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Recuerdo, poco tiempo después de mi conversión, lo fascinante que era leer en Éxodo sobre la obra redentora del Señor para con su pueblo Israel. Sin embargo, en aquel momento, para mí esa era solo una historia del Antiguo Testamento y nada más. Nunca pensé que tuviera implicaciones para lo que Dios mismo hizo para redimirme a mí, como parte de su Iglesia, en la persona de Cristo.

La Biblia es un solo libro compuesto de varios libros; una sola historia narrada a través de diferentes historias. Y, ¿cuál es el punto principal de estas historias? ¡De esto es de lo que me gustaría hablar contigo! Empecemos viendo lo que nos dice Pablo en Colosenses:

“Porque quiero que sepan qué gran lucha tengo por ustedes y por los que están en Laodicea, y por todos los que no me han visto en persona. Espero que con esto sean alentados sus corazones, y unidos en amor, alcancen todas las riquezas que proceden de una plena seguridad de comprensión, resultando en un verdadero conocimiento del misterio de Dios, es decir, de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”, Colosenses 2:1–3.

En este pasaje vemos el buen deseo de Pablo de querer estar presente con sus hermanos y hermanas en la fe. Pablo quería estar ahí debido a varios propósitos menores que apuntan al propósito mayor. Los propósitos menores eran (1) que sus corazones fueran alentados, (2) que fueran unidos en amor, lo cual los llevaría a (3) alcanzar todas las riquezas de una plena seguridad de comprensión y de conocimiento. Estos tres propósitos menores nos llevan a conocer el propósito mayor: (4) el misterio de Dios, Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. 

Por lo tanto, las riquezas que surgen de un corazón alentado y unido con los hermanos son la comprensión y el conocimiento del plan de Dios en la persona de su Hijo, Jesús el Cristo (Ef. 1). Así, nuestro mayor deseo no es un corazón alentado, no es la unidad, ni la comprensión o el conocimiento; estos son medios por los cuales buscamos lo mas precioso, el Tesoro Supremo: Cristo mismo.  

Tanto el fundamento como el fin de nuestra búsqueda es Cristo. Él es el Tesoro Supremo. Toda la historia redentora de Dios –desde Génesis hasta Apocalipsis– muestra que Cristo es el fundamento. Cada libro que forma parte de la Biblia apunta al Reino de Dios por medio del Rey Jesucristo, y busca que nuestros ojos estén en Jesús, el autor y consumador de la fe (Heb. 12:1-2).  

Y, ¿qué rama de la teología nos enseña todo esto? La bien-llamada Teología Bíblica. 

Algunas definiciones de teología bíblica

El Dr. Andy Naselli presentó en clase la siguiente definición de la teología bíblica: “Es una manera de analizar y sintetizar la Biblia al hacer conexiones de la salvación histórica y orgánica con el canon completo en sus propios términos, especialmente cómo el Antiguo y Nuevo Testamente se integran y llegan a su clímax en Cristo”.

En esa misma clase, el Dr. Jason DeRouchie ofreció una definición muy similar: “Es analizar y sintetizar lo que la Biblia revela acerca de Dios y sus relaciones con la creación que hacen conexiones orgánicas de la salvación histórica y literaria-canónica con todo el consejo de las Escrituras en sus propios términos, especialmente con respecto a cómo el Antiguo y Nuevo Testamento progresan, se integran, y llegan a su clímax en Cristo”. 

Mi definición quizá es más simple: La teología bíblica es el estudio cuidadoso de la historia redentora de Dios por medio de la Biblia, al hacer una exégesis de cada libro, ver su teología en su contexto, y ver sus conexiones a la luz de todo el consejo de Dios, para así llegar al clímax en Cristo y su exaltación.

Si te das cuenta, estas definiciones tienen mucho en común, pero en especial afirman que todo estudio de la Biblia debe ser cuidadoso en el contexto de cada libro, y su fundamento será ver cómo Cristo es el centro de la historia redentora de Dios.

Tal y como vimos en Colosenses 2:1-3, Pablo enfatiza que Cristo es el misterio de Dios ahora revelado para vindicar la gloria de Dios y redimir a su Iglesia. Por lo tanto, nuestra búsqueda llega a su clímax cuando vemos a Cristo y respondemos correctamente en adoración a Él por medio del Espíritu. La teología bíblica te ayudara a ver cómo Dios usa a su reino por medio de pactos, personas, e imágenes-tipos para que apunten a la venida de su reino por medio de nuestro Rey Cristo, y así ver cómo el León de Judá cumple todo lo profetizado en el Antiguo Testamento, incluyendo su humilde pero obediente muerte como el Cordero inmolado.  

Te animo a que te unas a un grupo de tu iglesia local y en dependencia de Dios oren para que Dios les revele más y más de su gloria en Cristo por medio de su Espíritu Santo. Qué bendición que Dios nos dio su Palabra para que en la gracia comprada por Cristo y aplicada a nosotros por su Espíritu podamos conocerle más y más para así ver su obra en nosotros y por medio de nosotros, para su gloria y el bien de su Iglesia.

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