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Voy a ir directo al grano y hacer mi petición tanto a egalitarianistas como a complementarianistas:

Egalitarianistas: no confundan el hiper-liderazgo con el complementarianismo. Complementarianistas: no den a los egalitarianistas una razón para confundirse.

Acuerdo: Igualdad de esencia y valor

Los egalitarianistas y complementarianistas coinciden en que la Biblia ve a las mujeres y a los hombres como iguales espirituales a los ojos de Dios. No hay ninguna diferencia de género en términos de dignidad o valor.

Los dos puntos de vista se unifican en términos de igualdad con respecto a la esencia de género y el valor ontológico.

Desacuerdo: ¿Roles iguales o distintos?

El debate entre los egalitarianistas y complementarianistas se reduce a dos interpretaciones diferentes de los roles de género, no del valor de género. Los egalitarianistas creen que la igualdad se extiende a los roles de género, mientras que los complementarianistas creen en roles distintos pero complementarios.

La diferencia definitiva a menudo se reduce al concepto de autoridad. Los egalitarianistas creen que la Escritura “llama a las mujeres y los hombres a compartir por igual la autoridad en el servicio y liderazgo en el hogar, la iglesia, y en el mundo” (declaración de la misión de los cristianos de la Igualdad Bíblica). Los egalitarianistas creen en la sumisión mutua, porque creen que hombres y mujeres deben compartir la autoridad por igual. Los complementarianistas creen que los hombres son llamados a utilizar su autoridad dada por Dios para servir a las mujeres de una manera semejante a Cristo, con corazón de siervo, de forma que entreguen su vida para que las mujeres florezcan en el hogar y la iglesia. (Los complementarianistas difieren ligeramente entre sí con respecto a cómo los hombres y las mujeres se relacionan en el mundo con respecto a la autoridad. Explicar las diferencias con suficiente imparcialidad y el rigor nos llevaría demasiado lejos en este artículo).

Hemos visto un punto de acuerdo y un punto de desacuerdo entre las dos perspectivas. Mi objetivo no es entrar en el debate exegético para demostrar por qué soy un complementarianista y no un egalitarianista. Más bien, mi carga es de señalar que ambos grupos deben tener otro punto de acuerdo. Debemos estar igualmente opuestos a la violencia doméstica.

Acuerdo: Igualdad de oposición al abuso doméstico

Uno pensaría que no hace falta decir este punto, pero por desgracia, tiene que ser dicho. Ambos grupos deben oponerse a la violencia doméstica con cada fibra de su ser. (Aunque aquí primeramente estoy discutiendo acerca del abuso conyugal, deberíamos oponernos de igual manera al abuso infantil.) ¿Quién pudiera siquiera concebir hacer un argumento acerca de cómo el abuso doméstico glorifica a Dios?

Pero a veces nuestra estridente retórica oscurece nuestro acuerdo real acerca de este punto. Los egalitarianistas a veces no distinguen entre complementarianismo genuino y las distorsiones extremas que definitivamente dejan de ser complementarianismo. Esta es una característica triste de muchos puntos debatidos de la teología. Algo similar ocurre en los debates entre calvinistas y arminianos. Los arminianos creen que están hablando contra el calvinismo, cuando en realidad están hablando en contra el híper-calvinismo. Del mismo modo, los egalitarianistas a veces piensan que están hablando en contra del complementarianismo cuando en realidad están hablando en contra del híper-liderazgo.

¿Qué es el Híper-Liderazgo?

Los complementarianistas creen que el matrimonio bíblico debe mostrar el modelo del matrimonio de Cristo con su novia, la Iglesia. Creemos que cada género tiene una parte distinta que interpretar en esa imagen. Dios llama al hombre a tomar la iniciativa en amar a su esposa de una manera que entrega su vida, en semejanza a Cristo. Dios le da a la mujer la responsabilidad de recibir ese liderazgo amoroso semejante al de Cristo de una manera semejante a la Iglesia, sumisa y respetuosa.

El híper-liderazgo destruye esta imagen. El marido abusa de su autoridad de una manera egocéntrica y egoísta. Él puede ser egocéntrico y egoísta de una manera agresiva encubierta, que se niega a hacer nada para servir a su esposa o familia. O puede ser egocéntrico y egoísta de una manera dura, opresiva y controladora. El señorío egoísta no es el liderazgo de Cristo, porque Cristo se entrega por su novia. El señorío duro no es el liderazgo de Cristo, porque Cristo no abusa de su novia. Él no la trata con dureza.

La novia de Jesús florece bajo el liderazgo de servicio. El híper-liderazgo es exactamente lo contrario. Lejos de llevar al florecimiento de la mujer, se convierte en un caldo de cultivo para la violencia doméstica.

Un resumen escueto de las diferencias, entonces, podría tener este aspecto:

Híper-Liderazgo                    Complementarianismo                    Egalitarianismo

Señorío egoísta                     Liderazgo con corazón de siervo     Sin liderazgo

Egalitarianistas, eviten la falacia del centro excluido

En este punto, los egalitarianistas necesitan evitar la falacia del centro excluido.

Cuando tú te estás oponiendo al complementarianismo, por favor no lo confundas con el híper-liderazgo. Representa nuestros puntos de vista con cuidado y precisión de manera que mantenga el centro en lugar de excluirlo. Representa el núcleo verdadero de lo que alguien cree antes de responder a ello. Es una cuestión de integridad.

Complementarianistas, mantengan la integridad del centro

Como complementarianistas jugamos un papel importante en el mantenimiento de la integridad de esa posición intermedia. Así que no le des a los egalitarianistas una razón para confundir a el híper-liderazgo y el complementarianismo. Habla con determinación contra las distorsiones enfermas de nuestros puntos de vista. Haz mucha diferencia entre el liderazgo amoroso masculino y el señorío abusivo masculino. Medita profundamente sobre la diferencia entre el liderazgo verdadero y el falso en 2 Corintios 11: 20-21. El liderazgo de Cristo se centra en convertirse en un siervo; la distorsión de Satanás se centra en hacer servidores a otros y luego explotarlos con fines egoístas.

Sé que algunos hablan contra el complementarianismo como si fuera el culpable del abuso doméstico. El liderazgo humilde engendra violencia doméstica, dicen. Si usted es un complementarianista, tal vez será criticado por ambos lados (híper-liderazgo e egalitarianismo). ¿Y qué? Tal vez eso es algo bueno. Tal vez eso es una señal de que estás manteniendo el equilibrio bíblico. No te dejes moldear; mantén la calma y sigue manteniendo la integridad del centro.

Protege a los vulnerables

El liderazgo de Cristo no causa el abuso; al contrario, es un poderoso catalizador en contra del contra el abuso. No debería hacer falta decir que los complementarianistas no deben ser culpables de abusar. El abuso conyugal va en contra de todo lo que atesoramos. Es, para decirlo sin rodeos, la cosa más contraria a Cristo que un marido podría hacer.

No estoy negando el hecho de que algunas mujeres abusan de sus maridos. Este abuso es pecaminoso y debe ser igualmente opuesto. Pero yo estoy hablando en contra de la violencia doméstica en la que el marido lastima a la mujer desde una postura de autoritarismo abusivo. Pedimos a las mujeres en matrimonios complementarianistas que tomen la posición más vulnerable de la relación, que puede convertirse rápidamente en una posición peligrosa cuando nuestros puntos de vista se distorsionan. El florecimiento de la esposa requiere que el marido la ame de con un corazón de siervo. Por lo tanto, debemos estar atentos de llamar a los maridos a que amen a sus esposas reales, no sólo a la idea de una esposa. Esposo, ¿ves a tu esposa como alguien a quien servir o como alguien que sirve? Porque enseñamos que los esposos tienen autoridad dada por Dios como líderes, debemos mantener una vigilancia extra contra la distorsión y el abuso.

Elevando el estándar

Si centramos nuestra atención en evitar el abuso, estamos poniendo la vara demasiado abajo. Los complementarianistas deben ser las personas más francas en contra del abuso. Y debemos mantener más una vigilancia más cercana en nuestras propias congregaciones para prevenirlo. Los que están en el liderazgo deben proteger a los vulnerables e ir tras el abusador con toda la fuerza de la acción legal y el celo bíblico.

Los egalitarianistas y complementarianistas tienen muchas diferencias para debatir. El abuso doméstico no debería ser una de ellas.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Ana Ávila.
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