación personal con Cristo más que con la persona que me hirió.

3. El perdón ablanda tu corazón hacia aquellos que te han herido” (pp. 118-119).

9. Las relaciones importan

“La clave en las relaciones es esto: nos necesitamos el uno al otro, necesitamos amigos que sean parte del equipo y amigos que sean parte de la iglesia” (p.137).

Necesitamos aprender a cultivar relaciones sanas con otros, relaciones caracterizadas por la confidencialidad, la lealtad, el servicio, y los límites sanos.

10. Aprende del pasado, vive en el presente y confía en Dios para el futuro

No hay nada que podamos hacer para cambiar nuestro pasado, pero sí podemos aprender de él. Debemos procurar no perder el presente teniendo nuestros ojos puestos en el pasado o en el futuro, y necesitamos aprender a descansar en que nuestro futuro está en las manos de Aquel que es soberano, bueno y justo en todo tiempo, Cristo Jesús.

Pienso que cada uno de estos puntos debe ser tomado en cuenta cuando nuestros esposos están en el ministerio. El libro abunda mucho más en ellos, por lo que si puedes leer en inglés y quieres abundar más en estos aspectos puedes conseguir el libro aquí: 10 cosas que toda esposa de un ministro necesita conocer.

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