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Los cristianos muchas veces permanecen con un conocimiento básico de las Escrituras, no porque sea su deseo conformarse con lo fundamental del cristianismo, sino porque encuentran en los libros de teología un lenguaje muy difícil de entender. Muchos pastores y creyentes anhelan profundizar en la Palabra y ser más precisos en la doctrina, pero cuando empiezan a leer un libro de teología sistemática por Herman Bavinck, Louis Berkhof, Millard Erickson o incluso de Wayne Grudem, sus deseos por aprender se ven mitigados.

Definitivamente, la habilidad de escribir tanto para doctos como para la gente “común” solo es privilegio de unos cuantos elegidos, pero Dios en su gracia concedió esa habilidad a ciertos maestros de su Iglesia, siendo el Dr. R. C. Sproul uno de ellos.

El libro “Todos Somos Teólogos” es una de las obras literarias más recientes de R.C. Sproul, donde nos presenta una introducción a la teología sistemática. En este libro podemos ver a la teología como la ciencia más elevada, pero sin que se le quite su parte de poesía; a pesar de que se desarrollan temas complejos, el libro muestra una redacción agradable y un lenguaje accesible.

Todos somos teólogos: Una introducción a la teología sistemática

Todos somos teólogos: Una introducción a la teología sistemática

Editorial Mundo Hispano. 384 pp.
Editorial Mundo Hispano. 384 pp.

Todos somos teólogos, pero no todos tenemos la teología verdadera 

Quizá te puedas estar preguntando: “¿Para qué leer un libro de teología sistemática? Da igual si su lenguaje es sencillo, yo no quiero ser un teólogo, yo solo quiero ser cristiano y amar a Jesús”. Permíteme corregir un poco tu forma de pensar. Así como no es necesario usar la expresión “cristiano regenerado” —puesto que para ser cristiano uno debe ser regenerado—, decir que uno es cristiano pero no un teólogo es algo contradictorio, debido a que todo cristiano es un teólogo. Así que no se trata de si queremos ser teólogos o no, ¡todos lo somos! No solo los cristianos, toda persona en el mundo lo es, porque todos tienen una idea acerca de cómo es Dios. Por lo tanto, la cuestión principal no se trata de decidir si vamos a ser teólogos o no, sino de si vamos a tener una teología verdadera o una falsa.

 

Gottfried Leibniz, el gran racionalista del siglo XVII, se dedicó a la teología natural, que tenía por objetivo conocer a Dios por medio de la razón y el estudio de la naturaleza. Es verdad que Dios se reveló en la creación y en la mente del hombre, pero el problema es que el hombre en su pecado suprime la verdad y se hace ciego ante la evidencia (Ro. 1:18-23). El pecado dañó nuestra epistemología. Esto hace que el hombre no pueda leer correctamente lo que Dios escribió en toda su creación, y por eso es un intento inútal construir nuestra teología solo por medio del razonamiento humano y el estudio de la naturaleza. Nuestra sabiduría no nos conducirá a Él (1 Co. 1:21). Por lo tanto, su Palabra escrita, que es su revelación especial, se vuelve necesaria para nuestro conocimiento verdadero de Dios. Es por ello que Sproul dice que la Biblia es “teología por excelencia, es el logos completo del Theos”.

Partiendo de esta verdad, la teología sistemática se vuelve necesaria en la vida del creyente, porque sólo la Biblia tiene autoridad para definir qué debemos creer. Y no solo que creer respecto a quien es Él, sino sobre toda la realidad. Dios en su Palabra volvió a imprimir las verdades que ya había escrito en su creación, para que su revelación especial nos ayudara en nuestra comprensión de su revelación natural. Entonces, al ser la Escritura nuestra regla de fe, la teología sistemática tiene como objetivo recolectar lo que la Biblia entera enseña respecto algún tema en específico, como la oración, la Iglesia o la salvación. Luego organiza los temas que reúne, para tratarlos de una manera ordenada o sistemática. El orden que presenta R.C. Sproul en su libro es el siguiente:

Teología propiamente dicha (Conocimiento de Dios)
Antropología y creación (Quién es el hombre y el origen del universo)
Cristología (Jesús)
Pneumatología (Espíritu Santo)
Soteriología (Doctrinas de la salvación)
Eclesiología (La Iglesia)
Escatología (Fin de los tiempos)
Apéndice: Los credos (Apostólico, Niceno y Calcedonia)

Entendiendo la revelación de Dios

La teología sistemática no trata de forzar lo que la Biblia enseña para encerrarla en diferentes categorías. Más bien, su objetivo es entender todo lo que Dios nos ha revelado acerca de diversos temas, pero siempre tomando en cuenta el contexto de cada versículo en el que se habla. La sistematización es para darle un orden y comprender cada doctrina de manera aislada, para luego verla a la luz de toda la revelación bíblica. Una de las diferencias que podremos encontrar en los libros de teología sistemática, es que cada autor resume las enseñanzas de diferentes maneras. Algunos serán más breves que otros al presentar una doctrina, algunos podrán incluir el desarrollo histórico de una enseñanza y verla desde una perspectiva filosófica o desde la visión de otras denominaciones. En el caso de R. C. Sproul, él nos presenta cada tema con brevedad, y lo hace por medio de pequeños subtítulos que no superan las cuatro páginas (esto hace que el libro pueda usarse como devocional o leerlo en pequeños fragmentos de tiempo libre), por ejemplo:

Cristología:

El Cristo de la Biblia
Una persona, dos naturalezas
Los nombres de Cristo
Los oficios de Cristo
¿Por qué murió Cristo?

A pesar de que una de las características de la Biblia es la claridad de sus enseñanzas (Sal. 19:7, 119:130), la teología sistemática nos ayuda a comprender con mayor facilidad todo lo que Dios nos ha revelado en su Palabra. Esto no debe llevar al cristiano a estudiar solo por estudiar, sino conducirlo a conocer a Dios (Jr. 9:23-24), cumplir con su mandato (Mt. 28:19-20), crecer en fe y carácter (2 Tim 3:16) y hacerlo todo en dependencia de Dios (Sal. 119:18).

El filósofo cristiano J.P. Moreland, dice que tiene él hábito de leer libros que están más allá de su capacidad intelectual, debido a que esta es la única manera de crecer. Este es un libro sencillo, pero si se vuelve complicada su lectura para ti, no te desanimes y continúa leyendo. Si se convierte en una lectura amena, no te conformes, y al terminar consigue un libro de teología sistemática que esté por encima de tus capacidades y prosigue en conocer lo que Dios nos reveló. El deseo de John Wesley era ser un “homo unius libri” y el propósito de R.C. Sproul al escribir “Todos Somos Teólogos” es precisamente eso, enamorarnos con el majestuoso contenido de la Escritura, para hacer que la Iglesia del Señor atesore Su Palabra por encima de cualquier otro libro.

 

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