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Nota del editor: 

Además de ser Pastor Titular de la Iglesia Bautista Internacional, el Dr. Miguel Núñez ha ejercido la medicina en diferentes capacidades por más de 30 años. Está certificado por el Board Americano de Medicina Interna y el Board Americano de Enfermedades Infecciosas. Además ejerció como profesor del Mount Sinai School of Medicine (1989-97) en Englewood Hospital and Medical Center en Englewood, New Jersey, que está asociado a esta escuela de medicina. Por esta razón, nos acercamos a él para poder orientar a la población en cuanto a este virus del Ébola, con su opinión médica y su sabiduría pastoral.

En el día de ayer, el mundo despertó con la noticia de que Thomas Erick Duncan, el primer paciente diagnosticado con Ébola en los Estados Unidos, había muerto a causa de la enfermedad. Él había viajado desde Liberia hasta Dallas, Texas y desarrolló síntomas de la enfermedad 4 o 5 días después de su llegada a los EEUU. Aunque al momento no se ha diagnosticado ningún caso de Ébola como resultado de haber estado en contacto con este paciente, esta noticia –junto con la información de que una enfermera había contraído el virus en España– han subido el nivel de alarma en el mundo.

Agente causante

El virus del Ébola pertenece a la familia de los filoviridae, capaces de causar fiebres hemorrágicas de una manera similar a como lo hace el virus del dengue y otros virus.

Cinco especies diferentes del virus del Ébola han sido identificadas, conocidas con el nombre de Zaire, Sudán, Costa de Marfil, Bundibugyo y los agentes del grupo Reston. El virus fue reconocido por primera vez en el año 1976 y desde entonces se han reportado pequeños brotes en diferentes lugares con diferentes mortalidades dependiendo de la especie. El brote actual en el occidente de África está siendo causado por la especie Zaire.

El comienzo de la crisis actual

Al final del año pasado se reportó el inicio de un brote del virus del Ébola en Guinea, el cual fue confirmado por la Organización Mundial de la Salud en Marzo de este año. Este fue el primer brote en África Occidental, ya que los brotes anteriores, de mucho menos magnitud, habían sido reportados en el centro del África. Lamentablemente, la enfermedad no fue contenida y en los últimos meses hemos visto cómo se ha expandido a Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal.

Al día de hoy se han reportado 4000 muertes y más de 8000 casos sospechados y/o confirmados. Esto arroja una mortalidad de cerca del 50 por ciento. En brotes anteriores, la mortalidad ha variado de 30 al 90 por ciento.

La mayoría de los casos actuales de la enfermedad han ocurrido por transmisión de persona a persona a través del contacto por secreciones de un paciente infectado, ya sea sangre, orina, heces, saliva, semen, sudor o evacuaciones. Estas secreciones necesitan ganar acceso a mucosas (conjuntivas, interior de los labios y cavidad bucal u órganos genitales).

La transmisión también pudiera ocurrir si estas secreciones entran en contacto con piel que haya perdido su integridad (cortaduras, abrasiones, etc.). Hasta la fecha no hay confirmación de que el virus pueda ser transmitido por la vía respiratoria, como el virus de la gripe, lo cual representa una buena noticia. Algunas transmisiones han ocurrido por accidentes en personal médico que ha estado trabajando con pacientes infectados con la enfermedad. También se conocen casos de personas infectadas a través del contacto con animales afectados.

Una de las observaciones que ha llamado la atención es la manera como el virus del Ébola se ha transmitido tan rápido esta vez en comparación con los brotes anteriores, que fueron contenidos relativamente rápido, y que ocasionaron un numero mucho menor de muertes. Quizás la explicación sea que los anteriores brotes ocurrieron en poblaciones rurales muy aisladas, con un menor numero de habitantes, a diferencia de este brote que se ha expandido en centros urbanos. El hecho de saber que brotes anteriores fueron contenidos con implementación de medidas básicas de control de infecciones nos deja entender que la enfermedad es potencialmente contenible a través de medidas ya conocidas para la ciencia médica.

Presentación de la enfermedad

Como toda enfermedad, una vez el agente causante entra al organismo, es seguido por un periodo de incubación durante el cual el paciente puede permanecer sin ningún síntoma aparente. En el caso del virus del Ébola, este periodo asintomático varía de 6 a 10 días, con un rango de 2 a 21 días como formas extremas de presentación. Hasta donde conocemos, los pacientes no parecen ser infecciosos durante este período asintomático.

La enfermedad puede iniciar con síntomas muy parecidos a los que otros virus producen: fiebre, escalofríos, malestar general, dolor de cabeza, falta de apetito, dolor muscular, tos, dolor de garganta. Algunos pacientes pueden desarrollar una erupción eritematosa (rojiza) a lo largo de todo el cuerpo, acompañado de síntomas como náusea, vómito y diarrea. Otros síntomas pudieran aparecer de forma tardía durante la enfermedad como son sangramientos en las áreas de venopunción (áreas donde se puncionan las venas para las obtenciones de sangre o colocación de un catéter) y raramente hemorragias francas. Síntomas similares son vistos en los casos de Dengue Hemorrágico, muy conocido en Latinoamérica. De hecho la diferencia mayor entre estas dos enfermedades (Dengue Hemorrágico y Ébola) es su mortalidad y el hecho de que el Dengue es transmitido por la picada de un mosquito.

Estos hallazgos pueden ir acompañados de un descenso de los glóbulos blancos (leucopenia), descenso de las plaquetas (trombocitopenia), elevación de las enzimas hepáticas, anormalidades de las pruebas de coagulación y compromiso del pulmón y riñón. Los pacientes que sobreviven la enfermedad usualmente mejoran después del décimo día.

Algunos aspectos positivos

  1. El organismo causante ha sido conocido por unos 40 años.
  2. La ciencia médica pudo controlar brotes anteriores con medidas de control de infección conocidas y que en su momento han rendido sus resultados, incluso cuando fueron implementadas en regiones menos sofisticadas en cuanto a cuidado médico.
  3. Aun en medio de esta crisis presente, vale la pena mencionar que el brote que comenzó en Nigeria y en Senegal en el mes de Agosto parece estar contenido hasta la fecha a través de la implementación de medidas de control de infección ampliamente conocidas. De hecho, Nigeria tiene más de un mes que no reporta un caso nuevo (Septiembre 5 siendo el último), al igual que Senegal que no ha reportado un caso nuevo desde Agosto 29 del presente año.
  4. En el año 1998 hubo un caso de Ébola en Sudáfrica que no fue tempranamente reconocido y que expuso potencialmente a unas 300 personas. Sin embargo, solamente uno de ellos resultó infectado, debido a la implementación de medidas de control de infección ya conocidas. En el mismo país de Sudáfrica, 35 doctores y enfermeras participaron en el cuidado de dos pacientes con el virus de Marburg (de la misma familia del Ébola). Solamente uno de ellos resultó infectado, a pesar de que estos dos casos no habían sido reconocido como tales[1].
  5. Múltiples laboratorios están trabajando sin parar para encontrar un tratamiento efectivo para la enfermedad, y conocemos de por lo menos dos casos de ciudadanos norteamericanos que fueron trasladados a un hospital en Nebraska donde recibieron anticuerpos monoclonales y respondieron favorablemente. Incluso, uno de ellos experimentó una mejoría significativa entre 20 a 60 minutos. Otros dos casos fueron tratados en Atlanta. Obviamente cada paciente necesita ser individualizado, no sabemos si otros responderán de la misma manera.

Y entonces, ¿cómo reaccionamos?

Este brote tomó al mundo por sorpresa, pero no a nuestro Dios. Su programa marcha indeteniblemente conforme a su sabiduría inescrutable. No hay una pulgada del universo que se escape del control de nuestro Señor.

Para aquellos de nosotros que creemos en un Dios soberano, sabemos que nuestro llamado es a permanecer en la calma en medio de la tormenta, no necesariamente confiando en que la ciencia controlará este brote relativamente pronto o que nosotros no seremos afectados de esta o cualquier otra enfermedad, sino que nuestra confianza ayer, hoy y siempre está en los cielos. Como bien dice el salmista: “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Sal. 46:1).

Seamos nosotros, los creyentes, la voz de la calma en medio de este ciclón humano. Si bien es cierto que aún desconocemos mucho de esta enfermedad, no es menos cierto que el pánico y el desconcierto no nos ayudaría y por el contrario la expresión de confianza en nuestro Dios en medio de la dificultad sería de gran testimonio para la comunidad incrédula.


[1] Gear JS, Cassel GA, Gear AJ, et al. Outbreake of Marburg virus disease in Johannesburg. Br Med J 1975; 4:489.
Gradon J. An Outbreak of Ebola virus; lessons for everyday activities in the intensive care unit. Crit Care Med 2000; 28:284.
Richards GA, Murphy S, Jobson R, et al. Unexpected Ebola virus in a tertiary setting: clinical and epidemiologic aspects. Crit Care Med 2000; 28:240.
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