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Yo soy de los Estados Unidos. De cariño, soy un gringo. Actualmente estoy sirviendo en Guatemala siendo parte de un equipo que está plantando una iglesia en la capital. Cuando se enteran de que estoy haciendo ministerio en Guatemala, muchos me hacen la misma pregunta: “¿No tienen suficientes cristianos allá?”.

De inicio parece ser una buena pregunta. Si ya hay muchos cristianos en algún país, ¿por qué iría un gringo a hacer el trabajo que bien podría hacer un local?  Sin embargo, tengo que confesar que no entiendo completamente la pregunta. ¿Cómo se mira tener “suficientes cristianos”? ¿Hay algún número en particular? Y si hay algún número, ¿por qué seguir plantando iglesias en los Estados Unidos o en otros países que son muy “evangélicos”?

Antes de explicar por qué decidimos como familia servir en un país en Latinoamérica, hay dos conceptos preliminares que son muy importantes para esta conversación.

El problema del imperialismo

Guatemala es un país que fue conquistado por los españoles. Ellos trajeron el Catolicismo Romano a Guatemala y literalmente forzaron a la gente indígena a que practicaran esa religión.

Lastimosamente, hay misioneros del ultimo siglo que han hecho algo similar, exportando una versión del cristianismo americano o europeo, y convirtiendo a la gente a su versión del cristianismo, y no necesariamente a Cristo. Muchos países en Latinoamérica han sido cristianizados, pero no evangelizados.

Para cualquier misionero, en cualquier contexto, es de suma importancia estar constantemente estudiando sus modelos, prioridades y métodos. Fácilmente podemos presentar un evangelio que carga principios de nuestro país, en lugar de contextualizar al país donde estamos, manteniendo las verdades inmutables del evangelio.

Al mismo tiempo, tenemos que reconocer que no tenemos las soluciones a los problemas de este país solo porque venimos de uno más industrializado. Cada nación tiene problemáticas distintas que requieren que el evangelio sea aplicado de una forma única y específica a ese contexto. No estoy en Guatemala porque tengo las soluciones a los problemas en Guatemala. Estoy en Guatemala porque Dios me ha llamado a buscar las soluciones junto a los guatemaltecos.

El problema de las estadísticas

Muchos en el mundo de las misiones hablan de naciones alcanzadas y naciones no alcanzadas. Usualmente, como norma general dicen que si un 2% de la población es evangélica, ese país ha sido alcanzado. El problema es que, como confiesan quienes usaron este porcentaje inicialmente, este número es arbitrario.

Examinar el porcentaje de evangélicos no nos ayuda si no tenemos una buena definición de qué es un evangélico. En Guatemala, por ejemplo, se dice que en la capital hay un 40–50% que se identifican como evangélicos. No obstante, en el último estudio hecho por Pew Forum, se dedujo que 90% de los evangélicos en Guatemala aceptan los principios del evangelio de la prosperidad. Estos principios son herejía, sumamente peligrosos, y están fuera del evangelicalismo ortodoxo. Entonces, ¿qué tan alcanzado es un país como Guatemala?

Como cristianos nosotros deberíamos tener una gran pasión para que todos escuchen el nombre de Cristo. La tarea cristiana es mucho más que la conversión del 2% de un país: es hacer discípulos, enseñándoles a obedecer todo lo que Cristo nos ha enseñado. Hasta que esta tarea no esté cumplida, deberíamos tener a misioneros de todas partes del mundo yendo a todas partes del mundo para la gloria de Dios.

¿Por qué iría un gringo a Latinoamérica a servir como misionero?

1.  Dios nos llamó.

Aunque esto parece algo obvio, creo que es aún más importante de lo que reconocemos. En muchas de nuestras decisiones corremos el riesgo de razonarlo todo. Cuando nos enfrentamos con la decisión de servir en algún otro país, sacamos el mapa y comenzamos a investigar. Nos dimos cuenta que en Latinoamérica, específicamente Guatemala, había un gran número de evangélicos. Esos números sí influyeron el tomar una decisión. Sin embargo, hubo algo más grande que los números que estábamos leyendo. Nosotros tuvimos una paz indescriptible de servir aquí. Pasamos muchos días en oración a solas y como pareja, entregando esta decisión a Dios. Si Él quería mandarnos a Iraq, estábamos dispuestos. Pero Dios siguió poniendo a Guatemala en frente nuestro.

2.  Hablamos español.

A la vez, sí hubo elementos prácticos que influyeron en nuestra decisión. Mi esposa y yo hablamos español. Cuando seguimos la historia de Pablo en el libro de Hechos, vimos que Pablo aprovechó de su trasfondo, su ciudadanía, y sus dones para la misión de Cristo. Cuando le convino usar su ciudadanía romana, la usaba, al igual su trasfondo judío.

Siguiendo el ejemplo de Pablo, investigamos nuestro inventario personal. ¿Cuáles son nuestros dones, talentos y experiencias? Queríamos ser lo más útiles posibles para la misión de Cristo. Yo crecí en México y ya hablaba español desde mi niñez. Ya tenia un entendimiento de una cultura hispana. Mi esposa era una maestra de español en los EEUU. Ella también había pasado tiempo en países en Latinoamérica. Era más que obvio que podríamos mudarnos a algún país en Latinoamérica e inmediatamente involucrarnos en lo que el Espíritu Santo estaba ya haciendo en ese país.

3.  Hacer, madurar, y multiplicar discípulos.

A grandes rasgos, el evangelicalismo en Latinoamérica es muy inmaduro. Se ha hecho mucho trabajo en países como Guatemala para convertir a la gente al evangelicalismo, pero no se ha llevado a cabo el hacer discípulos. Lo que ha faltado es el hecho de madurar discípulos y multiplicar a esos discípulos maduros. En Latinoamérica, se ha multiplicado el evangelicalismo rápidamente, pero es un evangelicalismo inmaduro, inconsciente de los conceptos que está creyendo sin fundamento bíblico e histórico.

4.  Ayudar a madurar a la iglesia guatemalteca

Igualmente, queremos hacer discípulos Guatemaltecos, discípulos chapines. El punto no es hacer conversos de una formula cristiana que usamos en los Estados Unidos, sino que dejar que el evangelio, a través del Espíritu Santo, forme discípulos que expresan su Cristianismo con modelos específicos a su propio contexto. Obviamente van a haber muchas cosas similares. Al mismo tiempo, van a haber grandes diferencias.

Nosotros decidimos desde el principio que nuestra tarea es laborar al lado de, y sometiéndonos a, guatemaltecos maduros, para ayudar a llevar acabo la misión de hacer, madurar y multiplicar discípulos guatemaltecos.

No venimos a un país donde el evangelio es un mensaje ajeno. Vivimos en un lugar donde el mensaje de Cristo es algo común. No podemos solamente venir e inmediatamente empezar a predicar. Tenemos que pasar mucho tiempo aprendiendo y escuchando a los cristianos en Guatemala. Tenemos que tener mucho cuidado en presentar conceptos evangélicos por el riesgo de repetir lo que se ha hecho por siglos por el imperialismo. Al mismo tiempo, tenemos que saber claramente cuál es la verdad del evangelio, y cuáles son las aberraciones del evangelio que existen en este país, de la misma forma que lo haríamos si viviéramos en los EEUU.

Un cambio de perspectiva para el futuro

Lo que Latinoamérica requiere en este siglo es un cambio de perspectiva del lado de los misioneros. Ya no necesita a misioneros que tienen las soluciones. Lo que los países en Latinoamérica necesitan es de cristianos maduros que estén dispuestos a escuchar a los creyentes de ese país, fortalecer y ayudar a madurar a esos cristianos, aportar los dones y talentos que ellos tienen, y estar dispuestos a trabajar y crecer al lado de cristianos de esa misma nación.

Nosotros no venimos a este país porque somos necesarios, ni mejores. Nosotros estamos en este país porque Dios nos ha llamado a vivir nuestra vida cristiana en Guatemala, teniendo una presencia fiel y madura para nuestra comunidad. No porque Dios hará algo a través de nosotros que no podría hacer si no estuviéramos, sino porque Dios trabajará en Guatemala, en los Estados Unidos, y en nuestra familia, a través de cristianos que se someten a su evangelio y lo compartan dondequiera que vayan.

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