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Los pastores de larga trayectoria acostumbran a recomendar a pastores jóvenes a que aprendan a dar prioridad a sus familias. En muchas ocasiones estos consejos vienen acompañados de un lamento de que ellos debieron haber aplicado estos principios en sus propias vidas. Todos hemos escuchado las historias de hijos de pastores resentidos con sus padres porque sentían que sus papás amaban más el ministerio que su familia.

Los pastores debemos ser ejemplo de esforzarnos y trabajar fuerte. El darle prioridad a la familia no significa que no cumplimos con nuestras responsabilidades ministeriales. En mi tiempo en el ministerio, he visto algunas realidades que afirman cada vez más la necesidad de darle prioridad a la familia.

Realidad 1: Dureza del pastorado

No es mi deseo pintar el pastorado como la labor más difícil del mundo, pero la realidad es que el pastorado tiene ciertas realidades que traen presión al pastor y a la familia pastoral. En el día de hoy visité a una madre en el hospital que perdió un bebe a las 21 semanas de embarazo. El cadáver de la criatura todavía estaba en el cuarto cuando los visité. Aunque el pastorado te da el privilegio de ver a Dios transformar vidas desde primera fila, también te presenta vívidamente el sufrimiento. Esto afecta al pastor y por subsiguiente, su familia.

Algunos miembros de la iglesia tienen expectativas inconcebibles con referencia al pastor, y al no ser cumplidas, se convierten en críticas y muchas veces en relaciones rotas. La dureza del pastorado nace de la realidad que nuestro trabajo es uno espiritual que necesita que involucremos nuestras emociones. Esta realidad es una que definitivamente puede afectar la dinámica familiar.

Realidad 2: Necesidad de intencionalidad

Si no somos intencionales en darle prioridad a nuestras familias, no le vamos a dar la prioridad que se merecen. Esto quiere decir que debemos tomar el tiempo, no solo para pasar tiempo con ellos, si no también a dedicar tiempo para planificar que estos tiempos sean significativos y productivos. Si no eres intencional no vas a pasar tiempo significativo con tu familia y tu tiempo será consumido completamente por el ministerio.

La realidad es que tu familia va a darse cuenta si ellos son la prioridad o no. Desde los más pequeños hasta tu esposa, ellos van a saber si sientes que son un obstáculo para tu ministerio o el apoyo fundamental y tu prioridad, lo que requiere de tu intencionalidad y esfuerzo.

¿Cómo hacer de nuestra familia una prioridad?

Sé el mismo

Procura no crear una imagen fuera del hogar que sea diferente a tu imagen en tu casa. Pregúntale frecuentemente a tu esposa si eres diferente en tu casa a como eres con la iglesia. Si eres paciente, amoroso y misericordioso con las ovejas, debes serlo con tu familia también.

Incluye a tu familia en el ministerio

Esto es vital. Comenta con ellos las cosas que estás haciendo —dentro de lo que la confidencialidad permita— y agradéceles por ayudar a que puedas servir a la iglesia. Cada vez que salgo de viaje, le explico a mis hijos las razones del viaje y le agradezco por servir a la iglesia al gozosamente liberarme para servir.

Calidad y cantidad

Muchas personas piensan que no importa la cantidad de tiempo sino la calidad. En mi opinión, ambas cosas son necesarias. Mis mejores recuerdos de la niñez eran cuando mis padres me dedicaron tiempo de calidad. Y qué mejor que darle muchos tiempos de calidad a nuestra familia, donde le ayudemos a crear memorias de lo importantes que son para nosotros.

Para poder dedicar tiempo de calidad a nuestros hijos y esposa, debemos de ser sabios e intencionales al manejar nuestro calendario. En nuestra casa nos sentamos semanalmente a planificar las actividades de la semana. Además nos juntamos mensualmente para planificar nuestro tiempo.  El calendario también se convierte en una herramienta para evaluar si estamos siendo buenos mayordomos de nuestro tiempo, tanto de la familia como de nuestras responsabilidades ministeriales.

Definir emergencias

Es de suma importancia definir lo que son emergencias ministeriales. Son circunstancias donde dejamos todo lo que estamos haciendo y salimos con premura a atender situaciones en la congregación. Es bueno contar con líderes laicos de la iglesia para que ellos ayuden en esta tarea con un entendimiento bíblico de Efesios 4, donde presenta que todos en la iglesia estamos para hacer ministerio. Esto quiere decir que no es solo el pastor el que visita a enfermos o da consejería.

Podemos catalogar emergencias como muertes, casos de enfermedad crónica o pecado inusual en un miembro de la congregación. Por el contrario, desde mi perspectiva, hay personas en la iglesia que desean que sea el pastor siempre quien les tome de la mano. Cada vez que esas personas tienen una situación particular eso no constituye una emergencia, pueden esperar para reunirse en un momento adecuado y no cuando la familia está cenando.

En muchas ocasiones alguien se me acerca y me dice “Me urge reunirme contigo, es una emergencia”. Mi respuesta usualmente es, “juntémonos mañana a las 5 am”. Para mí es beneficioso reunirme a esa hora porque no afecta la dinámica de nuestra familia tanto como una reunión en la noche, donde se desarrolla la mayoría de la dinámica familiar. Lo que encuentro en muchas ocasiones es que la urgencia de reunirse no era tanta, ya que una reunión a las 5 am no les es posible.

Días libres

El descanso es un principio bíblico. Vemos en Génesis que Dios define un ritmo de 6 días de trabajo y uno de descanso. Cuando tomamos días libres le mostramos a Dios nuestra confianza de una forma práctica. Para mí, el lunes, que es mi día de descanso, todo lo relacionado al pastorado queda en un segundo plano. No leo mis correos electrónicos, no tomo llamadas, no hago reuniones. Ese día lo dedico a apoyar a mi esposa Kathy en las cosas de la casa y a pasar tiempo significativo con la familia. Solo emergencias definidas me mueven de ésta prioridad.

Vacaciones

¿No has conocido a pastores que están orgulloso de que no toman vacaciones? Es un tipo de marca de honor. Desde mi perspectiva es algo necio el no tomar tiempo libre prolongado. Todos los años tomo todos los días que la iglesia me da de vacaciones. Es una forma práctica de decirle a mi familia que los amo tanto que deseo aprovechar hasta el último minuto que puedo para estar con ellos.  Algo de suma importancia es que antes de salir de vacaciones preparo mi corazón para ir a servir a mi familia.

Por supuesto, hay pastores que por razones financieras no pueden salir del área para vacacionar. De todas formas es importante poder tomar tiempo donde puedan servir a la familia y descansar.

Ministerio fuera de la iglesia

Este es un tema un poco delicado. Con esto me refiero a toda actividad ministerial aparte de tus responsabilidades en la iglesia local. Anualmente viajo a varios lugares para servir a la iglesia universal de Cristo. Creo que es importante que exista esta colaboración entre iglesias. Pero muchas veces tenemos que cuidar que la ambición personal no domine nuestro deseo de salir a servir a otras iglesias. Varias cosas a considerar:

  • Considera la capacidad de tu esposa para manejar tu ausencia. Hay esposas que la ausencia del esposo les afecta más que a otras. Si la capacidad de tu esposa es limitada en esta área, quizás Dios no te está llamando a servir mucho fuera de tu congregación.
  • Considera la edad de tus hijos. Pienso que mientras los hijos van creciendo se puede hacer mas fácil para la familia manejar la ausencia del padre.
  • Considera tu edad. Todos queremos ser John Piper sin pasar los años de experiencia de ministerio.
  • Considera tu corazón. Busca la ayuda de otros al ver si tu motivación es expandir el reino o tu reino. Si se te hace más difícil no ir a una conferencia que perderte una actividad especial familiar, quizás tus prioridades están erróneas

Mi ánimo a todo ministro joven es que estudies la Palabra, a ver la data bíblica que presenta tu responsabilidad principal como pastor de tu casa. Solo siendo primero pastor de tu casa podrás ser un pastor efectivo de aquellos que Dios ha puesto bajo tu cuidado.

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