¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Un artículo reciente en el New York Times, escrito por Bruce Feiler, indica que cada vez es más común que esposos y esposas se vean con menos regularidad. El artículo trata con preferencias y prácticas del sueño. Muchas esposas prefieren acostarse temprano y levantarse temprano, mientras los esposos prefieren irse a la cama más tarde y quedarse en ella más tiempo en la mañana. Mientras las esposas se levantan temprano para hacer ejercicio y prepararse para el día, los esposos se quedan hasta tarde viendo algo en Netflix o ESPN.

En mi experiencia, este patrón es también muy común en matrimonios cristianos. Las diferencias en patrones de sueño y en estilos de vida llevan a la pareja a compartir muy poco tiempo juntos. Existe el peligro de simplemente vivir juntos más que convivir como pareja. La tensión es más aguda en las parejas cristianas. Nuestros matrimonios están supuestos a reflejar de manera gozosa la realidad del evangelio. Para que esto suceda deben haber expresiones regulares de amor, perdón, paciencia, respeto, gracia y bondad. Esto no se puede lograr si no se comparte tiempo juntos.

Para poder lograr el tipo de intimidad relacional que requiere el evangelio de la gracia, debe haber intencionalidad. Todos estamos plagados por una vida demandante, por pruebas, y el pecado que mora en nosotros. Sin embargo, tenemos la misma cantidad de tiempo cada semana, los mismos mandamientos, y el mismo Espíritu Santo.

Aquí algunas prácticas básicas que han dado buenos resultados en mi matrimonio y en las vidas de hermanos y hermanas cristianos que me rodean:

  1. Planifiquen sus reuniones. Cada noche, después de acostar a los niños, mi esposa y yo nos sentamos a conversar. Hablamos de lo que sea que tengamos en nuestras mentes. Es una oportunidad incalculable de poder conocer lo que pensamos, lo que nos carga, lo que nos emociona, sin el ruido que nos rodea. Yo espero ansiosamente ese tiempo cada día. En lugar de encender el televisor, separen un tiempo para sentarse juntos, cara a cara, y conversar. Con el paso del tiempo, esta práctica probará ser una buena oportunidad para mostrar bondad, amor, perdón, paciencia y servicio.
  2. Oren juntos. Cuando converso con cristianos que parecen tener matrimonios buenos, piadosos y atractivos, ellos siempre hablan acerca de la importancia de orar juntos. Claro, orar por una emergencia médica o por los alimentos es de esperarse, pero ¿qué tal si oráramos diariamente con gratitud por la gracia de Dios que persevera hacia nosotros, por más humildad, en confesión por la fealdad de nuestros argumentos, o por sabiduría para criar a nuestros hijos?
  3. Aprendan juntos. Conecten sus mentes como pareja. Esto pudiera involucrar cosas tales como aprender algo nuevo, considerar nuevas ideas, o debatir otras. Se da una intimidad sorprendente cuando la pareja descubre cosas juntos. Las oportunidades son muchas, y pueden incluir desde aprender a bailar swing, hasta estudiar distintas filosofías de crianza de sus hijos o discusiones políticas. El punto es conectar sus mentes en algo en común.
  4. Hagan lo ordinario, juntos. Uno de mis pasatiempos favoritos es hacer diligencias con mi esposa. El mero hecho de andar en el auto juntos nos da la oportunidad de conversar y escucharnos el uno al otro. Sea que los niños nos acompañen o no, es siempre una oportunidad para reír y aprender juntos. A veces es más conveniente hacerlo solos, pero no es tan divertido.

Con el tiempo vamos envejeciendo y vamos tras lo que deseamos. Los matrimonios cristianos deben procurar pasar tiempo juntos, intencionalmente y con celo; al hacerlo tenemos la oportunidad de reflejar el evangelio juntos y con gozo.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Laura González.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando