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Hace poco una joven me preguntó el porqué las diferentes iglesias y denominaciones parecen tener más diferencias y controversias que puntos en común. ¿Por qué no estamos más de acuerdo si se supone que tenemos el mismo libro como guía? ¿No debería haber unanimidad sobre la manera de interpretar lo que nos dicen las Escrituras?

Al meditar sobre esto para dar una respuesta, me di cuenta que existen dos partes sobre la unidad: principio y práctica.

Práctica

Práctica lo defino como la manera externa de aplicar e interpretar un principio. Por ejemplo, hay iglesias en donde las mujeres usan velo, y de esa manera están aplicando externamente un principio establecido por Pablo en 1 Corintios 11 sobre orden y sujeción.

Entre las diferentes iglesias y denominaciones también se interpreta de varias maneras los pasajes relacionados a escatología y la segunda venida de Cristo, sobre la forma y momento de practicar el bautismo, sobre el estilo y volumen de la música en la alabanza, o sobre ciertos aspectos de la vestimenta de la mujer.

Principio

Toda la Biblia siempre tiene un principio que está estableciendo al dar un mandamiento, contar una historia o hablar de profecía. Por ejemplo, detrás de todo lo referente a escatología está el principio de que Jesús regresará por segunda vez y restaurará todas las cosas. Cuando Pablo habla sobre el velo, está desarrollando un principio sobre el orden tanto en el hogar como en la iglesia en relación a la sumisión de la mujer y la manera en que es un reflejo de Cristo y la iglesia.  Cuando habla de cómo debe vestirse la mujer está desarrollando el principio de modestia y feminidad que debe ser un reflejo de la belleza interna. Cuando la Biblia nos habla de alabanza está expresando el principio de reconocer quién es Dios y lo que ha hecho mediante el arte. Cuando habla de bautismo, expresa el principio de una manifestación externa del pacto y relación entre Dios y su pueblo a través de Jesucristo.

Entonces, podemos ver que la unidad que existe en la verdadera iglesia cristiana, es la unidad de principios. Aunque las prácticas e interpretaciones sean diferentes, los principios bíblicos deben ser los mismos. Esa es la verdadera unidad. Y para mostrar a qué me refiero, quisiera que pensaran sobre aquellos en los que nos parecemos en las prácticas pero no en los principios.

Algunas personas podrían comparar la conducta de un mormón o un testigo de Jehová a la de un cristiano. Externamente nos parecemos en muchas cosas: no decimos malas palabras, no nos emborrachamos y llevamos una vida ejemplar como familia. Sin embargo, el principio es fundamentalmente diferente: ¿es nuestra conducta el resultado o la base de nuestra justificación delante de Dios?  En el principio no hay unidad aunque externamente pueda parecer que hacemos lo mismo.

Estoy convencido de que en la verdadera iglesia cristiana realmente sí existe unidad. Ciertos principios cómo quién es Dios, qué autoridad tiene la Biblia y cómo somos salvos, son principios en los que estamos de acuerdo. Cuando te encuentres con un cristiano que tenga prácticas diferentes, busca los principios de las doctrinas que más importan que son las que realmente nos unen. En esas doctrinas encontramos la clave para identificar una secta o a un verdadero cristiano.

Y al estudiar la Biblia, vayamos más profundo al preguntarnos, ¿cuál es el principio que está expresando este pasaje? De esa manera comenzaremos a apreciar más las diferencias que existen en el cuerpo de Cristo.

La unidad de la verdadera iglesia no es a pesar de las diferentes prácticas, sino se manifiesta de una manera más profunda en la diversidad de lo externo y en la constancia y universalidad de los principios bíblicos.

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