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Un misionero sabio sabe que la predicación del evangelio en una cultura diferente requiere contextualizar su mensaje. Las palabras que usamos no se traducen automáticamente a una nueva cultura que carece de las asociaciones y experiencias con las cuales nosotros estamos familiarizados. Tenemos que encontrar nuevas formas de comunicar la antigua, antigua historia; formas que se pueden entender, formas de “hablar el lenguaje” de aquellos a los que estamos ministrando.

Pero incluso en el ámbito local, tenemos que hacer frente a la contextualización. Esto es porque la música y la liturgia son un idioma. Estos pueden significar diferentes cosas para diferentes personas. En los últimos años, mucho se ha escrito, se ha abogado, y se ha modelo para ayudarnos a entender por qué deberíamos estar preocupados por liderar los servicios de adoración de tal manera que la gente realmente comprenda lo que estamos diciendo y haciendo para que sean afectados de la manera correcta. Eso podría significar el cambio de su acompañamiento musical, la liturgia, los métodos de comunicación y más.

Pero he podido ver que la contextualización algunas veces ha sido mal aplicada. Aquí hay algunas cosas que he encontrado útiles de tener en cuenta a la hora de pensar en cómo conectarnos con la gente.

Tratar de contextualizar sin un liderazgo claro y teológicamente informado tiende a producir desorden, división, y distancia. A veces los líderes reciben la revelación de que deben empezar a hacer más para llegar a la comunidad que los rodea. Así que la música se vuelve más alta, o más jazz, o más latina, o más tradicional. Prácticas litúrgicas con siglos de antigüedad son añadidas o son abandonadas repentinamente. Pero hacer cambios drásticos en la metodología o el enfoque sin tener en cuenta lo que ya existe en la iglesia resultará desastroso. Comunicar una visión clara saturada del evangelio ayudará a la gente a abrazar los cambios.

Si la mayoría de la congregación no está cantado, no estás contextualizando: estás dando un espectáculo. La contextualización debe dar lugar a una mayor participación, no menos. He estado en reuniones en las que los músicos son muy relevantes culturalmente, pero al menos la mitad de las personas estaban allí para observar, quedandose sin participar. La exhortación de Dios a su pueblo a cantar (1 Cr. 16:8-9; Sal. 5:11; Sal. 30:4; Sal. 47:6) supera con creces el estímulo a tocar instrumentos. De hecho, es una buena idea enseñar a tu congregación por medio de tus palabras y ejemplo que sus voces llenas de fe son el sonido más importante cuando la música está sonando.

La contextualización que toma todas sus señales de la cultura corre mayor riesgo de ser indistinguible de la cultura. Si un no creyente se siente completamente cómodo en nuestras reuniones, tenemos un problema. El evangelio es una afrenta a nuestro orgullo y a nuestra perdición. Estar en el mundo no es lo mismo que ser del mundo. Si nuestra música, vídeos, valores, y conversaciones se ven y suenan exactamente igual que el mundo que nos rodea, puede ser difícil para un no creyente entender cómo el evangelio nos ha cambiado.

Algunos aspectos de nuestras reuniones serán contraculturales y no deben ser contextualizados. Los cristianos son personas de la Palabra. Nuestra primera y última autoridad de lo que hacemos cuando nos reunimos es la Escritura. Esta es la razón por la que celebramos la cena del Señor y el bautismo. Es por eso que los pastores predican y no solamente participan en conversaciones interactivas (2 Tim. 12:1-2). La reunión del pueblo de Dios es su propio contexto, la cual tiene el propósito de formar y transformar nuestro pensamiento, perspectivas, y elecciones.

La contextualización que ignora o minimiza la historia y otros contextos culturales tiende a crear una admiración cultural exagerada, produce distracción, y socava el amplio alcance del evangelio. Cuando definimos contextualización de manera muy estricta, la gente inevitablemente queda excluida. ¿Estás contextualizando para personas de 20-30 años? ¿Qué hay con los de 60 años? ¿Estás contextualizando para los que hacen homeschool (educación en casa)? ¿Qué tal los padres que envían a sus hijos a la escuela pública? ¿Estás contextualizando para los artistas? ¿Qué hay con los constructores, amas de casa, y los contadores? En la conferencia reciente de pastores de Gracia Soberana , Kevin DeYoung dijo que: “El que se casa con el espíritu de esta era se convertirá en viudo en la próxima”. Amén. Mientras nos conectamos con los aspectos culturales más significativos de nuestra iglesia y comunidad, somos sabios al sensibilizar a nuestra gente a la realidad del cuerpo de Cristo global y celestial.

Contextualizar prácticas de evangelismo es diferente de la contextualización de las reuniones de la congregación. Las palabras de Pablo en 1 Corintios 9:22-23 se utilizan a menudo como una defensa para el cambio de la reunión del domingo para conseguir que los incrédulos se sientan mejor recibidos.

A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles; a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos. Y todo lo hago por amor del evangelio, para ser partícipe de él.

Pero Pablo está hablando de la evangelización de los no cristianos, no de las reuniones con la iglesia los domingos. El propósito de estas reuniones es edificar el cuerpo de Cristo a través de los dones espirituales para la gloria de Dios (1 Cor. 12:4-7; 1 Cor. 14:12). Si un no creyente se ve afectado será porque él o ella se da cuenta de que lo que sucede cuando la iglesia se reúne es diferente a lo que sucede en cualquier otro tipo de reunión (1 Cor. 14:24-25)

La contextualización es un medio, no un fin. Hace un tiempo estaba interactuando con alguien en Twitter quien dijo “es confuso cuando se utiliza ‘adoración congregacional’ a nivel mundial. Lo qué es congregacional para uno no lo es para otros”. Yo veo su punto, pero pasajes como 1 Corintios 12 y 14, Colosenses 3:16-17 y Efesios 5:18-20 nos dan algunos elementos básicos que deben caracterizar a todas las reuniones de los cristianos. Todas las iglesias de Moscú, Beijing, Mumbai, Nairobi, Londres, Sydney, Santo Domingo, y Boise deben reunirse para escuchar la Palabra de Dios siendo fielmente expuesta y predicada. Las congregaciones por todo el mundo deben cantar y orar. Cada iglesia y sus miembros deben reflejar la realidad de la nueva vida que compartimos a través del evangelio de Cristo y la manera en que anticipamos su regreso.

Liderar reuniones de una manera que la gente pueda enteder debe ser una prioridad para los pastores y líderes. Debemos asegurarnos que la contextualización nunca nos haga lucir y actuar como algo distinto de lo que Cristo nos ha redimido para ser: irreprensibles e inocentes, brillando como luces en el mundo mientras nos aferramos a la Palabra de vida (Fil 2:15-16).


Publicado originalmente en Worship Matters. Traducido por Celma Perez.
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