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¿Cuál era la política de “un solo hijo” en China?

En un intento de limitar el crecimiento demográfico, China implementó una política a finales de 1970 que prohibían a las familias tener más de un hijo (no había, sin embargo, sanciones para los nacimientos múltiples, como gemelos o trillizos). Sin embargo, con los años numerosas excepciones han sido permitidas, y en 2007 la política solo restringió el 35.9% de la población a tener un hijo.

¿Cuál es la nueva política?

A partir del próximo marzo, se ratificará un cambio en la ley actual de planificación familiar que permitirá que las familias tengan dos hijos.

¿Por qué China implementó una política de este tipo?

Durante la década de 1960-70, la idea de la sobrepoblación se popularizó en Occidente a través de obras como la de Paul R. Ehrlich The Population Bomb (“La bomba poblacional”) y publicaciones como Limits of Growth (“Los límites del crecimiento”) producidos por el Club de Roma. En 1978, un científico militar chino llamado Song Jian reunió a defensores del control de población durante una conferencia en Helsinki y se familiarizó con el trabajo del Club de Roma (que había comenzado, en ese momento, a quedar desacreditado en Occidente).

Song vio a la población como un problema que ameritaba atención mediante la aplicación de sus conocimientos matemáticos formidables. Como dice Robert Zubrin, Song “propuso que la población del país se considerara una entidad matemática, como la posición de un misil en vuelo, cuya trayectoria podría ser optimizada por la entrada de una serie de directivas calculadas correctamente”.

Aunque Song no tenía experiencia en el área de la demografía (se basó casi exclusivamente en los supuestos de grupos occidentales como el Club de Roma), se benefició del prestigio de ser un científico en China. Como explica Susan Greenhalgh, “En 1978 Song… Se había unido a una pequeña clase de científicos de élite, expertos de defensa estratégica cuya brillantez nativa, contribuciones a la defensa nacional, y la lista de elogios de los mejores científicos y políticos le llevó a hablar con originalidad y autoridad en cualquier tema y llamar la atención”.

Basado en su propia fórmula, Song calculó que para el 2080 la población deseada de China tendría que ser alrededor de 650-700 millones; aproximadamente dos tercios de la población del país en 1980. La solución propuesta por Song y sus colegas, como dice Greenhalgh, fue una política rápida de tener un solo niño (yitaihua). Al líder chino de ese entonces, Deng Xiaoping, le gustó la idea y la comenzó a implementar como una política formal en 1979.

¿Cómo se implementó?

Las comisiones de Población y Planificación Familiar, que existen tanto a nivel nacional como local, son los responsables de hacer cumplir las restricciones de los niños. Las comisiones utilizan una combinación de incentivos (por ejemplo, beneficios fiscales, tratamiento preferencial para los trabajos del gobierno), castigos (por ejemplo, multas monetarias), y la coacción (por ejemplo, abortos forzosos y esterilizaciones masivas) para hacer cumplir la política.

La implementación resultó ser lucrativa para el gobierno chino: Pekín ha dicho que el gobierno recauda alrededor de US$3 mil millones al año en honorarios relacionados.

¿Cuáles fueron los efectos de la política?

El efecto directo de la política, de acuerdo con los planificadores familiares de China, ha sido la prevención de 400 millones de nacimientos (casi la población total de los Estados Unidos y Canadá). Indirectamente, la política ha llevado a un gran desequilibrio en la proporción de sexos.

Hace varios años, en un discurso ante las Naciones Unidas, el demógrafo Nicholas Eberstadt señaló que hay un “exceso leve pero constante y casi invariable de los bebés varones nacidos en cualquier población”. El número de niños bebés nacidos por cada cien niñas bebés –el cual es tan constante que puede calificar como una “regla de la naturaleza”– recae en un rango muy estrecho a lo largo del orden de 103, 104 o 105. En raras ocasiones aun alrededor de 106.

Estas proporciones sexuales varían ligeramente basada en el origen étnico. Por ejemplo, las tasas en los Estados Unidos en 1984 fueron los siguientes, blanco: 105.4; negro: 103.1; Indoamericano: 101.4; chino: 104.6; y japonés 102.6. Tales variaciones, sin embargo, siguen siendo pequeñas y bastante estables en el tiempo.

Pero Eberstadt encontró que durante la última generación, la proporción de sexos al nacer en algunas partes del mundo, especialmente en China, se han tornado “completamente desquiciada”. Él proporciona este gráfico que muestra las provincias de China en el año 2000:

Las líneas rojas indican dónde las tasas deberían basarse en lo que es natural, biológicamente posible. Sin embargo, en una serie de provincias chinas con poblaciones de decenas de millones de personas, la proporción de sexos reporta rangos de nacimiento de 120 niños por cada 100 niñas hasta más de 130. Eberstadt señala que este es “un fenómeno sin precedentes naturales en la historia humana”.

La razón del desequilibrio es una preferencia abrumadora por los hijos varones, combinados con el uso de la tecnología de la determinación prenatal del sexo, junto con el aborto por motivos de género. Debido a que a las familias chinas se les permite tener solo un hijo, muchos simplemente tienen un aborto si es una niña, evitando así tener que “malgastar” su cuota en niñas.

¿Por qué se ha cambiado la política ahora?

El cambio de política tiene la intención de equilibrar el desarrollo de la población y hacer frente al reto de una población que envejece, de acuerdo con un comunicado emitido por el gobierno chino. La población de edad avanzada creciente es una amenaza para la estabilidad económica y social en el país. Como explica Alex Coblin:

Con casi 120 millones de personas mayores de 65 años en el 2010, la población de edad avanzada de China se prevé que sea más del doble a casi 300 millones en 2035. El envejecimiento de la población de China se está produciendo al ritmo más rápido y de mayor magnitud en el mundo, superando a la de Japón. Sin embargo, el PIB per cápita de China sobre una base de paridad de poder adquisitivo es solo una fracción que la de Japón, apenas un tercio; y la red tradicional de la familia, que apoyó a la población envejeciente de China en el pasado, se ha atenuado y tendrá que luchar para apoyar a un gran grupo de personas mayores.

¿Qué efecto se espera que el cambio tenga en China?

Es probable que el cambio no tenga mucho efecto en la solución del problema demográfico o en el alivio de los horrores morales que han resultado de la política.

La razón principal de que no es probable que haga mucha diferencia es que la mayoría de los ciudadanos chinos no se oponen a la política. De hecho, en 2008, una encuesta de Pew Research encontró que aproximadamente tres de cada cuatro chinos (76%) aprueba la política. Una encuesta más reciente en China encontró que 40.5% dijo que tendrían un segundo hijo, el 30.4% dijo que tendría otro bebé, y el 29.1% dijo que la decisión dependerá de la situación económica y familiar.

Después de 40 años de disuadir a sus ciudadanos para no cumplir con el mandato cultural de “sean fecundos y multiplíquense” (Gen. 1:28), el gobierno comunista pronto descubre que no será tan fácil de revertir los efectos de su política inmoral.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Andrés Contreras.
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