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Sé que es imposible, pero desearía que viajar a través del tiempo estuviera disponible al público. ¿Por qué? Porque tengo unas cuantas cosas que querría decirle a mi versión más joven, al Dave de antaño. Me diría a mí mismo que las computadoras no son una “moda pasajera”. También mencionaría que tal vez sería sabio invertir en una pequeña compañía llamada “Google”. Ah, y también me aconsejaría a mí mismo no comer tanta pizza y comer más ensaladas. Bueno, tal vez no… esto último probablemente no lo diría.

Pero me encantaría decirle al Dave de ayer unas cuantas cosas sobre el ministerio pastoral. He estado en el ministerio por mucho tiempo ya, más de 28 años. A través de las décadas, he aprendido algunas cosas que querría haber sabido cuando era un pastor joven.

Pastorear se trata primeramente de la gente

Yo era una persona muy motivada, impaciente, que no necesariamente tenía tiempo para la gente y sus problemas. Era fácil pensar en pastorear en términos de dirigir, implementar programas o predicar, en vez de estar envuelto con la gente. Pero la realidad es que pastorear significa estar íntimamente envuelto en la vida de las personas; ¡significa pastorear sus almas! Pedro dijo, “pastoread el rebaño de Dios entre vosotros” (1 Pedro 5:2). Pablo dijo, “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre” (Hechos 20:28).

Para ser un pastor fiel, tienes que cuidar de las ovejas.

Al principio, ni siquiera advertí este detalle. Recuerdo cuando un miembro de la iglesia se sintió más “administrado” que pastoreado después de una sesión de consejería. Él vino buscando un pastor que lo cuidara; lo que encontró fue un “mecánico de almas”, buscando hacer una reparación.

D.Martyn Lloyd-Jones dio en el clavo cuando dijo, “Que uno ame predicar es una cosa, pero amar a la gente a quien uno le predica es otra”. Si yo pudiera tomarme un cafecito con el Dave de ayer, le hablaría sobre lo que significa “amar a la gente a quien uno le predica”.

Pastorear está dirigido a gente quebrantada

Jesús dijo, “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos” (Mateo 9:12). En otras palabras, le diría al Dave más joven que no se trta solo de que la gente viene buscando ayuda, sino que la gente viene buscando ayuda y también lleva a cuestas su bagaje emocional. Vivimos en un mundo quebrantado, donde el pecado y la enfermedad distorsionan la imagen de Dios y defraudan a los seres humanos. Causan problemas a la gente y convierten a la gente en problemas. El ministerio pastoral no sucede en el Edén. Sucede en las trincheras desordenadas de un mundo caído. La gente viene adonde los pastores arruinada por los efectos del pecado.

Yo no lo entendía. Por lo menos no al principio. Pero Dios fue fiel, y la realidad irrumpió en la noción que yo tenía de qué era pastorear. Recuerdo que sucedió mientras aconsejaba a una mujer deprimida, quien no mejoraba al memorizar los pasajes que le recomendé. Afortunadamente para mí, hubo pastores mayores que yo que estuvieron listos para cuestionar mi punto de vista y estrechez de mente. Comencé a ver cuán complejo es el quebrantamiento y cómo los pequeños detalles no pueden ser tan fácil y rápidamente catalogados. Comencé a entender que ésta es la razón por la cual Dios creó a los pastores.

Es un instante de iluminación divina cuando un líder se da cuenta de que, “oh, de esto se trata el ministerio”. Usualmente no pensamos en el pastorado de esa manera. Lo imaginamos tal vez más romántico, y nos vemos a nosotros mismos en un salón o detrás del púlpito con música suave de fondo mientras nuestros labios profieren elocuentes palabras.

Pero en realidad el ministerio es algo muy confuso, ¡y cómo no! No somos aún lo que seremos. Yo sé que yo no lo soy. Por eso necesito el evangelio cada día. Por eso necesito –todos necesitamos– pastores.

Desearía haber aprendido eso antes.

Pastorear es sufrir

2 de Corintios 4:7-12 nos abre una ventana a la realidad del sufrimiento en el ministerio. Pablo describe su ministerio en términos de estar afligido, perplejo, perseguido y derribado. No es exactamente tu mejor vida ahora. Pero Pablo establece que Dios no tan solo obra todas las cosas para el bien de Pablo, sino también para el bien de la gente a la cual Pablo sirve (2 Corintios 1:7).

Es fácil para los pastores jóvenes esperar un rumbo diferente en el ministerio pastoral: pensar solamente en los aspectos públicos y glamorosos del ministerio. Pero el ministerio es un trabajo arduo. No es para los débiles de ánimo. Sólo un siervo sufriente puede verdaderamente servir a la gente que sufre. Cuando un pastor toca la oscuridad, aprende a encontrar la luz. Entonces aprende a repartirla a otros.

En algún punto del camino comencé a ver esto con más claridad. Comencé a entender que si quería experimentar el poder de Su resurrección, tendría que participar de Sus sufrimientos (Filipenses 3:10).

Creo que esta ha sido la lección más dura, y probablemente la más sorprendente.

Conclusión

A menos que un Condensador de Flujo (si no sabes lo que es, ¡debes ver “Volver al Futuro”!) se convierta en realidad en el futuro cercano, no podré hablar con el Dave de antaño. Pero puedo hablar contigo, y tú quizás puedes aprender más rápido que alguien que fue lento para aprender. Espero que te ayude a ver el ministerio de manera más sobria. Aún más que eso, espero que te ayude a ver a un Salvador que redime nuestros errores, para que un tipo lento como yo pueda decir “yo muy gustosamente gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré” (2 Corintios 12:15) por aquéllos a quienes amo.

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